Aves que despejan el espacio a¨¦reo
Las rapaces llevan 40 a?os ahuyentando a otros animales de las pistas
No es muy habitual, pero tampoco imposible, que un ave que ande suelto por el espacio impacte contra un avi¨®n. Ese percance se sit¨²a en el puesto 29, de los 33 principales riesgos que pueden causar un accidente a¨¦reo. Y adem¨¢s no resulta barato: suponen unos 350 millones de euros al a?o, seg¨²n la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n de EE UU.
En el aeropuerto de Madrid-Barajas unos cuantos animales voladores se encargan de ahuyentar a otras especies y evitar as¨ª accidentes: azores, halcones peregrinos, ratoneros, aplomados, de cola roja, esmerejones y harris. Un sistema natural de control que se implant¨® en el aeropuerto madrile?o en 1970.
Jes¨²s Rero ?lvaro, cetrero y jefe de la halconera del aeropuerto madrile?o, lleg¨® a este centro de aves con 14 a?os como aprendiz de la mano del naturalista y divulgador F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente. Con ¨¦l trabajan otros ocho profesionales que pueden decir con orgullo que Rero ha sido su maestro.
Los halcones son muy inteligentes, "te conocen perfectamente"
Las depredadoras est¨¢n operativas hasta los 15 a?os, antes de perder vista
El choque de un ave con un avi¨®n es el 29? de los 33 riesgos principales
El sistema natural de control de accidentes funciona desde 1970
El jefe de la halconera lleva desde entonces -m¨¢s de 40 a?os- dedicado al adiestramiento y cuidado de estos depredadores desde que nacen hasta que mueren. Actualmente, la halconera cobija a 106 ejemplares aunque solo entre 36 y 38 est¨¢n en activo.
Cuatro veh¨ªculos (uno por pista) patrullan durante todas las horas de luz los 365 d¨ªas al a?o para que los halcones ahuyenten a sisones, palomas o patos de la zona a¨¦rea. Y no solo eso, tambi¨¦n para impedir que liebres y conejos transiten por las pistas de despegue y aterrizaje. "Se trata de disuadir, no de matar. De crear un territorio que el resto de aves identifiquen como terreno de caza", se?ala Rero. Aunque el de las aves no es el ¨²nico m¨¦todo de vigilancia, el jefe de la halconera asegura que el de sus semejantes es el "m¨¢s eficiente", ya que las bandadas de p¨¢jaros se habit¨²an al resto de sistemas, como ultrasonidos, sistemas de luz o l¨¢ser. Incluso, aunque se reproduzca el ruido que hace un depredador, las aves dejan de temerlo en cuanto no ven qu¨¦ produce ese sonido o si perciben que lo que oyen no se corresponde con un peligro real. "Los animales tienen que ver el riesgo para sentir miedo", afirma Rero.
Halconero de vocaci¨®n, Rero dice que le gustan esos animales "desde siempre" y que entr¨® en contacto con ellos porque el hijo del jefe de su padre ten¨ªa algunos. Incide en que estas aves -cuyas fin¨ªsimas alas les permiten alcanzar velocidades muy altas- "no son mascotas", por eso lo importante es trabajar con ellas "con paciencia y sin resabios".
Sobre el car¨¢cter de estos depredadores, asegura que son perezosos y muy inteligentes: "Te conocen perfectamente, hasta tal punto que algunos de ellos no se dejan manejar por todos los adiestradores por igual", indica. Para los halconeros, algunas aves son m¨¢s especiales que otras. Es el caso de Brisa, una hembra de halc¨®n peregrino de seis a?os que Rero ha escogido para que le acompa?e en la foto: "Esta es de las especiales", afirma.
Las rapaces nacen en las instalaciones de la halconera. Las c¨¢maras de reproducci¨®n est¨¢n orientadas hacia las pistas para que se acostumbren al ruido de los aviones y lo asocien a "una zona segura". El proceso de adiestramiento comienza a las ocho semanas, unos 60 d¨ªas. Se basa en el amansamiento y la musculaci¨®n de las rapaces y dura aproximadamente dos meses. A partir de ese momento, las aves est¨¢n operativas hasta los 15 o 16 a?os, edad a la que empiezan a perder vista. Y en torno a los 20 a?os, cuando ya no pueden ni volar ni procrear, se jubilan.
Aunque la instalaci¨®n de control de fauna en Barajas fue pionera en los aeropuertos, ahora hay multitud de empresas que prestan este servicio en campos de f¨²tbol, de golf o en silos. Rero destaca el trabajo de la viuda de Rodr¨ªguez de la Fuente, Marcelle Parmentier, por mantener el legado del naturalista y achaca a su esfuerzo que la halconera de Barajas contin¨²e con su labor en los mismos t¨¦rminos que en 1971: "Lo ¨²nico que ha cambiado en 40 a?os es el n¨²mero de aves, empezamos con seis halcones y ahora tenemos 36".
Cada maestro tiene sus trucos. El de Jes¨²s Rero es formar ¨¦l mismo a los cetreros, porque algunos de los que llegan al centro como profesionales "traen vicios como dejar m¨¢s libertad de vuelo al halc¨®n, y no son especialistas en el adiestramiento de halcones para su trabajo en los aeropuertos".
De su "¨ªdolo" y mentor F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, se queda sobre todo con su motivaci¨®n. "F¨¦lix era el maestro por antonomasia", dice. Ahora es Rero el que despierta admiraci¨®n. "Es un ejemplo, Con ¨¦l siempre, cada d¨ªa, se aprende algo distinto", destacan sus compa?eros.
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