La explosi¨®n de la burbuja

El jueves 18 de abril de 2007, Astroc, la inmobiliaria que convirti¨® a Enrique Ba?uelos en uno de los 100 hombres m¨¢s ricos del mundo, perdi¨® un 43% de su valor en Bolsa. El lunes 23, las acciones perdieron otro 37%. La firma estrella de la era del ladrillo hab¨ªa crecido de forma sostenida y hab¨ªa multiplicado su valor por 10 en menos de un a?o. Hasta que se desplom¨®. Muchos ahorradores perdieron mucho dinero. Pero Francisco Camps todav¨ªa se permit¨ªa prometer el pleno empleo durante la campa?a electoral que le llevar¨ªa a su segundo mandato como presidente de la Generalitat.

Los promotores inmobiliarios ya alertaban sobre ciertos excesos en la producci¨®n. Los precios de la vivienda se hab¨ªan disparado y los inversores internacionales empezaban a mirar hacia otros mercados.

La Generalitat asisti¨® al hurac¨¢n sin capacidad de reacci¨®n

Ya hab¨ªa algunos nubarrones, pero eran tiempos felices en los que flu¨ªa el cr¨¦dito a bajo inter¨¦s. La construcci¨®n y el negocio inmobiliario se tragaban las dos terceras partes del dinero fresco que pon¨ªan en circulaci¨®n las entidades financieras. Y la Comunidad Valenciana, la California de Europa, concentraba su iniciativa en la promoci¨®n y los servicios personales.

El naufragio de Astroc fue todo un s¨ªntoma. Ba?uelos encarnaba el modelo de empresario que surgi¨® al calor de la falta de control p¨²blico sobre el negocio inmobiliario. Un promotor recuerda la consigna de un consejero del ramo: "?Cread riqueza, cread riqueza!". Y empleo. Mucho empleo. Pero de poca calidad.

Gerardo Camps, consejero de Econom¨ªa y Hacienda, reiteraba que la Comunidad Valenciana estaba llamada a ser una comunidad de servicios. El impulso de grandes eventos como la Copa del Am¨¦rica o el Gran Premio de F¨®rmula 1 acentuaban la apuesta del Consell por el turismo y la inversi¨®n residencial. Un modelo que se quebr¨® definitivamente en septiembre de 2007 cuando varios bancos estadounidenses que hab¨ªan concedido generosas hipotecas a demasiados clientes sin recursos se arruinaron.

En septiembre de 2008 quebr¨® Lehmann Brothers, modelo de un agresivo banco estadounidense de inversi¨®n. Y vino la cascada. El cr¨¦dito se fren¨® en seco. Lo mismo que la construcci¨®n, el motor que deb¨ªa producir el pleno empleo.

La debacle econ¨®mica barri¨® la Comunidad Valenciana en todas direcciones e hizo temblar a todos los sectores. Una parte de la industria manufacturera que compet¨ªa porque produc¨ªa a costes m¨¢s bajos que los fabricantes italianos hab¨ªa sido barrida por la liberalizaci¨®n comercial y el acceso global a mercados con costes laborales irrisorios.

Las actividades que arrastraba la construcci¨®n sufrieron el mayor golpe. Desde el textil para el hogar hasta el mueble pasando por el azulejo, tres industrias con gran implantaci¨®n en territorio valenciano.

A lo largo de la legislatura, la destrucci¨®n de tejido empresarial ha sido elevada. Entre 2007 y 2010 la cifra de empresas activas cay¨® un 4,4%, porcentaje muy superior al 1,36% que arroj¨® en el periodo la media espa?ola, seg¨²n el INE. A finales de este a?o hab¨ªa 352.366 empresas en la Comunidad Valenciana.

El desglose por sectores indica c¨®mo en la industria el n¨²mero de empresas activas ha ca¨ªdo un 8,27%. El segundo descenso m¨¢s abrupto lo sufri¨® el comercio, un 6,6%. Los servicios, con un 3,57%, y la construcci¨®n, con un 1,17% menos de empresas activas, tampoco han vivido buenos tiempos.

