Gallineros y tri¨¢ngulos
El Tribunal Constitucional (TC) otorg¨® la pasada semana a la coalici¨®n Bildu -formada por los partidos legales Eusko Alkartasuna (EA) y Alternatiba Eraikitzen (AE) y por independientes de la izquierda abertzale procedentes parcialmente de la disuelta Batasuna- el amparo pedido contra la sentencia de la Sala Especial del Supremo, que hab¨ªa anulado sus candidaturas a las elecciones municipales y forales del 22-M en el Pa¨ªs Vasco y Navarra. La ajustad¨ªsima mayor¨ªa de la votaci¨®n en el TC casi reproduce a la inversa el estrecho margen registrado en el Supremo, se?al de las dificultades para alcanzar el consenso sobre una cuesti¨®n tan cargada de implicaciones pol¨ªticas y de matices jur¨ªdicos. Los cinco votos particulares de los magistrados discrepantes giran en parte en torno a cuestiones procesales relativas a la apreciaci¨®n de la prueba.
El sector del PP m¨¢s intolerante con las resoluciones de los tribunales que contrar¨ªan sus intereses partidistas ha lanzado una virulenta campa?a contra el Constitucional, convaleciente todav¨ªa de los ataques de los populares por no haber aceptado ¨ªntegramente su recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Catalu?a. Bastante m¨¢s all¨¢ de las fronteras de una cr¨ªtica m¨ªnimamente razonable, los seis magistrados de la mayor¨ªa son acusados de cumplir servilmente las ¨®rdenes dadas por el Gobierno, reh¨¦n de sus s¨®rdidas negociaciones entreguistas con el terrorismo. El eurodiputado Mayor Oreja habr¨ªa encontrado el eslab¨®n perdido de la reanudaci¨®n de los contactos secretos -"el segundo tiempo del partido"- abandonados temporalmente en 2007, una hip¨®tesis paranoica capaz de fagocitar en su provecho hasta las letras del alfabeto. La presidenta de Madrid sentenci¨® con su habitual desparpajo que el Gobierno ha colado a la banda terrorista -a trav¨¦s del alto tribunal- en las instituciones representativas. Esteban Gonz¨¢lez Pons -exconsejero de Camps, diputado por Valencia, vicesecretario de Comunicaci¨®n del PP y aspirante a ninot fallero- ha fijado como nexo causal de la sentencia del TC que los seis magistrados de la mayor¨ªa "tienen buenos sueldos, c¨®modos asientos, coche blindado y escolta", de lo que cabe inferir que sus cinco colegas de la minor¨ªa cobran salarios modestos, reposan sobre duros bancos de madera y viajan inermes en metro.
El caso Bildu se plantea en los t¨¦rminos de un dram¨¢tico dilema. O bien la coalici¨®n soberanista ha sido ideada y puesta en marcha por el complejo ETA-Batasuna, que habr¨ªa atra¨ªdo con ese prop¨®sito a sus redes -como la ara?a a las moscas- a dos partidos legales adversarios de la violencia para proseguir embozadamente las actividades del brazo pol¨ªtico de la organizaci¨®n terrorista ilegalizado en marzo de 2003; o bien esa alianza de EA y AE con candidatos independientes de la izquierda abertzale (una expresi¨®n ideol¨®gica que "no ha sido proscrita de nuestro ordenamiento -recuerda la sentencia- ni podr¨ªa llegar a serlo sin quiebra del principio pluralista y de los derechos fundamentales a ¨¦l conexos") ser¨ªa un nuevo paso en el camino del alejamiento respecto a la banda armada del sector mayoritario del nacionalismo radical procedente de la disuelta Batasuna, dispuesto ahora a cumplir las reglas democr¨¢ticas.
Si el Constitucional y el Supremo han dado respuestas diferentes a ese dilema, parti¨¦ndose el tribunal casi por la mitad en ambas ocasiones, la causa es la diferente apreciaci¨®n por sus magistrados de las pruebas aportadas por la Abogac¨ªa y la Fiscal¨ªa General del Estado. Los abundantes y groseros errores cometidos por la Guardia Civil -secundada incomprensiblemente por el ministerio p¨²blico en su metedura de pata- al analizar las candidaturas de Bildu fueron sanados por la Sala Especial del Supremo mediante el expeditivo procedimiento de prescindir del habitual criterio de la contaminaci¨®n subjetiva de las listas; la incoherente pretensi¨®n seg¨²n la cual la ausencia de tales indicios de car¨¢cter personal confirmar¨ªa parad¨®jicamente la necesidad l¨®gica de ilegalizar Bildu es simplemente risible.
Pero ocurre que los elementos objetivos supuestamente reveladores de la estrategia de dominaci¨®n del complejo ETA-Batasuna sobre Bildu (informes de las fuerzas de seguridad, papeles incautados a miembros de ETA y de Batasuna, noticias period¨ªsticas y escuchas telef¨®nicas) son "excesivamente d¨¦biles, cuando no irrelevantes". Los textos reproducidos resultan a veces incomprensibles a causa del lenguaje para iniciados -t¨ªpico de los grup¨²sculos y de las organizaciones clandestinas- empleado por sus redactores. Sirva de ejemplo el documento Proceso democr¨¢tico, considerado especialmente relevante por la Sala Especial del Supremo, y su fascinante moraleja: "Es m¨¢s adecuado formar el gallinero de partidos, en vez de repetir el modelo de tri¨¢ngulo". ?Estar¨¢ aqu¨ª la madre del cordero o del lobo feroz?
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