Fracaso de Espriu, camino a la independencia
En la etapa final del debate sobre el Estatuto de autonom¨ªa de Catalu?a, Llibert Cuatrecases, diputado de CiU, atribu¨ªa en agosto de 1979 el camino recorrido hasta aquel momento "al contacto sistem¨¢tico que, en situaciones dif¨ªciles para nuestras libertades y para nuestros derechos, hombres catalanes y no catalanes empezaron con voluntad de comprender, con voluntad de entender cu¨¢les eran las respectivas realidades, cu¨¢l era la problem¨¢tica a abordar, qu¨¦ era necesario hacer para, con humildad, superar un problema de vieja raigambre que nos afectaba a todos, que realmente pesaba negativamente sobre el futuro concreto del Estado espa?ol".
El futuro de aquel Estado espa?ol en el que catalanes y no catalanes comenzaron a dialogar era el presente que Cuatrecases celebraba como un logro. Y lo era, en efecto, una conquista que superaba el m¨¢ximo de reivindicaciones de la Assemblea y del Consell de Forces Politiques de Catalunya, que no pasaba entonces de la restauraci¨®n del Estatuto de 1932. Ahora, en 1979, el contacto sistem¨¢tico, el di¨¢logo, la voluntad de entender, el acuerdo sobre lo que era necesario hacer para construir el futuro Estado espa?ol hab¨ªa culminado en un Estatuto con un nivel de autonom¨ªa impensable en tiempos de la Rep¨²blica: lo conquistado no era una restauraci¨®n del pasado, sino el anuncio de otro futuro.
Treinta a?os despu¨¦s de este discurso, en noviembre de 2009, Pujol, presidente de la Generalitat desde 1980 hasta 2003, publicaba un hermoso art¨ªculo en el que daba por deca¨ªdo y fracasado "el proyecto pol¨ªtico y moral de la Catalu?a de los a?os sesenta, setenta y tambi¨¦n de los ochenta". Era El fracaso de Espriu, el fracaso de "una gran afirmaci¨®n de catalanidad y de voluntad catalana de ser y al mismo tiempo de espa?olidad generosa y constructiva". Fracaso del sue?o de una Sepharad en paz y en libertad. Una etapa se cerraba: en adelante, y puesto que en el resto de esa Sepharad "la solidaridad es palabra de enga?o", solo hab¨ªa que contar con los propios tesoros, los propios activos, la propia capacidad y la propia voluntad. Fin de la voluntad de entender, fin del di¨¢logo; hab¨ªa sonado la hora de la urgencia y del atajo.
Cuatrecases hablaba tras una experiencia de oposici¨®n a la dictadura; Pujol escrib¨ªa despu¨¦s de una experiencia casi tan larga de Gobierno en democracia. La lecci¨®n de la oposici¨®n a la dictadura condujo a una voluntad de di¨¢logo y de acuerdo; la del Gobierno en democracia termin¨® en una voluntad de separaci¨®n y de ruptura. De la primera hab¨ªa fructificado un logro; de la segunda, un fracaso: el di¨¢logo se hab¨ªa convertido en enga?o. Resultado final: quiebra de un proyecto: catalanidad y espa?olidad se volvieron afirmaciones excluyentes.
No es posible entrar aqu¨ª en la cronolog¨ªa ni en los motivos de este proceso, pero una cosa es clara: el acta de El fracaso de Espriu y de la defunci¨®n de Sepharad se firm¨® un a?o antes de la publicaci¨®n de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre/contra el Estatuto reformado. Como tambi¨¦n se puso en marcha antes de esa sentencia el procedimiento de los referendos por la independencia. Con toda seguridad, la sentencia agrav¨® la sensaci¨®n de fracaso; pero no fue ella la que determin¨® a los nacionalistas catalanes a llegar a la doble conclusi¨®n de que algo se hab¨ªa hecho mal desde el principio y de que era preciso emprender otro camino.
Ese camino conduce ya, ¨²nicamente, a la independencia. No hay otra soluci¨®n, ha concluido Jordi Pujol en su reciente conferencia ?Residuales o independientes? Que su partido se haya abstenido en la propuesta de declaraci¨®n de independencia presentada en el Parlament despu¨¦s de haber hecho saber que votaba a su favor en los referendos significa ¨²nicamente que la masa todav¨ªa no est¨¢ madura: que 80 catalanes de cada 100 no se hayan tomado la molestia de acudir a las urnas no significa que la cuesti¨®n de la independencia deja m¨¢s bien fr¨ªa a la mayor¨ªa; significa tan solo que queda mucho trabajo por hacer.
Lo que est¨¢ claro es que ese trabajo se sit¨²a hoy para los nacionalistas en el camino a la independencia. ?Por la sentencia del Constitucional? No; sino que la sentencia ha ca¨ªdo en tierra abonada, aportando un suplemento de legitimidad o de justificaci¨®n, si falta hac¨ªa, al previo diagn¨®stico de que solo la separaci¨®n permitir¨¢ terminar la construcci¨®n del edificio inacabado. Cuando una mayor¨ªa clara de catalanes lo vea y lo sienta as¨ª, ser¨¢ el momento de pasar a la acci¨®n, sin derramar ni una l¨¢grima por el fracaso de la Sepharad un d¨ªa so?ada.
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