La niebla de los recuerdos prohibidos
Seres imaginarios, dolorosamente reales, protagonizan la mayor parte de esta antolog¨ªa ideal para adentrarse en el rico universo narrativo de Liudmila Petrush¨¦vskaia (Mosc¨², 1938). Vieja conocida del lector espa?ol desde los noventa por Tiempo de noche y Amor inmortal, la m¨¢s buzzatiana de los escritores rusos de nuestro tiempo ofrece aqu¨ª un amplio surtido de sus incursiones en las obsesiones de la gente normal, algo que en la URSS y en la Rusia de los ¨²ltimos a?os parece comportar un plus de peligrosidad dadas las condiciones en que se construy¨® y derrib¨® el socialismo. Del mismo modo que Dino Buzzati en sus magistrales Siete pisos o Una cosa que empieza por L, Petrush¨¦vskaia utiliza las construcciones imaginarias (bloques de viviendas, hospitales) y las proyecciones del miedo a lo desconocido para trazar subidas y bajadas a los infiernos de la imaginaci¨®n con las que alcanza sublimes piezas del terror fant¨¢stico: Higiene o El testamento del anciano monje bastar¨ªan para incluir a la autora entre los grandes del g¨¦nero. El volumen reparte en cuatro bloques (Canci¨®n de los eslavos orientales, Alegor¨ªas, R¨¦quiems y Cuentos de hadas) los acercamientos a una realidad que representa medio siglo largo de vida cotidiana; as¨ª, la larga noche de los tiempos deja de ser un lugar com¨²n para transformarse en una sucesi¨®n de escenarios bien reconocibles de la historia rusa: la guerra y su cosecha de muerte y locura (El brazo), el aislamiento del pa¨ªs y el atraso del mundo agrario (Los nuevos Robinson, El dios Poseid¨®n) y la fractura entre la utop¨ªa y el proyecto pol¨ªtico, en paralelo a la emigraci¨®n y la coexistencia de minor¨ªas rusas en el extranjero (Un alma nueva). La escritora m¨¢s premiada y mejor considerada de su generaci¨®n es una cronista serena de la devastaci¨®n que producen la soledad y el miedo en los individuos. Frente al destino, "lo ¨²nico que nos puede salvar es la suerte", afirma la ni?a que relata la fuga de su familia a un aislado lugar del bosque; un sitio remoto en el que, por cierto, a veces amanece con "cielos despejados en toda Espa?a", tal como bromea el padre. Petrush¨¦vskaia narra los momentos de reconocimiento en los que un alma gemela o un lugar entra?able "se hunden en la niebla de los recuerdos prohibidos"; personajes que disponen de un tercer ojo en el cuello para llorar su amargura y mujeres y hombres que sue?an los hijos que no tuvieron acaban encontr¨¢ndose en un territorio que pertenece a la tradici¨®n oral, a los cuentos infantiles y populares y a la vez al mejor cuento moderno. Parece imposible leer El padre, acaso el m¨¢s conmovedor de los relatos, sin pensar en Ch¨¦jov, Cort¨¢zar o Calvino; el conjunto del libro prueba que la escritora -gran lectora de Cervantes- conoce bien las fronteras de la mente humana y consigue conectar con todo tipo de lectores, atormentados o felices.
?rase una vez una mujer que quer¨ªa matar al beb¨¦ de su vecina
Liudmila Petrush¨¦vskaia
Pr¨®logo de Jorge Hern¨¢ndez
Traducci¨®n de Fernando Otero
Atalanta. Vila¨¹r (Girona), 2011
248 p¨¢ginas. 20 euros
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