La opresi¨®n amistosa

Teatro de debate: un pugilato entre fuerzas desiguales. A un lado de la mesa, John, profesor universitario a punto de conseguir su c¨¢tedra. Al otro, Carol, estudiante inteligente que no entiende sus clases: ha hecho un examen p¨¦simo. La ha llamado a su despacho para ayudarla. Durante su entrevista, John, comprensivo, critica el ritual docente, le ofrece su complicidad y se comporta, sin darse cuenta, como un hombre cuando quiere impresionar a una mujer.

Tan entretenido est¨¢ con Carol, que desatiende las llamadas de su abogado, urgi¨¦ndole a cerrar el contrato de compra de la casa que pagar¨¢ con su nuevo sueldo: est¨¢ claro que ella le atrae. En el segundo acto de este cara a cara dram¨¢tico apasionante, la alumna lo ha denunciado ante la autoridad acad¨¦mica y ¨¦l teme perder c¨¢tedra, casa y privilegios. No entiende lo sucedido. Carol intenta explic¨¢rselo: obligada a grandes sacrificios para hacerse un porvenir, le parece c¨ªnico que ¨¦l, que anda luchando por una c¨¢tedra y lleva a su hijo a colegios privados, le diga que la ense?anza superior es in¨²til, que el derecho a recibirla es un prejuicio y que para colmo la invite a una serie de citas docentes a solas en su despacho.

Para que esta interpretaci¨®n de los hechos no parezca un delirio, los puntos de vista de alumna y profesor deben de estar equitativamente expuestos desde la direcci¨®n. En la de Manuel de Benito, las razones del profesor est¨¢n mejor servidas que las de Carol: d¨®nde, con el texto en la mano, vemos a un tipo que se sirve de su poder inconscientemente o no y se topa con la horma de su zapato, aqu¨ª encontramos a un hombre sin tacha, v¨ªctima de una bruja coruja.

El primer round de este montaje funciona: Jos¨¦ Coronado destila encanto, y le imprime a John un aire cabal; Irene Escolar tiene la suerte de tener la edad justa de su papel, que hace con naturalidad encomiable: solo en la ¨²ltima escena anticipa sus malas intenciones. En el segundo asalto, sus respuestas, dram¨¢ticas y viscerales sobremanera, ponen al p¨²blico decididamente de parte del profesor. El montaje resulta demasiado expl¨ªcito y decantado: en el tercer round, ¨¦l aparece como si lo hubieran zarandeado, con la camisa por fuera del pantal¨®n, y ella, agitada, paranoide y odiosa. Para remate, el final de la versi¨®n primigenia (la chica, derribada de un golpe furioso, repite con la cabeza gacha un ambiguo: "Eso es") se sustituye aqu¨ª por otro donde ella sale triunfante.

Con todo, Oleanna sigue dando mucho de que hablar a la salida: el p¨²blico del estreno, encantado, vitore¨® a sus art¨ªfices. Cuando Blanca Portillo la hizo, ten¨ªa 31 a?os y bagaje esc¨¦nico suficiente para matizar todas las sutilezas del papel: Irene Escolar, de s¨®lo 22, se ha encontrado con ¨¦l demasiado pronto. Con el escenario en medio del p¨²blico, Manuel de Benito se ve obligado a mover a sus int¨¦rpretes m¨¢s de lo que texto y situaci¨®n piden.