"Si no llegan las palabras es que no lo mereces"
F¨¦lix Grande vuelve a la poes¨ªa tras cuatro d¨¦cadas de silencio
F¨¦lix Grande insiste: "Yo soy un aprendiz de disc¨ªpulo de poeta", pero pide que no se le tome por alguien "fan¨¢ticamente modesto": "Los que somos de infanter¨ªa sabemos qui¨¦nes son los capitanes -Vallejo, Machado-. Tambi¨¦n sabemos que otros ni han jurado bandera". Dice que la fatalidad es el motor de la vida y que por no asumirla "unos se hacen jefes de Estado, otros directores generales y otros, poetas". Eso, no obstante, no garantiza nada. Si la poes¨ªa no viene, no viene. Es in¨²til llamarla: "No basta con escribir sobre temas eternos para asegurarte la eternidad".
Grande lo dice para explicar por qu¨¦ ha pasado 40 a?os sin escribir poes¨ªa m¨¢s all¨¢ de un pu?ado de sonetos y versos de homenaje. En 1970 escribi¨® Las rub¨¢iy¨¢tas de Horacio Mart¨ªn, un libro de amor encendido en la voz de un heter¨®nimo, y lo public¨® en 1978. Luego, el silencio: "No hab¨ªa vuelto a la poes¨ªa y pens¨¦ que ser¨ªa por algo. Cuando no llegan las palabras es tal vez porque uno no se lo merece".
Su nuevo libro aparece en la ¨²ltima recopilaci¨®n de su obra l¨ªrica
"Para escribir versos hace falta una mezcla de inocencia y coraje"
Todo cambi¨® hace dos a?os. Durante una visita al campo de exterminio de Auschwitz, descubri¨® 1.950 kilos de pelo de mujer que ocupaban un mueble de 14 metros. "Cuando lo vi tuve que poner las manos en el cristal porque con los ojos no me val¨ªa", recuerda. "Hab¨ªa cabello rubio, moreno, pelirrojo, todo mezclado, decolorado por el paso del tiempo. De repente, me pregunt¨¦ ?de qu¨¦ color es este pelo? Era un color nuevo. No hab¨ªa existido antes". Cuando sali¨® de un lugar sobre el que lo hab¨ªa le¨ªdo todo y en el que casi todo termin¨® sorprendi¨¦ndole, se dio cuenta de que deb¨ªa responder a aquella pregunta y "dar una limosna a aquella mendicidad". El resultado de aquel impulso es La cabellera de la Sho¨¢, un poema-libro de 1.000 versos con el que se cierra la nueva edici¨®n de su poes¨ªa reunida Biograf¨ªa (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores).
Como se?al¨® ayer en la presentaci¨®n el cr¨ªtico ?ngel Luis Prieto de Paula, autor del impecable pr¨®logo del volumen, F¨¦lix Grande se ha movido generacionalmente entre los poetas del cincuenta y los nov¨ªsimos. De ah¨ª la dificultad para acomodarlo en los manuales al uso. Para m¨¢s inri, nunca sigui¨® la doctrina del momento. Se dio a conocer con Las piedras, Premio Adonais en 1963, es decir, cuando declinaba el vigor de la poes¨ªa social. Grande, sin embargo, no renunci¨® a la denuncia. Eso s¨ª, lo hizo conciliando el compromiso en los temas con el rigor expresivo en la forma. Todo ello, adem¨¢s, con un claro trasfondo confesional. De ah¨ª el t¨ªtulo que el poeta eligi¨® en 1971 para reunir todos sus libros, a d¨ªa de hoy siete, entre ellos t¨ªtulos cl¨¢sicos de la segunda mitad del siglo XX como Taranto, Blanco spirituals o, sobre todo, las citadas rub¨¢iy¨¢tas. Biograf¨ªa es, en palabras de Prieto, "la poes¨ªa del hombre como decantaci¨®n literaria de su vida".
