Cambio de r¨¦gimen
Mientras ve¨ªa a los Lakers pasar como zombis por su primer partido de la segunda ronda contra los Mavericks, pensaba en las recientes revueltas en el mundo ¨¢rabe. Justamente cuando los pueblos del Norte de ?frica tanteaban con cuidado a las bestias dormidas que eran sus dirigentes, los Mavericks se encaminaban de puntillas hacia un resultado inesperado en el primer partido. M¨¢s tarde, los ciudadanos respiraron profundamente y, asombrados por su ¨¦xito, le dijeron al mundo que esperar algo m¨¢s era probablemente un sue?o.
Luego, Hosni Mubarak (Phil Jackson) abandon¨® el pa¨ªs y Muamar el Gadafi (Kobe Bryant) empez¨® a actuar de forma todav¨ªa m¨¢s irracional que de costumbre. Y el resto de nosotros decidi¨® que la revoluci¨®n siempre hab¨ªa estado gest¨¢ndose, aunque ninguno de nosotros habr¨ªa predicho un resultado semejante hace un a?o.
La misma arrogancia que catapult¨® a los Lakers hacia la gloria ha resultado ser una espada de doble filo
Al igual que Mubarak y Gadafi, los Lakers se han derrumbado bajo el peso de su propia fanfarroner¨ªa. Es dif¨ªcil interpretar al malo todo el tiempo. Y los Lakers se han convertido en un malo casi universal: los ¨²nicos lugares donde a la gente le gustan realmente los Lakers son el pa¨ªs donde (probablemente) viven ustedes y la ciudad donde el equipo juega sus partidos de casa. E incluso eso, el amor de la ciudad natal, est¨¢ disminuyendo. Las cr¨®nicas de los partidos Uno y Dos en el Staples Center recogen los abucheos de los aficionados de los Lakers a sus jugadores como romanos decepcionados.
Y esto, creo, es esencial en cualquier disecci¨®n del malestar de los Lakers. La sensaci¨®n de prepotencia que acompa?a al ganar siempre, al llevar ventaja siempre, al tener ¨¦xito siempre, acaba pudiendo m¨¢s que una persona, un equipo o un gobernante. En el caso de los aut¨®cratas del mundo ¨¢rabe, este fen¨®meno qued¨® de manifiesto con la incompetencia de los l¨ªderes que se marcharon: "?Pero c¨®mo, que mis s¨²bditos no son felices con dos d¨®lares al d¨ªa y sin ninguna esperanza?". En el caso de los Lakers, la misma arrogancia que contribuy¨® a catapultar al equipo hacia la gloria ha resultado ser una espada de doble filo porque la arrogancia est¨¢ bien cuando llevas ventaja, pero es catastr¨®fica cuando vas por detr¨¢s.
Pero la cuesti¨®n ya no es si los Lakers pueden hacer que su estilo de vida resucite en el futuro. El cambio de r¨¦gimen ha llegado. Al igual que en el Norte de ?frica, lo ¨²nico que podemos hacer el resto de nosotros es recostarnos y contemplar la locura que, seguro, se desatar¨¢ a continuaci¨®n.
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