Trenes que no cruzan fronteras
El incremento de las barcazas que intentan llegar desde los puertos de T¨²nez y Libia a las costas de Lampedusa o Malta ha desencadenado una pol¨¦mica que estall¨® el domingo 17 de abril cuando el prefecto franc¨¦s de Alpes Mar¨ªtimos orden¨® a la SCNF detener el tr¨¢fico ferroviario procedente de la localidad italiana fronteriza de Vintimiglia en direcci¨®n a Menton, la ciudad francesa lim¨ªtrofe. El Gobierno italiano hab¨ªa criticado la insolidaridad francesa (y alemana, por cierto) por no acceder a repartir la carga de m¨¢s de 25.000 personas llegadas a Italia desde el comienzo de la revoluci¨®n democr¨¢tica en T¨²nez y la guerra en Libia. Ahora, Italia denuncia enf¨¢ticamente una grave violaci¨®n del principio de libre circulaci¨®n en el espacio Schengen. Por su parte, Francia alega que ya denunci¨® la decisi¨®n italiana de otorgar permisos temporales extraordinarios a inmigrantes ilegales, encaminada a lograr que los que hab¨ªan llegado a Italia pasaran a otros pa¨ªses de la UE, en violaci¨®n de todos los acuerdos sobre control de inmigraci¨®n ilegal.
Es puro cinismo que la UE brinde por las revoluciones ¨¢rabes y se niegue a ayudar a los inmigrantes
En el cruce de acusaciones sobre la violaci¨®n de la legalidad comunitaria (el Convenio de Schengen) hay argumentos t¨¦cnico-jur¨ªdicos que ambos pueden invocar sobre la interpretaci¨®n del art¨ªculo 5 del Tratado (condiciones para la libre circulaci¨®n de los inmigrantes) y del art¨ªculo 23 del C¨®digo de Fronteras de Schengen (CFS), aprobado por el Reglamento 562/2006 en abril de ese a?o. Pero, una vez m¨¢s, mientras el dedo se?ala a la luna, el ignorante mira al dedo. Cabe discutir si son conformes al art¨ªculo 5 del Tratado las cinco condiciones exigidas por Francia -pasaporte en vigor reconocido por Francia, un permiso de residencia v¨¢lido, recursos suficientes (62 euros al d¨ªa por persona, 31 si disponen ya de alojamiento), no constituir amenaza para el orden p¨²blico y no haber entrado en Francia tres meses antes-. Tambi¨¦n resulta discutible el argumento franc¨¦s de que la manifestaci¨®n en solidaridad con quienes quer¨ªan cruzar la frontera era "grave riesgo de orden p¨²blico" (art¨ªculo 23 del CFS). Italia, por su lado, puede insistir en la excepci¨®n establecida en el apartado 4 del mencionado art¨ªculo 5 que justificar¨ªa su decisi¨®n de permisos excepcionales temporales que habilitar¨ªan a circular en el espacio Schengen. Pero no es esa la cuesti¨®n.
Lo verdaderamente relevante es constatar que no existe una voluntad pol¨ªtica europea ante problemas b¨¢sicos y que la UE es incapaz de mantener un m¨ªnimo de coherencia entre los principios que proclama y los intereses de los Estados miembros.
Porque para entender el conflicto lo importante son los intereses inmediatos de ambos Gobiernos: las elecciones municipales italianas en mayo (basta saber que la Liga Norte califica de "buenista" al dur¨ªsimo ministro de Interior, Maroni) y el duro rodaje hacia las presidenciales francesas, en el que Sarkozy y su cada vez m¨¢s atrabiliario ministro del Interior, Gu¨¦ant, est¨¢n jugando desesperadamente la carta de mimetizar la posici¨®n xen¨®foba y de cierre de fronteras que enarbola el Frente Nacional, para arrebatarle los votos sin los que podr¨ªa perder incluso en primera vuelta. Los resultados del extremista Partido de los Aut¨¦nticos Finlandeses en las elecciones del domingo 17 de abril, son aviso a navegantes para ambos.
Es lamentable que estos miopes c¨¢lculos electorales se impongan a la coherencia de la UE respecto al principio de prioridad de los derechos humanos y muy concretamente respecto a su ret¨®rica de ayuda a las revoluciones democr¨¢ticas, que ignora la crisis de refugiados que se ha producido. ?Qu¨¦ primera ayuda necesitan? ?Acaso no es una necesidad primordial hacer frente a una crisis que en T¨²nez y Libia ha obligado a huir a miles de personas (m¨¢s de 25.000 desde T¨²nez, casi 5.000 desde Libia) en busca de refugio y en condiciones que han provocado naufragios y muertes de al menos 400? Todos los pa¨ªses de la UE tienen obligaciones jur¨ªdicas como Estados parte que han ratificado los Tratados de Ginebra y el Protocolo de Nueva York sobre derechos de los refugiados: ?es tan enorme la dificultad como para impedirles cumplir con ellas y acoger a unas decenas de miles de personas necesitadas? La inactividad de la UE parece la prueba de que el derecho de asilo vive la paradoja de ser cada vez m¨¢s necesario y cada vez m¨¢s negado y m¨¢s caro.
No se puede negar la complejidad de esta situaci¨®n. Pero, de una parte, la crisis era previsible y se pod¨ªan haber adoptado medidas desde comienzos de a?o. De otro lado, tampoco hay que dramatizar sobre su envergadura, como ha recordado Van Rompuy. Sin embargo, los Estados de la UE una vez m¨¢s han respondido a esta emergencia humanitaria bajo el s¨ªndrome imperante de mostrar firmeza ante la invasi¨®n de inmigrantes ilegales, la obsesi¨®n de que no se cuele ning¨²n inmigrante econ¨®mico ilegal. Pero, m¨¢s all¨¢ de que no se entiende ni se justifica esta feroz animadversi¨®n a los inmigrantes sin papeles, erigidos en supuesta terrible amenaza, lo ¨²nico realmente grave es el cinismo con el que hemos brindado por esas revoluciones y ahora nos negamos a ayudar en las necesidades urgentes que son su coste.
Javier de Lucas es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho y Filosof¨ªa Pol¨ªtica y director del Colegio de Espa?a en Par¨ªs.
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