Diez detenidos, dos de ellos guardias civiles, por ayudar a narcotraficantes
La polic¨ªa investiga la entrada de hach¨ªs por la costa desde hace siete meses
La polic¨ªa de Huelva mantiene abierta la investigaci¨®n que hace dos meses permiti¨® desarticular una compleja organizaci¨®n que proporcionaba cobertura mar¨ªtima y terrestre a los grupos de narcotraficantes en la costa onubense para introducir con "seguridad" hach¨ªs en Espa?a. El juzgado de Primera Instancia e Instrucci¨®n 2 de Ayamonte ha levantado el secreto de sumario decretado sobre la operaci¨®n, dirigida por la Brigada de Estupefacientes de la polic¨ªa, que se ha saldado con la detenci¨®n de 10 personas, todas de la provincia onubense, entre ellas dos guardias civiles y un vigilante de seguridad destinado en la Agencia Tributaria que trabajaba en el muelle del Tinto, desde donde vigilaba los movimientos de las patrulleras de Aduanas.
La participaci¨®n de los guardias civiles y del vigilante de seguridad era crucial para que la red lograra sus objetivos, ya que se serv¨ªan de sus cargos para ofrecer "seguridad total" a los narcotraficantes. A cambio recib¨ªan supuestamente "dinero o regalos", seg¨²n destac¨® ayer el comisario de la polic¨ªa, Francisco Dur¨¢n. La organizaci¨®n presentaba una alta especializaci¨®n y empleaba avanzados sistemas tecnol¨®gicos y dispositivos de localizaci¨®n para mantener bajo control los movimientos de veh¨ªculos y embarcaciones de la Guardia Civil y de Aduanas.
"Esa seguridad total permit¨ªa a los narcos realizar sus alijos con total impunidad. Ten¨ªan controlados los veh¨ªculos policiales de la zona costera y hab¨ªan provocado da?os en el SIVE con lo que se establec¨ªa una zona oscura que facilitaba el desembarco de la droga", explic¨® Dur¨¢n.
Los agentes se han incautado en sendas operaciones de m¨¢s de 3.500 kilos de hach¨ªs y estudian otros alijos por si pertenecieran igualmente a esta organizaci¨®n. La investigaci¨®n, que ha durado m¨¢s de siete meses, ha permitido la detenci¨®n de los m¨¢ximos responsables de la red y su modus operandi. El cabecilla era un hombre de 33 a?os, vecino de El Rompido (Cartaya), que ten¨ªa relaci¨®n con narcotraficantes de la zona.
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