Esa vida empez¨® en M¨¦rida el 4 de febrero de 1937, en una casa, recuerda Grande, de la calle de la Concordia esquina calle del Calvario. Fue en plena guerra y a su madre "se le puso una palpitaci¨®n que ya no la abandon¨® nunca": el temor de que llegara una carta anunciando que su padre hab¨ªa muerto defendiendo la Rep¨²blica. Pas¨® la guerra pero no el temor, que no se materializ¨® pero devolvi¨® a la familia al pueblo de los padres, Tomelloso. All¨ª trabaj¨® el poeta como oficinista en un almac¨¦n, carpintero, trillador, tendero, "cuidador de tres vacas", recitador en los casinos, pastor de cabras y guitarrista flamenco. Iba para m¨²sico hasta que, en sus propias palabras, lleg¨® Paco de Luc¨ªa y le dio una patada "a dos o tres mil guitarristas". A ¨¦l lo convirti¨® en estudioso del flamenco, alguien que se sabe de memoria decenas de coplas como esta: "En la torre est¨¢ el reloj / el mochuelo, en el olivo / en mi coraz¨®n, la pena: / cada cosa est¨¢ en su sitio".
F¨¦lix Grande la elige para subrayar lo que el dolor tiene de impulso. De ah¨ª que ¨¦l resuma su obra en dos parejas de palabras: indignaci¨®n y piedad, c¨®lera y compasi¨®n. Y otra m¨¢s: madre y espanto. "Me encontr¨¦ con las palabras. Dios las bendiga. Me salvaron la vida. Me ayudaron a sobrellevar la vida y a entender a una madre que amenazaba con tirarse al pozo o con colgarse de un ¨¢rbol", dice. "Luego me encontr¨¦ con una mujer. Tambi¨¦n me salv¨® la vida", a?ade refiri¨¦ndose a su esposa, la poetisa Francisca Aguirre.
F¨¦lix Grande, que en 2004 recibi¨® el Premio Nacional de las Letras Espa?olas al conjunto de su obra, ha cultivado todos los g¨¦neros sin dejarse limitar por su supuesta pureza. Ah¨ª est¨¢n t¨ªtulos como Memoria del flamenco, La balada del abuelo Palancas o La calumnia, esta ¨²ltima una defensa de su maestro Luis Rosales -al que sucedi¨® en la direcci¨®n de la revista Cuadernos Hispanoamericanos- frente a la acusaci¨®n de haber delatado a Lorca.
Grande no ha parado en todo este tiempo, pero la poes¨ªa, dice, es otra cosa: "Es un estado de gracia, no un g¨¦nero literario. Necesita una disposici¨®n especial, una mezcla de inocencia y coraje". A ¨¦l esa disposici¨®n le "volvi¨®" en Auschwitz. ?No le paraliz¨® saber todo lo que hab¨ªan escrito las propias v¨ªctimas? "Auschwitz supuso tal nivel de regresi¨®n humana -mezcla de comportamiento prehist¨®rico y muerte industrial- que un intelectual de nuestro tiempo tiene la obligaci¨®n de enfrentarse a un hecho as¨ª".
1950 kilos de pelo
Mil novecientos cincuenta kilos de pelo de mujer
pesando para siempre sobre la pesadumbre craneana.
Mil novecientos cincuenta kilos de pelo de mujer
partiendo en dos mitades la historia de la Historia.
Cada cabello de esta pelambrera
equivale a un crujido de placenta.
Cada pelillo de este Bulto
canta un r¨¦quiem a los alv¨¦olos del humo y la ceniza.
Cada uno de los pelos de esta hecatombe capilar
llora con todos su dos ojos al pie de la tijera
uno a uno lagrimando el Poder del desprecio.
Y cada cabellito de esta pelambre muda
en un discurso universal de pena
y un p¨¢rrafo de luto colosal
y una conversaci¨®n sensual con el futuro
y un mitin amoroso cebado de memoria.
En cada anonimato de ese pelo
vuela con una l¨¢grima en el pico
la muchedumbre de la consolaci¨®n.
?Baja a esta cueva misericordiosa!
Esta es la cabellera de la Sho¨¢.
Calla m¨¢s que el silencio y est¨¢ ciega.
Lo ve todo. Retumba.
Fragmento del poema La cabellera de la Sho¨¢
Babelia
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