'Habemus' Nanni Moretti, pero menos
Cada vez que se habla de la crisis del cine italiano, habitado durante varias d¨¦cadas por directores, guionistas e int¨¦rpretes excelsos, creador del neorrealismo y de un mont¨®n de comedias inolvidables, siempre se cita el nombre de Nanni Moretti como uno de los escasos autores gloriosos que le quedan a esta cinematograf¨ªa, alguien con un mundo tan reconocible como poderoso, ¨¢cido y cr¨ªtico, capaz en su irreverente, original y penetrante obra de conectar no ya con la sensibilidad de los espectadores italianos sino tambi¨¦n con el p¨²blico europeo de paladar medianamente educado. No solo con su arte detr¨¢s de la c¨¢mara sino igualmente delante de ella, dando vida a un tipo tan ir¨®nico como confuso que plantea interrogantes sobre las personas y las cosas, con el que resulta f¨¢cil que se identifiquen los espectadores.
Moretti, cuyo cine es habitual en el Festival de Cannes, logr¨® hacer re¨ªr y pensar a este p¨²blico incondicional con Caro diario. Tambi¨¦n nos conmovi¨® profundamente con la tr¨¢gica La habitaci¨®n del hijo, que gan¨® la Palma de Oro en la edici¨®n del a?o 2001. En su anterior pel¨ªcula El Caim¨¢n, este Pepito Grillo italiano logr¨® algo tan c¨ªvico como molestar al caballero Berlusconi. En Habemus Papam, que acaba de ser exhibida en Cannes, el siempre temido Moretti construye su ficci¨®n en el intocable Vaticano. Parece ser que este, siempre tan atento a las agresiones y burlas de los imp¨ªos, se ha mosqueado con la visi¨®n que ofrece de ¨¦l, lo cual aumentaba el morbo hacia una pel¨ªcula presuntamente sabrosa, en la que esperabas encontrar la terap¨¦utica mordacidad de este director aplicada a las jerarqu¨ªas supremas del reino de Dios en la tierra.
El arranque de Habemus Papam es muy brillante. El autor se plantea lo que podr¨ªa ocurrir si al hombre elegido por el c¨®nclave para ser Papa tras agotadoras votaciones y cuya ansiada designaci¨®n ha sido revelada a los expectantes feligreses con la fumata blanca, sufriera un alarmante bloqueo mental debido al p¨¢nico, la responsabilidad, la inmediata depresi¨®n o la acumulada angustia y se sintiera incapaz de asumir su nombramiento. El estupor de la curia ante la inmovilidad de su nuevo jerarca intenta buscar soluciones desesperadas recurriendo al mejor psicoanalista de Roma para que ¨¦ste profundice en la crisis del paralizado, encuentre la salvadora soluci¨®n al problema y logre ponerlo en movimiento.
La media hora inicial est¨¢ abarrotada de gracia y de malicia, todo funciona como en las mejores comedias, tiene ritmo, hay gags de primera clase. Pero con la huida del Papa al mundo exterior, su contacto inicialmente son¨¢mbulo con la gente y con la calle, su reencuentro con una pasi¨®n aparcada como el teatro de Chejov, la intriga se alarga in¨²tilmente y el fulgor decae. Moretti tambi¨¦n intenta in¨²tilmente aportar sorna al describir la vida cardenalicia mientras que esperan que el jefe salga a la luz y comience su trascendente mandato. Hay secuencias inacabables de los cardenales organizados por nacionalidades para jugar un jocoso campeonato de voleibol en el que el psicoanalista ejerce de ¨¢rbitro y apasionado entrenador. El director intenta derrochar humanismo y combinarlo con la farsa, pero el experimento ya no hace re¨ªr ni tampoco emociona lo m¨¢s m¨ªnimo. Tienes la sensaci¨®n de que el planteamiento ha sido tan deslumbrante que despu¨¦s no sabe c¨®mo desarrollarlo y est¨¢ claro que una gran idea no garantiza un buen gui¨®n. No es una mala pel¨ªcula, pero s¨ª es decepcionante, algo que ya le hab¨ªa ocurrido en las irregulares Abril y El Caim¨¢n. La Iglesia cat¨®lica no deber¨ªa preocuparse ante parodias tan inofensivas como la que pretende hacer Habemus Papam.
La francesa Polisse, dirigida por una mujer que firma con el pintoresco nombre de Mai-wenn, retrata el indeseable trabajo, el excesivo colegueo y la dura cotidianeidad de una brigada de la polic¨ªa especializada en la protecci¨®n de menores, gente que debe dar caza a los pederastas y tratar con cr¨ªos violados o explotados, convivir con el horror superlativo, el que se ceba con los m¨¢s vulnerables. Posee cierta atm¨®sfera, naturalismo y vocaci¨®n documental, pero me recuerda excesivamente a otras pel¨ªculas como Ley 627, de Bertrand Tavernier, y La clase, de Laurent Cantet. M¨¢s que inspirarse en ellas parece copiarlas. Todo me suena a visto y o¨ªdo.
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