La perdiz y la cruz

Eduard Punset, de 75 a?os, abogado, exeurodiputado y ahora c¨¦lebre divulgador cient¨ªfico, ha visto y vivido mucho. Y ayer se salt¨® el protocolo y lanz¨® una cr¨ªtica metaf¨®rica contra el nacionalismo en la ceremonia de entrega de la Creu de Sant Jordi por parte del Gobierno de Artur Mas. Tras recibir el galard¨®n, Punset tom¨® la palabra en nombre de los 44 homenajeados y habl¨® de su nostalgia cuando vivi¨® 20 a?os en el extranjero y del mejor recuerdo que guardaba: el ruido que hac¨ªan las perdices -hizo una onomatopeya- cuando iban a ser cazadas. "Y aprend¨ª que cuando un pueblo se encierra, se acaba asfixiando, fabrica menos neuronas y acaba muriendo en manos de otros", a?adi¨®.

El auditorio pas¨® de la sonrisa inicial por el uuuh, uuuh de las perdices al estupor por la andanada. Mas, que distingui¨® entre otros a la soprano Montse Figueras, replic¨® a Punset asegurando que los galardonados lo son tambi¨¦n por "servir y defender a un pa¨ªs y una identidad concreta". El acto, enrarecido, conclu¨ªa y el ex presidente Maragall se levant¨® y no esper¨® a que una coral entonara Els segadors para acercarse a Mas y al consejero Mascarell.

Ya en el Pati dels Tarongers, Jordi Petit, expresidente de la Coordinadora de Gais y Lesbianas, distinguido con la cruz en 2008, anunci¨® que no se la va a colgar m¨¢s del cuello. Petit abandon¨® un momento el Sal¨® Sant Jordi cuando Josep Antoni Durani Lleida, portavoz de CiU, fue condecorado -por su condici¨®n de exeurodiputado-, y tach¨® de indigno que tenga el galard¨®n cuando "cree que la homosexualidad es una enfermedad". Duran, protagonista empa?ado, no contest¨®. Mientras, en la calle, 50 sanitarios protestaban golpeando cacerolas.