EE UU trata de abortar la declaraci¨®n de un Estado palestino en la ONU
Washington se moviliza ante un giro radical del conflicto de Oriente Pr¨®ximo
La diplomacia norteamericana se ha movilizado intensamente ante unos meses que se anuncian decisivos para el problema palestino-israel¨ª y que podr¨ªan culminar en septiembre con el respaldo de la ONU a la declaraci¨®n de un Estado independiente en Palestina. Esa fecha es el l¨ªmite que se han puesto todas las partes para conseguir un acuerdo, esta vez definitivo y concreto, que resuelva un conflicto sobre el que gira toda la pol¨ªtica de Oriente Pr¨®ximo.
El levantamiento popular en varios pa¨ªses de esa regi¨®n ha creado un nuevo sentido de urgencia entre los principales protagonistas. Los palestinos lo ven como una oportunidad; los israel¨ªes, como una necesidad, ante los nuevos peligros potenciales, y EE UU se siente obligado a un mayor protagonismo. "El statu quo entre palestinos e israel¨ªes no es m¨¢s sostenible que los sistemas pol¨ªticos que han sucumbido en los ¨²ltimos meses", declar¨® hace dos semanas la secretaria de Estado, Hillary Clinton, al anunciar inminentes iniciativas de la Casa Blanca sobre ese asunto.
Netanyahu prev¨¦ presentar este mes un plan de paz en el Congreso de EE UU
La frustraci¨®n por el fracaso de todas las negociaciones anteriores y el escepticismo sobre las posibilidades de un arreglo han dado paso en los ¨²ltimos d¨ªas a la expectativa de que algo importante puede ocurrir pronto. Esa sensaci¨®n est¨¢ en parte motivada por las palabras que Barack Obama pronunci¨® ante la Asamblea General de la ONU en septiembre pasado: "Cuando volvamos aqu¨ª el a?o pr¨®ximo podemos tener un acuerdo que nos conduzca hacia un nuevo miembro de Naciones Unidas, un Estado palestino soberano e independiente viviendo en paz con Israel".
Aunque las negociaciones no han progresado en absoluto desde aquella fecha, los palestinos han decidido dar por buena la cita de septiembre. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha ordenado la redacci¨®n de una Constituci¨®n para antes de ese mes, y el primer ministro de su Gobierno, Salam Fayad, ha asegurado que "septiembre ser¨¢ el certificado de nacimiento" del Estado de Palestina.
El prop¨®sito palestino es el de someter su deseo de creaci¨®n de un Estado independiente a votaci¨®n de la Asamblea General. Aunque una propuesta as¨ª deber¨ªa tener en alg¨²n momento la ratificaci¨®n del Consejo de Seguridad, existen mecanismos legales para proceder a una votaci¨®n en la Asamblea, donde la iniciativa saldr¨ªa adelante con toda seguridad. Los palestinos pretenden, no solo ganar la votaci¨®n, sino hacerlo de forma aplastante, con el apoyo de los principales pa¨ªses europeos, de forma que quede patente a los ojos del mundo el aislamiento diplom¨¢tico en que queda Israel.
Esa posibilidad ha alarmado a Israel y ha provocado gran preocupaci¨®n en EE UU. Ambos pa¨ªses tratan ahora de evitar esa votaci¨®n en medio de un clima de gran controversia que se ve afectado por las malas relaciones que, desde el comienzo de su mandato, mantiene Obama con el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu.
Israel, que considera el prop¨®sito palestino una flagrante violaci¨®n de los acuerdos firmados en el pasado con los dirigentes de esa comunidad, est¨¢ tratando de convencer a los pa¨ªses sobre los que tiene cierta influencia de que no respalden la iniciativa en la ONU. No tiene gran confianza en conseguirlo. Por eso, la principal respuesta del Gobierno israel¨ª a ese intento de votaci¨®n ser¨¢ la presentaci¨®n de un nuevo plan de paz.
La fecha prevista para hacerlo es la del pr¨®ximo 24 de mayo, cuando Netanyahu pronuncie un discurso ante el Congreso de EE UU al que ha sido invitado por el presidente de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner. De esa manera, con la ayuda de los republicanos, Netanyahu intentar¨¢ al mismo tiempo convencer al mundo de su voluntad negociadora y contrarrestar cualquier intento de Obama, de quien desconf¨ªa, de asumir la iniciativa.
A¨²n no se conoce lo que el primer ministro israel¨ª anunciar¨¢ en esa ocasi¨®n, pero fuentes diplom¨¢ticas israel¨ªes han anticipado que, sin entregar todas las cartas, ser¨¢ lo suficientemente audaz como para impedir cualquier excusa palestina para no regresar a la mesa de negociaciones.
EE UU tampoco quiere llegar a la votaci¨®n de la ONU sin un acuerdo previo. Entre otras razones, porque no quiere ser la ¨²nica naci¨®n de peso que levante la mano en contra del Estado palestino. Portavoces norteamericanos han declarado recientemente que Washington se opone "a cualquier acci¨®n unilateral".
La diplomacia norteamericana va a tratar de evitar la acci¨®n en la Asamblea General, pero no cree posible que una mera iniciativa de Netanyahu pueda convencer a los palestinos de que renuncien a esa estrategia. Al mismo tiempo, EE UU no quiere verse absolutamente condicionado por la propuesta del primer ministro israel¨ª, a la que no podr¨¢ oponerse abiertamente debido a las relaciones excepcionales que mantiene con ese pa¨ªs.
As¨ª pues, la Casa Blanca est¨¢ considerando presentar su propio plan de paz, uno con el que los palestinos puedan simpatizar y que los israel¨ªes no puedan rechazar. Hillary Clinton ha anunciado que Obama hablar¨¢ extensamente sobre este tema en los pr¨®ximos d¨ªas, pero todav¨ªa no parecen resueltas las dudas sobre qu¨¦ hacer exactamente y cu¨¢ndo hacerlo, antes o despu¨¦s del discurso de Netanyahu.
Por un lado, la Administraci¨®n estadounidense no puede quedarse de brazos cruzados ante las perspectivas dram¨¢ticas que se deducen de una votaci¨®n en la ONU sin un acuerdo previo -las represalias de Israel podr¨ªan ser considerables-. Pero la presentaci¨®n de un plan de paz sin un consenso suficiente para garantizar su ¨¦xito puede arruinar el prestigio de Estados Unidos durante a?os.
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