Tres lenguas y para todos
El modelo educativo que haya que aplicar en el sistema escolar valenciano siempre deber¨¢ contar con la presencia de, cuando menos, tres lenguas.
Valenciano y castellano son lenguas oficiales, seg¨²n lo establecido en la Constituci¨®n y en el Estatuto de Autonom¨ªa. La normativa legal que desarrolla este mandato superior establece, para el territorio de predominio ling¨¹¨ªstico valenciano, que valenciano y castellano deben ser ense?ados obligatoriamente en el sistema educativo y que todos los alumnos han de lograr un dominio igual de ambas lenguas, mientras que para el territorio de predominio ling¨¹¨ªstico castellano se hace una excepci¨®n en lo tocante al conocimiento del valenciano. En estas comarcas, el alumnado puede recibir la ense?anza como si viviera en las comunidades vecinas, en detrimento de su propia formaci¨®n, de sus posibilidades de comunicaci¨®n e incluso de oportunidades laborales en su propia comunidad aut¨®noma u otras. Razones de naturaleza pol¨ªtica se imponen a la raz¨®n misma.
Con respecto a las lenguas extranjeras, cuando la ley formula los objetivos educativos no habla de dominio, sino de expresarse con fluidez y correcci¨®n. El diferente papel social de unas lenguas y otras lo explica sobradamente.
Para conseguir estos objetivos se ha de optar por un modelo de ense?anza pluriling¨¹e eficaz. Sabido es que con la mera asignatura de valenciano no se llega a nada parecido al dominio y que la sola asignatura de ingl¨¦s nos sigue dejando al final en la cola de la fluidez y correcci¨®n.
Al respecto, la Consejer¨ªa de Educaci¨®n ya afirmaba en 1991 que "toda planificaci¨®n ling¨¹¨ªstica, si se quiere eficaz, debe tener en cuenta todos y cada uno de los factores que configuran el contexto en que debe ser aplicada (...) este plan de ense?anza debe partir, por un lado, del hecho inevitable de que la Comunidad Valenciana est¨¢ configurada por rasgos idiosincr¨¢ticos singulares -medio geogr¨¢fico-natural, estructura socio-econ¨®mica, patrimonio cultural, personalidad hist¨®rica, talante vital- y una compleja y todav¨ªa conflictiva situaci¨®n socioling¨¹¨ªstica, que lo convierten en una entidad socio-pol¨ªtica con personalidad propia y que exigen una respuesta propia al hecho educativo; y, por otra, del ordenamiento legal diferencial...".
Son palabras sensatas por cuanto reconocen que: a) la cuesti¨®n es compleja; y b) que se debe responder de manera planificada. Podemos presentar un balance lleno de matices de cuanto se ha hecho (y se ha dejado de hacer) en cumplimiento de la Llei d'?s i Ensenyament del Valenci¨¤, pero, en todo caso, esta ley proporciona, desde 1983, a todo el alumnado valenciano la posibilidad de aprender las dos lenguas oficiales mediante el programa biling¨¹e m¨¢s adecuado a sus caracter¨ªsticas y a las de su entorno, aunque tambi¨¦n consiente que este bien cultural se pierda para una parte de la poblaci¨®n escolar, como hemos explicado m¨¢s arriba.
Durante todo este tiempo hemos aprendido muchas cosas. Estos d¨ªas se oye y se lee en los medios de comunicaci¨®n el consejo que dan las universidades valencianas a las familias que han de matricular a sus hijos e hijas en escuelas e institutos: que elijan un programa de ense?anza en valenciano o de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica porque sabemos que dan los mejores resultados en el aprendizaje de las dos lenguas oficiales y de la extranjera. Que lo digan las universidades tiene el valor a?adido que aporta la instituci¨®n encargada de la educaci¨®n superior. La universidad no solo entiende de m¨¦todos y estrategias de aprendizaje, aconseja tambi¨¦n por la meridiana constataci¨®n que hace de los resultados acad¨¦micos obtenidos por el alumnado.
Nada de esto podemos encontrar en la Orden 19/2011, de 5 de abril, de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, por la que se crea, de manera inmediata, una red de centros denominados pluriling¨¹es. Este caudal de experiencia se ignora deliberadamente, porque ahora se trata de cambiar valenciano por ingl¨¦s, no de consolidar el biling¨¹ismo para saltar con acierto hacia el multiling¨¹ismo. Se trata de m¨¢s propaganda, no de m¨¢s y mejor educaci¨®n.
En primer lugar, porque los objetivos educativos que est¨¢n en el principio de todo requieren que el modelo educativo a aplicar extienda sus ben¨¦ficos efectos en materia ling¨¹¨ªstica (el dominio o la competencia comunicativa) sobre el conjunto de la poblaci¨®n escolar. La consejer¨ªa, en cambio, crea una red donde los centros ingresan voluntariamente, tanto si son de educaci¨®n infantil como de secundaria, sin importar el momento en el que el alumnado empieza a estudiar en ingl¨¦s ni asegurar la continuidad. Adem¨¢s, cada centro deber¨¢ poner los medios, empezando por el profesorado con formaci¨®n suficiente, el cual ni abunda ni es estable. La misma consejer¨ªa conf¨ªa tanto en la calidad de su modelo que deja a elecci¨®n del alumnado la lengua en que realizar¨¢ las pruebas de evaluaci¨®n, al margen de la lengua en que se imparta la materia.
Una vez m¨¢s, asistiremos a uno de los hechos m¨¢s relevantes del momento educativo, la posibilidad de aprender a usar, por fin, una lengua extranjera, sin el cuidado y la asistencia planificada de los poderes p¨²blicos. ?Tendremos barracones ling¨¹¨ªsticos?
Vicent Esteve es maestro y miembro del Consejo Escolar Valenciano por el STEPV.
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