Terapia de masas para la Iglesia
La r¨¢pida elevaci¨®n a los altares de Karol Wojtyla, ocasi¨®n para elevar la autoestima del catolicismo - El proceso reabre el debate sobre su carisma y sobre sus esc¨¢ndalos
Ya est¨¢ todo listo en Roma para el mayor evento medi¨¢tico que el Vaticano haya vivido desde la muerte de Juan Pablo II hace seis a?os y 29 d¨ªas. La beatificaci¨®n, el domingo, del carism¨¢tico Papa polaco (la m¨¢s r¨¢pida de la era moderna, desbancando por dos semanas a la de Teresa de Calcuta), convocar¨¢, seg¨²n las estimaciones del Vaticano, a unos 300.000 peregrinos. El Vaticano inform¨® ayer de que hab¨ªa abierto la sepultura de Karol Wojtyla: el ata¨²d se coloc¨® ante la tumba de San Pedro, en las grutas vaticanas.
No es a¨²n beato y el Vaticano avanza en el paso sucesivo: el proceso para convertirlo en santo ha empezado ya. El prefecto de la Congregaci¨®n para las causas de los santos, Angelo Amato, dijo a La Repubblica que a Roma han llegado ya "muchas" indicaciones de nuevos milagros atribuidos a Juan Pablo II, "desde todas partes del mundo", y los promotores de la santidad est¨¢n trabajando con los mismos criterios que han guiado la beatificaci¨®n: "rapidez y rigor". "Bastar¨ªa uno solo", ha dicho el jefe del dicasterio vaticano.
El acto de ma?ana es el m¨¢s popular vivido en el Vaticano desde su muerte
Con ¨¦l cambi¨® la percepci¨®n del catolicismo en la globalizaci¨®n
El Papa hiperactivo viaj¨® 104 veces al exterior y nombr¨® 1.300 beatos
"?C¨®mo puede ser santo si no pudo proteger a ni?os inocentes?"
No faltan las voces que afirman que tras esa subida rel¨¢mpago a los altares se esconde un intento de levantar los ¨¢nimos de una Iglesia en crisis. Giancarlo Zizola, bi¨®grafo de Wojtyla, dice: "Corren malos tiempos para la Iglesia romana, y la beatificaci¨®n aparece como un intento de terapia urgente. Parecer¨ªa que se busca reproducir la t¨¦cnica del consenso masivo del papado anterior para cubrir la crisis actual". Zizola cree que hay un intento de movimientos como el Opus Dei y Comuni¨®n y Liberaci¨®n "por apropiarse de la figura de Juan Pablo II para reforzar su papel actual".
"Esto lo veremos el domingo en el discurso de Benedicto XVI. Si apela a lo mejor del legado de Wojtyla, a su b¨²squeda de la paz, el di¨¢logo con otras culturas y la apertura a Asia y a ?frica querr¨¢ decir que la beatificaci¨®n es una forma de calmar al integrismo religioso que en Hungr¨ªa, Espa?a, Francia, Irlanda o Italia fomenta la indisciplina social dentro de la Iglesia. Si no lo hace, querr¨¢ decir que Benedicto XVI no tiene la fuerza suficiente para vencerles", concluye Zizola.
Son d¨ªas de balance: las muchas luces y no pocas sombras legadas a la historia por un pont¨ªfice tan popular, hiperactivo y parad¨®jico han sido resumidas por una avalancha de libros, monograf¨ªas, documentales y reportajes. Todos tratan de acometer una misi¨®n casi imposible: resumir un pontificado que dur¨® 26 a?os y medio, desde la inesperada fumata bianca del 16 de octubre de 1978 hasta la atroz (y para muchos, ejemplar) agon¨ªa de la que solo descans¨® (y con ¨¦l los espectadores que lo siguieron por televisi¨®n) la noche de su muerte, el 2 de abril de 2005.
Si nos atenemos al volumen, el legado es, si no otra cosa, monumental. La tarea pastoral y pol¨ªtica de Wojtyla incluy¨® 104 viajes al extranjero y elev¨® a los altares a m¨¢s de 1.300 beatos y 482 santos; su obra teol¨®gica se resumi¨® en 14 enc¨ªclicas, la mayor¨ªa destinadas a despertar del letargo a un catolicismo que parec¨ªa dormido tras un Concilio Vaticano II que puso todo en duda y desemboc¨® en un papado tan ambiguo como el de Pablo VI.
