50.000 globos forman la primera exposici¨®n individual de Martin Creed en Espa?a

Las dimensiones de la escultura son monumentales, ocupa toda la planta baja del museo (tres patios, otras tantas galer¨ªas y la rotonda central) y los espectadores tienen que entrar en ella para poder verla. Sentirla, en consonancia con las intenciones de su creador. Adem¨¢s del incre¨ªble efecto ¨®ptico que provocan m¨¢s de 50.000 globos azul celeste llenando la mitad de la superficie de la planta baja del Museo de Arte Contempor¨¢nea de Vigo (Marco), el prop¨®sito de Work N? 247. Half the air in a given space (La mitad del aire en un espacio dado) es que el visitante la experimente. Un objeto cotidiano y l¨²dico, como un globo que recuerda a la infancia, reunido en n¨²mero descomunal puede desencadenar sensaciones contradictorias de agobio y juego, de desorientaci¨®n y de placer.

"Todas las cosas importantes son invisibles", afirma el artista brit¨¢nico

El caso es que el inflado de los globos se complet¨® en 15 d¨ªas con la colaboraci¨®n de la Agrupaci¨®n de Amigos del Marco y es seguro que habr¨¢ que reponer muchas piezas hasta que finalice el per¨ªodo expositivo, el pr¨®ximo mes de septiembre, con lo que la obra seguir¨¢ en proceso. Todo encaja. "Nada tiene sentido sin la gente, son las personas quienes activan las cosas", resume el artista Martin Creed (Wakefield, Inglaterra, 1968), claramente satisfecho del resultado de esta adaptaci¨®n gigantesca de una pieza estrenada en 2000. Su trabajo, caracterizado por resaltar aspectos de la vida cotidiana, adquiri¨® una gran popularidad no exenta de controversia a partir de la concesi¨®n del Premio Turner en 2001 por una obra en la que las luces de una sala vac¨ªa se encend¨ªan y apagaban seg¨²n una secuencia temporal de tres minutos.

Podr¨ªa haber sido esa o quiz¨¢ un atleta corriendo de una punta a otra del museo, como ya hizo en la Tate Britain de Londres. Al final, la pieza escogida para su primera exposici¨®n individual en Espa?a resulta ser, seg¨²n el autor, "el ejemplo perfecto de lo que yo necesito: espacio y gente". Dentro de la marea de globos, a cada presencia humana le precede un torbellino porque cada cuerpo, con su asistencia y su movimiento, desplaza una cantidad de esferas. Ser conscientes de estos vol¨²menes y del aire que contienen los miles de globos, aproximadamente la mitad de los 6.863 metros c¨²bicos de aire en total, son los motivos: "Todas las cosas que son importantes, como los sentimientos y el aire, son invisibles".

"El color lo eligi¨® ella", revela Creed mientras dirige una mirada c¨®mplice a la comisaria, Carolina Grau. "Creo que el azul mitiga la posible sensaci¨®n de angustia y, de paso, recuerda al mar", aclara la curadora. "Para m¨ª es un trozo de cielo", apostilla Creed, casi juguet¨®n ahora pero m¨¢s serio cuando no est¨¢ en presencia de Grau, apoyo y traductora ocasional en esta visita, en la que tambi¨¦n se muestra la vertiente sonora del brit¨¢nico, l¨ªder de una banda de punk-rock minimalista, autor de coreograf¨ªas y de m¨²sica para orquesta sinf¨®nica.

En el primer piso del Marco, se exhibe la construcci¨®n Work n? 189. Thirty-nine metronomes beating time, one at every speed (Treinta y nueve metr¨®nomos marcando el tiempo, cada uno a su velocidad) y diversa documentaci¨®n de esta faceta, concebida con la simplicidad estructural de sus esculturas: "Hay sonido porque antes y despu¨¦s hay silencio". Ayer por la noche, ofreci¨® un concierto con su quinteto a los asistentes a la inauguraci¨®n de la muestra.