Roma se llena de peregrinos
Los peregrinos toman posesi¨®n de las calles, los monumentos y las plazas a la espera de beatificaci¨®n de Juan Pablo II. Mientras, los romanos desaparecen, molestos por los cortes de tr¨¢fico y la muchedumbre
Los rituales previos a la beatificaci¨®n de Juan Pablo II, que se celebrar¨¢ ma?ana en Roma, se consumen seg¨²n la tradici¨®n eclesi¨¢stica en los bastidores de San Pedro. En el exterior, los peregrinos toman posesi¨®n de las calles, los monumentos y las plazas mientras los romanos desaparecen, molestos por los cortes de tr¨¢fico, las desviaciones de las l¨ªneas de autobuses y la muchedumbre.
A los fieles, en cambio, no les desanima ni la temperatura nada primaveral ni la llovizna que cae ligera pero imparable. "Llevo so?ando y preparando este viaje a Roma desde mediados de enero; en cuanto supimos el d¨ªa fijado para la celebraci¨®n pusimos en marcha la organizaci¨®n. ?Y ahora estoy tan emocionada!", exclama Natalia Knapczyk, de 22 a?os, llev¨¢ndose de instinto las manos al coraz¨®n como para evitar que se le escape por la felicidad. "Solo la lluvia es un peque?a sombra. Lo dem¨¢s es lo m¨¢s fuerte que viv¨ª en mi vida". Habla sonriendo y, a pesar de su ingl¨¦s incierto, quiere contarlo todo sobre este peregrinaje desde Cracovia, la ciudad donde en 1920 naci¨® Karol Wojtyla y donde fue arzobispo antes de subir a la silla de San Pedro. "Nos vamos a quedar una semana, venimos con el grupo de la parroquia", dice. "Hay familias con hijos, parejas reci¨¦n casadas, chicos, algunos m¨¢s j¨®venes que yo. Nadie quer¨ªa perderse este evento hist¨®rico, las plazas en el bus se agotaron enseguida, hace meses". El grupo de Natalia recorre compacto la V¨ªa de los Foros Imperiales y se para cada pocos pasos para seguir en los auriculares las explicaciones del gu¨ªa: 47 gorritos amarillos con impresa la foto de Juan Pablo II se vuelven hacia la tumba de Julio C¨¦sar y asienten para dejar claro que han entendido su clase intensiva de historia romana.
Cada grupo viene de un rinc¨®n del mundo y se distingue de los otros por el color del gorro. Algunos se han impreso camisetas y las llevan puestas encima de un buen jersey, como pasa con los equipos de f¨²tbol de pueblo cuando hace fr¨ªo. Esta tarde se mueven de una atracci¨®n tur¨ªstica a la otra, Foros, Coliseo, Plaza de Espa?a, Catacumbas: aprovechan las horas antes de la gran velada nocturna, cuando 150 mil personas rezar¨¢n en el Circo M¨¢ximo y las iglesias van a quedarse abiertas, en una suerte de noche en blanco de la fe. Hay que sacarse la foto con el centuri¨®n romano, comer un helado, comprar un suvenir en yeso del anfiteatro Flavio o del Papa casi beato.
San Pedro y la V¨ªa de la Conciliazione, que conecta el territorio italiano con el de la Ciudad del Vaticano, ya est¨¢n cerradas al tr¨¢fico por motivos de seguridad. Quedan lejos, en el otro lado del r¨ªo T¨ªber. Sin embargo, el entero, enorme, casco antiguo de Roma est¨¢ volcado en el evento. La capital lo esperaba. Se ha preparado, adorn¨¢ndose con la imagen del Pont¨ªfice polaco en los autobuses, las farolas, los chirimbolos, los puestos repletos de gadgets tem¨¢ticos. Y la maquinaria organizativa del Ayuntamiento es la de las grandes ocasiones. Los autobuses y las dos l¨ªneas de metropolitana han ampliado el servicio; 3.500 voluntarios se mueven por las calles ofreciendo informaciones y botellas de agua; 8 maxi pantallas est¨¢n instaladas en distintas ¨¢reas y permiten asistir en directo a las ceremonias; 1 hospital de campo, 2 helic¨®pteros y 87 ambulancias garantizan una intervenci¨®n m¨¦dica repentina en caso de necesidad; 2.000 agentes de Polic¨ªa y Carabinieri velan por la seguridad.
Por fin han llegado tambi¨¦n los peregrinos, aunque no tantos como pronosticaba el Ayuntamiento, que esperaba amortizar en mayor medida los 3 millones y medio de euro que le cuesta la gesti¨®n del evento. Dinero adelantado por la ciudad, que el Gobierno ha prometido restituir en parte. "Siempre hablamos de algunos centenares de millares de personas, pero es posible que se presente mucha m¨¢s gente sin haberse inscrito antes", coment¨® ayer el portavoz Vaticano, padre Federico Lombardi. La Iglesia espera a unos 300 mil peregrinos, mientras la ciudad - seg¨²n el Delegado de Gobierno Giuseppe Pecoraro - est¨¢ preparada para acoger a un mill¨®n de personas. Seg¨²n la oficina de movilidad de la capital, 160 autobuses tur¨ªsticos han llegado a los aparcamientos en las afueras, y otros tantos se esperan. De all¨ª, cogen el metro hasta el centro. Otros siguen aterrizando en los aeropuertos de Ciampino y Fiumicino.
Entre los que est¨¢n acreditados para presenciar la misa de beatificaci¨®n, ma?ana a las 10.30 en San Pedro, las 'delegaciones' de fieles extranjeros m¨¢s numerosas ser¨ªan los 80.000 polacos y los 3.000 espa?oles. Por ejemplo, Jos¨¦ Antonio Su¨¢rez Garc¨ªa-Diego y Beatriz Seoana llegan desde La Coru?a. "Hemos juntado el turismo al peregrinaje. Me encanta como la urbe est¨¢ involucrada en este acto de fe. Aqu¨ª en Italia se respeta la Iglesia. Deber¨ªamos aprender algo de ello en Espa?a", considera ¨¦l, mientras camina al lado de la columna de Trajano, cogiendo de la mano a su mujer. El espa?ol es un idioma que rebota bajo el cielo gris¨¢ceo de estos d¨ªas romanos. Muchos han acudido a San Pedro de Am¨¦rica Latina. Sacerdotes, monjas y laicos. Hay representantes de las tres categor¨ªas en el grupo de Adriana Arteaga, de Chihuahua, 32 a?os, empleada en Telet¨®n: "Antes no nos conoc¨ªamos, tan solo nos inscribimos en el mismo viaje organizado". Ella lleg¨® a Roma con su madre. "?No nos lo ¨ªbamos a perder! ?l [Juan Pablo II] nos quiso tanto, nos sentimos los ni?os consentidos de ese Papa Santo porque visit¨® dos veces M¨¦xico. Para ¨¦l era una segunda patria, as¨ª que siento como si se lo deb¨ªa. La alegr¨ªa de estar presente en su primer paso hacia la santidad es impagable", corta de prisa: el grupo ya est¨¢ subiendo al Campidoglio.
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