Jacint Humet i Palet, empresario catal¨¢n y pol¨ªtico progresista
Ha muerto al borde de cumplir 90 intensos a?os Jacint Humet i Palet, un barcelon¨¦s muy singular. Y al mismo tiempo muy simb¨®lico de un segmento notable, pero poco nutrido, de esta sociedad, el de los empresarios-progres. Fundador y presidente de Humet Textil, SA, incorpor¨® el dise?o ¨²ltimo a sus tradicionales toallas El Oso. Con la misma precisi¨®n que por su oficio, y seguramente mayor pasi¨®n, adquiri¨® muchos compromisos c¨ªvicos, algunos bastante inc¨®modos para un burgu¨¦s racionalista. Casi todo lleg¨® a partir del aldabonazo que para su generaci¨®n de cat¨®licos supuso el Concilio Vaticano II y el movimiento posconciliar, trufado por la rebeli¨®n de sus j¨®venes cachorros y por la progresiva decadencia de la dictadura. Humet particip¨® en cuantas iniciativas aperturistas y rupturistas se cocieron en esos ambientes: desde el c¨ªrculo catal¨¢n de amigos de los promotores de Cuadernos para el Di¨¢logo, hasta la organizaci¨®n de Just¨ªcia i Pau [Justicia y Paz], enrol¨¢ndose despu¨¦s en el movimiento de Cristians pel Socialisme [Cristianos por el Socialismo] que animaban Alfonso Carlos Com¨ªn y el cura Garc¨ªa-Nieto.
Sin dejar de ser empresario, pas¨® a militar en las filas socialistas. Fue elegido por Barcelona en las listas del PSC de la primera legislatura municipal. Desempe?¨® la Concejal¨ªa de Circulaci¨®n entre 1979 y 1983, afanoso por aplicar modernos criterios de gesti¨®n a su ¨¢mbito de responsabilidad p¨²blica. Y nunca dej¨® de aportar su empuje a distintas iniciativas sociales, como "La tercera edat per al Tercer M¨®n" [La tercera edad por el Tercer Mundo], ONG que propicia el aprovechamiento de los conocimientos de la gente mayor en proyectos de cooperaci¨®n con el mundo no desarrollado. Su precisi¨®n de raigambre catalana combin¨® con el extraordinario olfato humano de una asturiana en¨¦rgica de genes liberales, Lourdes Cienfuegos-Jovellanos, con la que tuvo un ej¨¦rcito de hijos, desparramados en actividades de lo m¨¢s convencional a lo m¨¢s ins¨®lito: de la medicina, la abogac¨ªa y la universidad, al dise?o de interiores y la alimentaci¨®n, pasando por el fomento del esperanto.
Aunque ella muri¨® muy joven, tuvieron tiempo de ofrecer su hogar a las m¨¢s dispares conspiraciones, encuentros y proyectos. El propio edificio barcelon¨¦s en uno de cuyos pisos se apelmazaban los Humet era una categ¨®rica definici¨®n de estilo: dise?ado en el m¨¢s puro canon racionalista por el arquitecto republicano Germ¨¢n Rodr¨ªguez Arias (que levantar¨ªa las residencias de Neruda en Santiago de Chile y en Isla Negra), abunda en austeridad, marca de la tribu que compart¨ªan visitantes como el escultor Alexander Calder y vecinos como el poeta Pere Quart. Mucho despu¨¦s, Jacint Humet emparej¨® con Merc¨¨ Roca y duplic¨® la n¨®mina de la siguiente generaci¨®n. Sonre¨ªa. Ahora se ha ido delicada, sobriamente, con todo ya dispuesto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.