Revoluciones e inmigraci¨®n
La Comisi¨®n de Bruselas acaba de aceptar revisar las reglas del espacio de Schengen para la libertad de circulaci¨®n dentro de la Uni¨®n Europea. La danza del vientre a la que se han entregado Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi en lo que respecta a la "invasi¨®n" de los inmigrantes tunecinos desde hace cuatro meses tiene algo que ver con eso. No merece que nos detengamos en ella, de tan escandalosa que es desde el punto de vista pol¨ªtico y humano. El cambio revolucionario en T¨²nez como en Libia provoca efectivamente la huida de las poblaciones. Hay aqu¨ª dos cuestiones estrechamente relacionadas: la del derecho de asilo y la de la inmigraci¨®n de trabajo. Pero esta "invasi¨®n" no va precisamente en el sentido que se dice: m¨¢s de 650.000 personas han huido de Libia; si sigue el conflicto, se esperan m¨¢s de un mill¨®n de personas de aqu¨ª al verano. T¨²nez, que ahora est¨¢ implicada en la guerra por Gadafi, ya ha recibido m¨¢s de 500.000 refugiados por una poblaci¨®n de 10,2 millones de habitantes y un PIB en ca¨ªda desde la revoluci¨®n, una tasa de desempleo superior al 30%, una situaci¨®n de decrecimiento grave y una inestabilidad en cuanto a la seguridad peligrosa para la democracia naciente. Europa, con una poblaci¨®n que supera los 520 millones de habitantes, un PIB 10 veces superior al de los pa¨ªses de la ribera sur del Mediterr¨¢neo, ha tenido que gestionar, aunque por supuesto en el estruendo medi¨¢tico y los resabios de racismo de Estado... ?26.000 tunecinos!
El asunto franco-italiano demuestra el fracaso patente de la pol¨ªtica migratoria europea
En T¨²nez, lo he visto con mis propios ojos, los refugiados son acogidos por las poblaciones fronterizas, alimentados, invitados a dormir en las casas mientras esperan soluciones. El primer ministro Beyi Caid Esebsi, me dijo, tal cual, durante una charla: "?Qu¨¦ quiere usted? tampoco vamos a abandonarles sedientos y hambrientos en el desierto" (T¨²nez, 25-4-11). Por supuesto, esta situaci¨®n no puede durar, es insoportable para T¨²nez. Pero no vemos comedia hist¨¦rica alguna a costa de los extranjeros, animosidad alguna en el comportamiento de la poblaci¨®n.
El asunto franco-italiano demuestra el fracaso patente de la pol¨ªtica migratoria europea. La idea de un espacio interior abierto frente a un espacio exterior cerrado no es practicable en el contexto mundial actual de fuertes desplazamientos de las poblaciones y de demanda migratoria internacional, tanto por parte de los Estados ricos como de los Estados proveedores de emigraci¨®n.
Si tomamos el caso de Frontex, instrumento de control de la libertad de circulaci¨®n exterior de las personas, descubrimos que ni tan solo permite instaurar la confianza entre los propios europeos. Los 10 pa¨ªses que se adhirieron en mayo de 2004 a la Uni¨®n est¨¢n todav¨ªa sometidos a unas reglas estrictas para el establecimiento de las personas. Francia y Alemania se oponen a la adhesi¨®n a los acuerdos de Schengen de Ruman¨ªa y Bulgaria, sospechosos de no poder controlar sus fronteras. Eso significa que reforzamos la Europa fortaleza a dos velocidades: hay pa¨ªses que est¨¢n en primera l¨ªnea de las zonas de inmigraci¨®n y otros que se aprovechan del escudo de los primeros. Con la modificaci¨®n de las reglas del art¨ªculo 23 de la Convenci¨®n de Schengen en el sentido del restablecimiento de los controles en las fronteras interiores, Espa?a ver¨¢ r¨¢pidamente lo que significa esto, en sus relaciones con los pa¨ªses africanos, Marruecos y Francia.
En el exterior, Frontex no es m¨¢s que un ¨¦xito a medias, puesto que la inmigraci¨®n ilegal no ha dejado de desarrollarse estos ¨²ltimos a?os. Gadafi y Ben Ali recib¨ªan m¨¢s de 400 millones de euros al a?o para asegurar el servicio de Frontex. Hoy, Gadafi expulsa a los extranjeros hacia T¨²nez y Europa.
La emigraci¨®n continuar¨¢, bajo su forma legal e ilegal, simplemente porque corresponde a la integraci¨®n mundial de las econom¨ªas y de las sociedades. Se calcula que en nuestros d¨ªas los inmigrantes ilegales son varios millones de personas, sin hablar de aquellos que se encuentran en los campos de retenci¨®n rodeando Europa con una venda de verg¨¹enza. En realidad, es todo el dispositivo migratorio europeo que hay que revisar. Hay que integrar las migraciones en una gran pol¨ªtica de cooperaci¨®n y codesarrollo europeo centrada principalmente en la circulaci¨®n organizada de las personas. El objetivo ser¨ªa responder a las necesidades mutuas de los pa¨ªses proveedores y de los pa¨ªses europeos. Europa necesita inmigrantes, desde un punto de vista demogr¨¢fico y econ¨®mico. La ribera sur del Mediterr¨¢neo expresa desde hace tiempo una fuerte demanda migratoria. No podemos responder con la polic¨ªa de los mares.
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