Pu?etera realidad
Decididamente, la realidad es molesta y fastidiosa. Tras el par¨¦ntesis del rejoneo suspendido por la lluvia, permanece en el coraz¨®n la felicidad disfrutada en la tarde ya inolvidable del toro Arrojado, que volvi¨® a la vida, y del artista Manzanares, que subi¨® a los cielos. Y mientras duele la piedra por el aburrimiento, el vecino mira con cara de congoja y comenta: "No me diga usted que lo del s¨¢bado fue solo un sue?o".
No. No fue un sue?o, sino un milagro verdadero; de esos que elevan a las alturas a un toro y a un torero, y nos transporta a los dem¨¢s a un estado de gloria que no necesitamos comprender. Fue un milagro porque existe la magia mientras persista la ilusi¨®n. Y un d¨ªa, inesperado siempre, surge la chispa y brota esa llamarada que parece un sue?o eterno.
EL VENTORRILLO / EL JULI, PERERA, LUQUE
Toros de El Ventorrillo, bien presentados, mansos, descastados
y deslucidos.
El Juli: media trasera y ladeada (silencio); media estocada (ovaci¨®n).
Miguel Angel Perera: dos pinchazos -aviso- y casi entera (silencio); casi entera ca¨ªda (silencio).
Daniel Luque: cinco pinchazos
y un bajonazo (silencio); estocada (silencio)
Plaza de La Maestranza. Lunes, 2 de mayo. Novena corrida de feria. Lleno.
Pero est¨¢ visto que el vuelo id¨ªlico del pasado s¨¢bado no fue m¨¢s que una luz en la espesura, porque, ayer, la realidad se volvi¨® a mostrar pu?etera.
Se lidi¨® una de las corridas triunfadoras del a?o anterior, y fracas¨® con estr¨¦pito. Se esperaba que El Juli llegara a revientacalderas y las adversas circunstancias le aplacaron el ¨¢nimo; y se manten¨ªa la esperanza de que Perera y Luque se sacaran la espina de la feria pasada, y no fue as¨ª.
La corrida no colabor¨®, es verdad. Los toros eran pura basura de la modernidad: mansos de solemnidad, sosos, cobardes, rajados todos y muy blandos. Imposible, quiz¨¢, sacar de donde no hab¨ªa.
Mal trago para El Juli, que sali¨® el viernes a hombros como triunfador de la feria y volv¨ªa ayer como segund¨®n despu¨¦s del aldabonazo de Manzanares. Intent¨® remontar la situaci¨®n, pero la mala condici¨®n de su primero no se lo permiti¨®; y solo su enorme capacidad lidiadora posibilit¨® que obligara al rajado cuarto en un par de tandas por naturales que fueron flor de un instante porque el animal cogi¨® el camino y se refugi¨® en toriles. Qued¨®, no obstante, la solvencia del torero, que se luci¨®, adem¨¢s, en un quite por ce?idas chicuelinas en su primero, y recibi¨® al otro con cuatro ver¨®nicas y una media muy bien trazadas. La revancha queda, pues, aplazada.
Tambi¨¦n qued¨® claro que Daniel Luque encierra un misterio. Despu¨¦s de demostrar una valent¨ªa incuestionable ante el deslucido y sos¨ªsimo tercero, al que veronique¨® con soltura, y Benito Quinta pic¨® con mucha solvencia, se puso a dar pinchazos como un vulgar¨ªsimo pincha¨²vas y termin¨® con un bajonazo infamante en los mismos costillares. Feo e imperdonable. Contra toda l¨®gica, brind¨® al p¨²blico el muy inv¨¢lido sexto, al que arranc¨® un par de naturales, y cuando volvi¨® a colocarse lo hizo siempre despegado y fuera cacho.
Y Miguel ?ngel Perera, ni misterio ni nada que se le parezca: dos toros inservibles, un lote infumable, que permiti¨®, eso s¨ª, el lucimiento de sus banderilleros. Juan Sierra, en el segundo, y Joselito Guti¨¦rrez, en el quinto, dejaron alto el pabell¨®n. Pero el maestro sali¨® cabizbajo; nada le sali¨® a derechas, y, cuando iniciaba el cite, siempre con ventaja y alejado del toro. Pu?etera realidad...
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