Magia literaria, chascarrillo pol¨ªtico
Empujones para hacerse fotos con los Reyes, un 'gin-tonic' antes del discurso, y charlas entre presidentes animaron la ma?ana del Cervantes
En la ma?ana complutense de cada primavera en Alcal¨¢, la abigarrada tropa de maceros, tunos, reyes, presidentes, alcaldes, ministros, altos cargos y cargos medios, escritores (siempre tirando a pocos, qu¨¦ curioso, aunque all¨ª estaba Bouso?o), acad¨¦micos, profesores, militares, curas, periodistas y camareros fueron desapareciendo del jard¨ªn como el agua en un desag¨¹e: dando vueltas y m¨¢s vueltas antes de enfilar la puerta de salida.
Hab¨ªa como una renuencia perezosa a abandonar los soportales y a aparcar las copas de vino, y hasta puede que el motivo fuera doble, enti¨¦ndase, por un lado el inequ¨ªvoco efecto salv¨ªfico del sol de primavera sobre tanta cabeza abotargada por el des¨¢nimo y la melancol¨ªa ambiente; y por otro, las ganas que unos y otras ten¨ªan de seguir comentado un discurso, el de Ana Mar¨ªa Matute, que apenas una hora despu¨¦s de ser pronunciado ya proyectaba sobre la concurrencia la extra?a sensaci¨®n de haberse convertido en algo hist¨®rico: una vida contada en cosa de 20 minutos. "Lo mejor que he escuchado en todas las veces que he asistido al Cervantes". Palabra de muchos. Incluido un presidente de Gobierno.
Como suele suceder en d¨ªas as¨ª, en los corrillos se alternaban los ejercicios de emoci¨®n impostada con los gestos de frivolidad sincera. Vamos, que unos pon¨ªan la boca as¨ª, redondita y abierta como la de un rodaballo, para dictar su erudita loa sobre los discursos del d¨ªa (otros, otras, gracias a Dios, charlaban de ello en tono y con cara normal, no como si hubieran descubierto no se sabe qu¨¦ nuevo Shangri-La), y otros directamente acosaban a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y a Sonsoles Espinosa -y hasta a la mism¨ªsima Reina Sof¨ªa y al mism¨ªsimo Rey Juan Carlos, que ya es acosar- para hacerse fotos con ellos como si de un viaje en grupo al santuario de Covadonga se tratara. El pueblo, aunque sea el pueblo de la cultura, se acerca a sus pr¨ªncipes y no sabe refrenar el impulso natural de la inmortalizaci¨®n del momento, la cosa no falla. Y eso que ayer no estuvo la princesa Letizia, que es de verdad a quien suele ir a ver el pueblo reunido ante las vallas de protecci¨®n con motivo de estos grandes eventos.
Y mientras, la Matute, a su aire. A bordo de su silla de ruedas, copa de vino en ristre, elegant¨ªsima dentro de un precioso vestido de color hielo, sonriendo con timidez a quien se le acercara, aceptando cumplidos, mirando hacia abajo como esas ni?as asombradas de las que escribe y para las que escribe, esa anciana que no sabe escribir discursos o eso dice ella, esa escritora que sigue pregunt¨¢ndose por qu¨¦ a muchos la palabra felicidad les resulta tan sospechosa...
Nacer, inventar invenciones de papel, vivir largamente y afrontar con temple las rectas finales de la existencia: lo suficiente para ser feliz, a pesar de las tempestades recurrentes. Esa parece haber sido la filosof¨ªa de vida de aquella muchacha en calcetines que un d¨ªa se atrevi¨® a poner sobre la mesa del escritor y editor Ignacio Agust¨ª aquella libreta cuadriculada de tapas de hule negro escrita a bol¨ªgrafo: su primera novela.
"Ha estado estos d¨ªas emocionada y nervios¨ªsima con lo del discurso, y hoy, cuando he ido a despertarla a las ocho, ya estaba despierta... Claro, para ella este d¨ªas es como el colof¨®n a una vida", comentaba Juan Pablo, su hijo y escudero. Por si acaso, y para aplacar las fauces del desasosiego, la mujer del d¨ªa inaugur¨® su jornada de Premio Cervantes en la cafeter¨ªa del paraninfo universitario, seg¨²n se mira a mano izquierda, afrontando un fresquito gin-tonic, porque como bien es sabido, ancha es Castilla.
Y luego est¨¢ lo que, en este tipo de actos, se cuentan los pol¨ªticos unos a otros. Y hete aqu¨ª que en una de estas, mientras el presidente Zapatero depart¨ªa animadamente con la presidenta Aguirre, irrumpi¨® en el corrillo Tom¨¢s G¨®mez. Y el candidato a ser presidente en lugar de la presidenta le dijo al otro presidente, que iba de frac: "?Presidente, pero qu¨¦ guapo te has puesto!". Y a la presidenta: "?Presidenta, que el a?o que viene me toca a m¨ª!". A lo que la presidenta le respondi¨®: "?Bueno, Tom¨¢s, para que est¨¦s a la altura de c¨®mo ha estado hoy la ministra, te falta mucho!". Quienes asistieron a la escena tragaron saliva y dijeron algo as¨ª como ?glup!
"La ministra" no era otra que la de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, cuyo discurso de loa de la Matute fue muy comentado, y para bien, especialmente por el presidente del Gobierno y por la presidenta de la Comunidad de Madrid. "La cultura es el lugar donde est¨¢n las fuerzas que que pueden cambiar la realidad", Gonz¨¢lez-Sinde dixit.
Babelia
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