?Esc¨¢ndalo en el Bernab¨¦u?
En Cien a?os de soledad Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez se?ala que en aquellos tiempos de su incre¨ªble historia las cosas eran tan recientes que hab¨ªa que buscarles nombre. Guardando las debidas distancias entre la imaginaci¨®n de Gabo y la imaginaci¨®n de Mourinho, en eso podr¨ªa pensarse cuando se escuch¨® hablar al entrenador del Real Madrid de lo que hab¨ªa ocurrido el mi¨¦rcoles por la noche en el Bernab¨¦u.
Pues Mourinho caus¨® un esc¨¢ndalo y luego habl¨® de lo que hab¨ªa ocurrido como si esa palabra no la hubiera impuesto ¨¦l sobre la cosa que hab¨ªa sucedido. El esc¨¢ndalo lo trajo ¨¦l, lo produjo, lo aliment¨®, y lo calific¨® luego para arrojarlo contra sus cr¨ªticos. En primer lugar, subvirti¨® de manera grave el filamento sentimental e hist¨®rico del juego de su equipo, que jam¨¢s hab¨ªa abordado un partido de Copa de Europa amarrando a sus futbolistas como si tuvieran un cors¨¦ est¨¦tico y como si dispusieran de un manual de ataque propio de los gladiadores.
El Madrid no es como Mou, pero corre el riesgo de ser fagocitado por estos modos
Con ese libro de estilo en las manos, estos profesionales de la plantilla abordaron un partido en el que el contrincante segu¨ªa indicaciones que forman parte de un lenguaje ya aprendido. Para llevar a cabo su estrategia de ataque fulgurante y de amedrentamiento de los futbolistas amanerados de Guardiola, Mourinho situ¨® a Pepe como ariete de sus intenciones, y ¨¦ste se tom¨® tan a pecho las instrucciones que consider¨® que pod¨ªa hacer falta a un contrario incluso cuando ¨¦ste no ofreciera peligro alguno. Y ah¨ª se arm¨®, porque el ¨¢rbitro estuvo m¨¢s cerca de lo rojo que de lo amarillo, sutileza en cuya conveniencia no todas las autoridades est¨¢n de acuerdo.
Como se le desvanec¨ªa su esquema, la mente veloz del portugu¨¦s se olvid¨® por completo de su funci¨®n (al fin y al cabo tan institucional como las de aquellos a quienes quiere suplantar) y se dedic¨® a ridiculizar la decisi¨®n arbitral. As¨ª que Pepe se fue a la ducha y ¨¦l se fue a la grada.
?Esc¨¢ndalo? Lo produjo ¨¦l, y luego le puso nombre. El Real Madrid no es como Mourinho, resistir¨¢ como instituci¨®n (y como f¨¢brica de f¨²tbol) igual que resisti¨® en el pasado otras t¨¢cticas que olvidaban la historia. Pero s¨ª corre el riesgo este club gigante de ser fagocitado por estos modos que hallaron su ep¨ªtome en esa estrafalaria rueda de prensa en la que el entrenador monolog¨® a su favor y aprovech¨® para volver a ridiculizar a su oponente, de nombre Guardiola. Sin entender, quiz¨¢, que el roto del mi¨¦rcoles tiene su origen cercano en la burla que hizo de Pep. ?Esc¨¢ndalo en el Bernabeu? Si mirara m¨¢s all¨¢ de s¨ª mismo, Mourinho podr¨ªa vislumbrar un verdadero esc¨¢ndalo, el que supone que ¨¦l crea que ¨¦l mismo es el Real Madrid, hasta que le digan que el equipo vale m¨¢s que los vocablos que inventa para limpiarse culpas.
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