Una casita en llamas atrap¨® al grupo de amigos
Lucas Esp¨ª, el ni?o comprado, falleci¨® el 12 de mayo de 2000 a causa de las grav¨ªsimas quemaduras sufridas en un incendio desatado en una casita que sus padres poseen en Benissoda, a pocos kil¨®metros de Ontinyent (Valencia). Con ¨¦l, tambi¨¦n murieron un poco sus padres. Fue un terrible mazazo del destino.
Lucas, que entonces ten¨ªa 18 a?os; su novia, Beatriz T. R., de la misma edad; su amiga Cristina M.B., de 16 a?os, y un amigo de los tres, David, hab¨ªan ido a pasar las vacaciones de Pascua a la peque?a casa de campo.
En la ma?ana del 24 de abril de 2000, Lucas llev¨® a su amigo David a Ontinyent. Al regresar a la casita, ¨¦l y las chicas sintieron fr¨ªo y decidieron encender una estufa alimentada con le?a. Para avivar las brasas, alguno de ellos agarr¨® una garrafa de combustible y arroj¨® parte del l¨ªquido inflamable sobre las llamas. Estas se contagiaron a la garrafa de pl¨¢stico y provocaron una tremenda deflagraci¨®n. Fue como si hubiera estallado una bomba.
Los tres amigos resultaron abrasados por las lenguas de fuego. Lucas empez¨® a gritar por la ventana del cuarto de ba?o: "?Socorro! ?Socorro!". Un t¨ªo suyo, Salvador, se hallaba a unos cientos de metros: estaba en un palomar donde criaba aves de competici¨®n deportiva. "Vio que sal¨ªa un humo muy negro de la casita y rescat¨® a Lucas, que no paraba de gritar que hab¨ªa m¨¢s gente dentro de la vivienda. Otro muchacho entr¨® a buscar a Beatriz y Cristina... y estuvo a punto de morir. Los bomberos tardaron casi una hora en llegar", rememora Manuel Esp¨ª.
Las dos chicas fallecieron casi inmediatamente debido a que ten¨ªan quemaduras en m¨¢s del 90% de su cuerpo. El joven pas¨® 19 d¨ªas en el hospital La Fe de Valencia agonizante. "Ten¨ªa la espalda en carne viva. Era horrible", recuerda su padre tratando de reprimir la emoci¨®n.
Cuando muri¨®, Lucas trabajaba en una f¨¢brica de hilados, Euro-Roqueta 2000, de Agullent.
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