Como presencia teleg¨¦nica, Juan Pablo II fue un indiscutible triunfador, un personaje enormemente popular. Adem¨¢s del alma y el esp¨ªritu, expuso el cuerpo, su atractiva fisicidad y la piel en el envite. El 13 de mayo de 1981 sufri¨® un atentado a manos del turco Mehmet Ali Agca, que nunca se aclar¨® del todo (unos siguen la pista turca y otros la del KGB, pero Agca ha dado 51 versiones distintas) y del que se salv¨® de milagro (seg¨²n se?al¨® ¨¦l mismo, gracias a la Virgen de F¨¢tima).
Por si no bastara, Wojtyla es visto como uno de los grandes art¨ªfices de la ca¨ªda del bloque comunista. Sus ¨¦xitos se achacan tanto a su empuje espiritual como a la potencia financiera del Opus Dei y de los Legionarios de Cristo (sus dos principales sostenes y beneficiarios). Seg¨²n libros como Vaticano S.A., de Gianluigi Nuzzi, tambi¨¦n la mafia mantuvo relaciones privilegiadas con la banca vaticana en los tiempos de Andreotti, el arzobispo Joseph Marcinkus y los banqueros Roberto Calvi y Michele Sindona,
El vaticanista Filippo di Giacomo cree que Wojtyla tuvo sobre todo una virtud: "Cambi¨® la percepci¨®n del catolicismo. Con ¨¦l, la Iglesia pas¨® de ser vista como un pintoresco fen¨®meno italiano a ser entendida como una riqueza global. Wojtyla transform¨® Roma en un cruce de caminos: en 25 a?os, pas¨® de haber 70 embajadores ante la Santa Sede a 178. Desde M¨¦xico a ?frica, las Filipinas o Nueva Guinea Papua, hizo entender a los cat¨®licos lo rica que era la realidad de la Iglesia. Dio a su ¨¦poca un nuevo sentido de la justicia y del derecho humanitario. Roma pas¨® a ser sede de numerosas citas de pobres y conferencias para la resoluci¨®n de conflictos".
En el otro lado de la balanza, fue gest¨¢ndose en la curia la famosa suciedad de la Iglesia, de la que tanto ha hablado Joseph Ratzinger en estos ¨²ltimos seis a?os. La herencia legada por el Papa polaco a su amigo alem¨¢n, mano derecha y guardi¨¢n de la fe, incluye necesariamente los esc¨¢ndalos de pederastia encubiertos durante d¨¦cadas por la jerarqu¨ªa vaticana, y el hecho de que Wojtyla dejara las parroquias hist¨®ricas vac¨ªas de sacerdotes y de fieles.
Los an¨¢lisis ocupan un infinito arco de opiniones, desde la hagiograf¨ªa comunicada por sus dos colaboradores m¨¢s cercanos, el cardenal Stanislaw Dziwisz, que fue su secretario personal, y su portavoz, Joaqu¨ªn Navarro-Valls, hasta las cr¨ªticas m¨¢s feroces. El premio a la claridad y la concisi¨®n se lo lleva la columnista de The New York Times Maureen Dowd, que ha escrito esta semana: "Santo, no tan deprisa. ?C¨®mo puedes ser santo si no pudiste proteger a los ni?os inocentes?".
Misterios sin resolver quedan muchos. Di Giacomo no se explica "c¨®mo los promotores han podido conservar la sangre del Papa para mostrarla ahora en una reliquia-ampolla como gran efecto especial, dado que est¨¢ prohibido por la legislaci¨®n can¨®nica vigente". Y a?ade que "ser¨ªa ¨²til tambi¨¦n que Dziwisz y Navarro explicaran c¨®mo hizo Wojtyla en sus tres ¨²ltimos d¨ªas de vida, mientras estaba entubado y con la tr¨¢quea perforada, para nombrar 18 obispos, la mayor parte de los cuales se inscriben hoy entre las grandes verg¨¹enzas de la Iglesia".
Las protestas contra la velocidad impresa por el Vaticano a la beatificaci¨®n son numerosas. Los promotores han tratado de explicar que lo que est¨¢ en juego son las virtudes heroicas del Papa, no su pontificado. Eso ha dicho el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregaci¨®n para la Causas de los Santos, cuando le han preguntado si la pederastia hab¨ªa sido tenida en cuenta en el proceso: "El pecado existe, nuestros pecados existen. Pero eso no impide la santidad de otros".
