Trump tiene un programa
El multimillonario Donald Trump ha contra¨ªdo el mismo s¨ªndrome que otros grandes magnates. Al igual que Berlusconi en su d¨ªa, tambi¨¦n Trump querr¨ªa dar el salto a la pol¨ªtica y deja entrever ambiciones de presentarse a las presidenciales en Estados Unidos. El programa pol¨ªtico que defiende tiene la ventaja de no ser largo ni farragoso. Consiste, simplemente, en hacer que el actual presidente, Barack Obama, vaya publicando por riguroso orden cronol¨®gico los certificados oficiales obtenidos a lo largo de su vida. Trump ha comenzado por el certificado de nacimiento, que Obama ha colgado en la red. Ahora amenaza con exigirle el expediente escolar del Bachillerato, al que seguir¨¢, si el programa de Trump no flaquea, el t¨ªtulo universitario. Pero esto podr¨ªa ser solo el principio de una carrera pol¨ªtica que apunta maneras de llegar a lo m¨¢s alto, porque el fil¨®n en el que ha concentrado su programa parece limitado, aunque no lo es. ?O es que Estados Unidos podr¨ªa pasar un segundo m¨¢s sin analizar, por ejemplo, el carn¨¦ de conducir del presidente Obama?
La ¨²nica sombra que se cierne sobre el programa de Trump es que tenga que aplicarlo, no como eventual candidato a la presidencia de Estados Unidos, sino como inquilino confirmado de la Casa Blanca. Seguir exigiendo a Obama certificados de cualquier cosa acabar¨ªa colocando a un Trump ya presidente ante un callej¨®n pol¨ªtico sin salida. Salvo que recurriera a presentar ¨¦l mismo sus propios certificados, convirtiendo la presidencia de EE UU en la m¨¢s poderosa herramienta para satisfacer el narcisismo. La Casa Blanca ser¨ªa algo as¨ª como el espejito de la madrastra, al que su rubio inquilino podr¨ªa preguntarle cada ma?ana, sacudiendo el rumboso tup¨¦, qui¨¦n es el hombre m¨¢s poderoso del mundo.
Como ciudadano norteamericano acreditado, Trump tiene reconocido el derecho a presentarse a las presidenciales y, adem¨¢s, a hacerlo invocando las ideas que le plazcan. Solo que el magnate parece haber confundido los papeles como ya le sucedi¨® a la otra v¨ªctima del s¨ªndrome, Silvio Berlusconi. En lugar de un programa pol¨ªtico, ofrece para gobernar un guion televisivo.
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