Pero el impacto m¨¢s dram¨¢tico tiene rostro humano. El boyante mercado laboral registraba en 2007 una tasa de paro del 8,55%, ligeramente por encima del 8,47% que era la media espa?ola. Pero en Castell¨®n bajaba hasta el 6,41%, muy cerca del pleno empleo t¨¦cnico que los expertos cifran en un paro del 5%.

La Comunidad Valenciana tiene ahora menos ocupados que en 2007 pese a que la cifra de trabajadores en activo no ha dejado de crecer. Y el paro se ha triplicado en estos a?os.

La Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) del primer trimestre de 2007 mostraba que en la Comunidad hab¨ªa 2,18 millones de ocupados, cifra que ha ca¨ªdo y no llega a 1,9 millones en el primer trimestre de 2011. Por el contrario, el n¨²mero de parados ha pasado de 200.000 a rozar los 600.000. Y la tasa de paro se ha disparado hasta el 24,12%.

Especialmente dram¨¢tico ha sido el aumento del desempleo entre los inmigrantes. Entre los extranjeros que acudieron a trabajar a la Comunidad Valenciana cuando la burbuja todav¨ªa se hinchaba, el n¨²mero de parados se ha multiplicado por cuatro desde 2007. En abril de 2007 hab¨ªa 20.008 inmigrantes parados, seg¨²n datos del Ministerio de Trabajo. En el mismo mes de 2011 eran casi 90.000.

La Generalitat asisti¨® al hurac¨¢n sin capacidad de reacci¨®n. Durante los a?os de bonanza se sum¨® a la fiesta del cr¨¦dito f¨¢cil y la deuda p¨²blica nunca dej¨® de crecer. Francisco Camps cerr¨® su primer ejercicio como presidente de la Generalitat con una deuda cercana a los 8.000 millones. A finales de 2010, la deuda alcanz¨® los 17.600 millones de euros.

La hipoteca de las empresas p¨²blicas creci¨® en paralelo desde 1.500 millones de euros a finales de 2003 hasta 3.000 millones de euros a finales de 2010.

Los presupuestos de la Generalitat no permiten alegr¨ªas. La n¨®mina de los empleados p¨²blicos y los gastos fijos asociados a los servicios de Sanidad, Educaci¨®n y Bienestar Social consumen la inmensa mayor¨ªa del dinero formalmente disponible. Y cuando los ingresos quedan por debajo de lo previsto, no se puede pagar. As¨ª de simple.

Gerardo Camps, actual vicepresidente econ¨®mico del Consell, anunci¨® en enero de 2009 el denominado Plan Confianza encaminado a paliar la virulenta destrucci¨®n de empleo en la Comunidad Valenciana que se financiar¨ªa con un cr¨¦dito espec¨ªfico.

Francisco Camps ha reiterado que la Generalitat supo reaccionar a tiempo, siempre a diferencia de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, al inyectar 1.700 millones de euros para mover la econom¨ªa. Pero la Sindicatura de Cuentas cifr¨® en 343 millones el gasto asociado al Plan Confianza en 2009. Y el propio Gerardo Camps asum¨ªa en febrero pasado que apenas hab¨ªa pagado 138 millones de euros de una partida de 1.020 millones destinada a financiar inversiones productivas en los municipios valencianos.

La crisis financiera internacional no ha hecho sino complicar la situaci¨®n de la Generalitat. A lo largo de casi todo el a?o 2010, el Instituto Valenciano de Finanzas no ha podido vender deuda en los mercados institucionales. En octubre pasado forz¨® a Bancaja y a la CAM a comprar una emisi¨®n de 1.000 millones de euros. En diciembre recurri¨® a una emisi¨®n de bonos patri¨®ticos dirigidos a particulares que deb¨ªa cubrir las deudas acumuladas con diversos proveedores de la Administraci¨®n auton¨®mica. Pero esas deudas nunca llegaron a saldarse, como prueba la proliferaci¨®n de asociaciones y federaciones patronales que reclaman el pago de facturas pendientes desde hace a?os.

La impotencia, sin embargo, ha sido maquillada con victimismo. Y con un chivo expiatorio: Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero es el origen de todos los males que afectan a los valencianos.