El monogr¨¢fico de la revista de filosof¨ªa Micromega deja poco lugar a las dudas: "El gran oscurantista". Plumas como Hans K¨¹ng, Fernando Savater, Paolo Flores D'Arcais o Gianni Vattimo ponen el acento en la cercan¨ªa del papa polaco con el pederasta Maciel o el dictador Pinochet. El te¨®logo K¨¹ng dice que el milagro atribuido a ¨¦l es cuando menos "controvertido, porque los m¨¦dicos dudan que la monja sufriera verdaderamente esa enfermedad". Y denuncia "las lucrativas beatificaciones de masa" que impuls¨® Wojtyla, "a menudo con fines pol¨ªticos ligados a las ¨®rdenes y a la Iglesia", entre ellas, la de Escrib¨¢, "hombre de dudosa santidad".
Desde una perspectiva opuesta, la de los tradicionalistas cat¨®licos, tambi¨¦n han llovido cr¨ªticas; los lefebvrianos de la Sociedad de San Pio X han afirmado que la beatificaci¨®n ser¨¢ un serio obst¨¢culo a su comuni¨®n con Roma, y han acusado a Juan Pablo II de ser un relativista por un encuentro ecum¨¦nico realizado en As¨ªs en 1986.
Leonardo Sandri, el cardenal argentino que fue la voz del Papa durante sus dos ¨²ltimos a?os de enfermedad, ha dado una explicaci¨®n plausible a la prisa, realmente in¨¦dita en el escrupuloso Papa actual: la afinidad intelectual entre Wojtyla y Ratzinger. Seg¨²n Sandri, "Ratzinger fue el Cireneo di Wojtyla. Entre Juan Pablo II y Benedicto XVI hay un v¨ªnculo, una simbiosis, como de dos pontificados que se completan en la manifestaci¨®n continua del Verbo, de la inteligencia y de la transmisi¨®n de la fe".
El poder del Vaticano sigue marcado hoy por aquella pol¨¦mica curia que, mientras el Papa viajaba, fue organizada por su secretario personal, Stanislaw Dziwisz. Nombres como Camillo Ruini, Angelo Sodano o Castrill¨®n Hoyos han desaparecido del mapa oficial, pero mantienen su influencia en la sombra en comuni¨®n con gente como Velasio de Paolis, Rino Fisichella o Angelo Scola, afines a movimientos como el Opus Dei, Comuni¨®n y Liberaci¨®n, la Comunidad de San Egidio, los Focolares o los Kikos, que tanto alent¨® Wojtyla y que, seg¨²n Di Giacomo, "representan las alcantarillas de la Iglesia".
S¨ªntomas de ese conflicto interno ser¨ªan, seg¨²n el bi¨®grafo Zizola, "las negativas de cardenales clave del papado anterior, como Sodano o Sandri, a testificar en el proceso, lo que sugiere que la beatificaci¨®n es una decisi¨®n de Ratzinger debida a su personal relaci¨®n".
Multitudes
Los actos de la beatificaci¨®n de Juan Pablo II se desarrollar¨¢n entre el s¨¢bado y el domingo.
- Peregrinos. Las cifras m¨¢s cautas son del Vaticano: prev¨¦ 300.000 visitantes. La polic¨ªa espera un mill¨®n.
- Casas reales. Cinco monarqu¨ªas enviar¨¢n representantes: Espa?a, B¨¦lgica, Reino Unido, Liechtenstein y Luxemburgo.
- Espa?a. Los pr¨ªncipes de Asturias presidir¨¢n la delegaci¨®n. Tambi¨¦n ir¨¢n el ministro de Presidencia, Ram¨®n J¨¢uregui; el vicepresidente tercero del Congreso, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz; y la vicepresidenta de Catalu?a, Joana Ortega, entre otros.
- Delegaciones. 87 pa¨ªses han anunciado su presencia. Las de mayor rango -encabezadas por presidentes o primeros ministros-, son: M¨¦xico, Italia, Polonia, Albania, Andorra, Bosnia, Camer¨²n, Congo, Estonia, Honduras, Macedonia, San Marino, Eslovaquia, Montenegro, Togo, Zimbabue, Croacia, Francia, Lituania, M¨®naco y Hungr¨ªa.
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