Ind¨ªgnate y reacciona
Donde gobiernan, ya asoman su colmillo de lobo feroz: recortan los gastos sociales y dan severas dentelladas a la sanidad y a la educaci¨®n p¨²blicas.
La derecha no se corta. Subidos a la ola neoliberal que arrasa Europa, los conservadores espa?oles aplican cada vez con mayor rigor las recetas del capitalismo salvaje, el mismo que provoc¨® la crisis.
Las ¨²ltimas noticias llegan de Catalu?a y Valencia. El Gobierno de Artur Mas pega un tijeretazo de 1.000 millones de euros a la sanidad p¨²blica. Se cierran plantas hospitalarias y quir¨®fanos. El ciudadano ser¨¢ atendido m¨¢s tarde y m¨¢s lejos de su casa. M¨¢s de 3.000 interinos ser¨¢n despedidos de la ense?anza p¨²blica. El conseller de Salud, Boi Ruiz, argumenta: "La visa no da para m¨¢s".
En Valencia, Francisco Camps, mientras plancha sus trajes para el d¨ªa que se siente en el banquillo de los acusados, prepara una oleada de privatizaciones y despidos de trabajadores p¨²blicos. La sanidad tiene una deuda de 1.300 millones. Proveedores de servicios sanitarios no cobran desde hace tres a?os. Planea privatizar la gesti¨®n de los grandes hospitales.
El pasado lunes se cumplieron 25 a?os de la universalizaci¨®n de la atenci¨®n sanitaria p¨²blica y gratuita para todos los espa?oles, decretada por un gobierno socialista. Hoy, la derecha quiere imponer el copago. El conseller Ruiz va m¨¢s all¨¢: recomienda los seguros m¨¦dicos privados. La oveja tira al monte: Ruiz era dirigente de la patronal hospitalaria antes de incorporarse al gobierno de CiU.
En el otro gran pozo del poder, el del dinero, se respira el mismo aire viciado.
Mientras los salarios de los grandes ejecutivos espa?oles crecen un 15% en plena crisis, y los consejeros de empresas del Ibex 35 cobran de media 2,3 millones de euros al a?o, un trabajador espa?ol gana 21.883 euros, la mitad que sus vecinos europeos.
A los directivos de Telef¨®nica les reparten un incentivo de 565 millones de euros, mientras dise?an un ERE para despedir a 6.000 trabajadores, el 20% de su plantilla en Espa?a.
La lista de agravios y provocaciones se har¨ªa interminable. No hay m¨¢s que echar un vistazo a los titulares del d¨ªa.
?Qu¨¦ hacer? Es hora de pasar a la acci¨®n, recomienda St¨¦phane Hessel, autor del revulsivo ?Indignaos! (Editorial Destino), en el pr¨®logo de otro alegato contra el conformismo, Reacciona (Editorial Aguilar), reci¨¦n publicado en Espa?a.
As¨ª lo ha entendido una veintena de organizaciones sociales que el pasado martes presentaron en Sevilla el manifiesto Compromiso social para el progreso. El documento, suscrito por los sindicatos UGT y CC OO y otras asociaciones de mujeres, vecinos y consumidores, es "la primera parada de un largo recorrido... en defensa del modelo social y participativo que la ciudadan¨ªa de este pa¨ªs ha construido en las ¨²ltimas d¨¦cadas de vida democr¨¢tica".
No es hora de dormirse. Porque "una campa?a planificada" para denigrar a estas organizaciones, de manera especial a los sindicatos de clase, ha comenzado. A¨²n recuerdo el diluvio de insultos lanzados por los cornetas del apocalipsis (Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo dixit) contra los l¨ªderes sindicales durante la huelga general del 29-S: resentidos, vagos, incompetentes, marabunta descivilizadora y anticapitalista, retr¨®grados, pandillas facinerosas, hordas de politicastros, chulos y macarras, c¨¢ndidos zampabollos, barbarie sacamantecas, d¨¦spotas, mafia sindical...
La derecha no solo recorta las pol¨ªticas sociales, sino que insulta y agrede a quienes las defienden. El objetivo es claro. Como recoge el manifiesto, pretenden que "la ciudadan¨ªa quede relegada, no participe, se mantenga al margen o quede desorientada".
Para que todo el poder caiga en sus manos y puedan hincar el colmillo a placer en los restos del Estado del Bienestar.
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