Vamos de campa?a
Fuera de la rutina improductiva de la campa?a electoral, el Colegio de Arquitectos plante¨® el pasado martes un interesante debate entre las dos fuerzas que est¨¢n destinadas a gobernar la ciudad, pero no con sus primeros espadas sino con los segundos, Joan Trull¨¦n por el PSC y Antoni Vives por CiU. Delante de ellos un semic¨ªrculo de arquitectos y urbanistas, algunos muy cr¨ªticos, otros no tanto, y dos periodistas, una de ellas, servidora. A pesar de lo inc¨®modo de la hora, justo a mediod¨ªa, no se levant¨® nadie de la silla para ir a comer. Confirma que esta gente todav¨ªa est¨¢ comprometida con Barcelona: en sus mejores momentos, la ciudad ha sido guiada por el gremio y los viejos l¨¢pices de oro siguen sinti¨¦ndose protagonistas del proyecto. Los que vienen detr¨¢s, tambi¨¦n: Barcelona es, en gran parte, cosa suya. As¨ª la viven.
Las campa?as no son buen momento para la reflexi¨®n, pero son determinantes para el futuro inmediato
Sostengo, y as¨ª lo dije, que las dos principales opciones tienen una relaci¨®n inversa de complejidad y realidad. A m¨¢s pensamiento complejo, menos contacto con la realidad, y viceversa. Para entendernos, Joan Trull¨¦n, con el aplomo que lo caracteriza, hizo una sucinta descripci¨®n de una Barcelona pivotando sobre un arco que va de Alicante a Lyon. Antoni Vives respondi¨® con una ciudad de velocidades diferentes, seg¨²n el foco que la mira: una calidad de slow city en los barrios y un ritmo trepidante propio de Manhattan en las apuestas estrat¨¦gicas. Yo les dec¨ªa: prefiero vivir en la ciudad de Vives, pero para que funcione, necesito que exista la ciudad de Trull¨¦n. Esta es la paradoja electoral: la "ciudad de las personas" naufragar¨ªa si no tuviera el respaldo de un proyecto ambicioso, incluso desmesurado.
Ahora bien, la ciudad de Trull¨¦n no existe en la realidad, porque lo que ¨¦l situaba en isocromas y gr¨¢ficos es el cl¨¢sico corredor mediterr¨¢neo, ahora transmutado en alta velocidad ferroviaria. Uno de los ejes potencialmente m¨¢s interesantes de Europa, que nunca ha entrado en las prioridades de ning¨²n gobierno espa?ol, de Franco (con perd¨®n) a Zapatero. El PSOE (?no digamos el PP!) sigue enganchado al eje Madrid-Valencia-Zaragoza, que es donde est¨¢ poniendo los cuartos. Para no hablar de Rodalies y el silencio metropolitano sobre las inversiones que no se cumplen. Pero acerquemos m¨¢s a¨²n el foco: cuando las apuestas estrat¨¦gicas de Barcelona se traducen a realidad, fallan. El 22@ es una maravilla: hay m¨¢s ingl¨¦s en el distrito que en un hotel de lujo. Pero a la noche es un desierto, porque alguien se olvid¨® de poner el barrio, la vivienda, la gente, que era lo que hac¨ªa especial la propuesta. Y encima van y les construyen un parque amurallado.
Miremos las ¨²ltimas inauguraciones de Jordi Hereu. El Museu Blau, Las Arenas. ?Ponemos tambi¨¦n el Paral¡¤lel? ?No parece que Hereu siga m¨¢s las indicaciones de Turismo de Barcelona que las del Plan Estrat¨¦gico Metropolitano? Ahora nos est¨¢ proponiendo, gran idea, hacer de La Rambla una v¨ªa peatonal: dejar¨ªa Ciutat Vella del todo en manos del turismo. Genial. Ahora bien, cuando escuchamos a la otra parte, a CiU, no deja de ser igual de ditir¨¢mbica: van a poner una sucursal del MIT (el de Massachussetts) en Ciutat Meridiana, para que vean que no se olvidan de la periferia. Aparte que la periferia es un estado mental, en una ciudad de las dimensiones de Barcelona no tiene sentido desperdigar los equipamientos centrales. Lo importante es que los j¨®venes de Ciutat Meridiana vayan a trabajar al Fab Lab -sea lo que fuere- y eso es movilidad social, colegio exigente y horizonte abierto, es decir, cohesi¨®n y Generalitat.
Las campa?as no son buen momento para la reflexi¨®n, pero son determinantes para el futuro inmediato. Yo creo que vale la pena tambi¨¦n escuchar a los peques, incluso a los que hoy est¨¢n fuera del Consistorio, SI y la CUP. Ellos pondr¨¢n los acentos. Gom¨¤ (que es muy guapo) el tono ecosocial y Portabella la modernidad junto con la exigencia nacional, un binomio que el Ayuntamiento actual cree imposible, pero el tema de la capitalidad catalana empieza a ser urgente. El PP no: el PP, con su seguridad de mano dura y su meter el dedo en el ojo del inmigrante se sit¨²a en los ant¨ªpodas del esp¨ªritu de la ciudad. Tendr¨¢ votos, claro que s¨ª, pero no deber¨ªan ser influyentes.
Patricia Gabancho es periodista.
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