Morir sin dolor
El proyecto de ley mejora la protecci¨®n del paciente terminal, pero es ajeno a la eutanasia
Seis meses despu¨¦s de anunciarlo, el Gobierno ha dado luz verde a la regulaci¨®n por ley del derecho a una muerte digna -morir sin dolor- de los enfermos terminales. Su denominaci¨®n oficial es m¨¢s alambicada: Ley Reguladora de los Derechos de la Persona ante el Proceso Final de la Vida. La nueva regulaci¨®n nada tiene que ver con la eutanasia, una promesa electoral del PSOE en 2004 -en realidad, la formaci¨®n de una comisi¨®n en el Congreso para estudiar el tema- que ha ido diluy¨¦ndose ante el rechazo beligerante de los sectores m¨¢s conservadores de la sociedad, abanderados al alim¨®n por el Partido Popular y la Iglesia cat¨®lica.
La regulaci¨®n del derecho a una muerte sin dolor no sustituye a la de la eutanasia. Ocupa un espacio aut¨®nomo, aunque para algunos sea peligrosamente colindante. El debate sobre la eutanasia sigue pendiente y alguna vez habr¨¢ que afrontarlo con sensatez y sin prejuicios ideol¨®gicos, como ya han hecho otros pa¨ªses. Con los avances m¨¦dicos actuales no tiene justificaci¨®n alguna que un paciente terminal sufra un periodo de sufrimiento f¨ªsico en su tr¨¢nsito definitivo. Que el Gobierno lleve a cabo la tarea de encauzar este derecho mediante proyecto de ley en el ¨²ltimo tramo de una legislatura dominada por la crisis econ¨®mica y el paro no le resta importancia social; sobre todo si su posible relevo al frente del Estado, el Partido Popular, considera que la regulaci¨®n es superflua.
Todo el articulado de la nueva norma tiende a reforzar los derechos de los pacientes terminales para decidir c¨®mo quieren que sea el final de su vida, cuando ya no hay esperanza de una cura. Y la norma, seg¨²n el borrador al que ha tenido acceso este peri¨®dico, deja claro al personal sanitario y m¨¦dico que esa es la voluntad que debe prevalecer, a la que debe ajustarse su actuaci¨®n. Se corta as¨ª de ra¨ªz la posibilidad de que surja un movimiento de objeci¨®n de conciencia, por muy falto de justificaci¨®n que est¨¦.
La nueva regulaci¨®n no es improvisada. Se remite a las l¨ªneas de actuaci¨®n de la Estrategia Nacional de Cuidados Paliativos elaborada hace pocos a?os por el Ministerio de Sanidad. El llamado caso Legan¨¦s y la persecuci¨®n al doctor Luis Montes hac¨ªan ineludible un marco que respetara la voluntad del paciente y erradicara cualquier riesgo de inseguridad jur¨ªdica para los profesionales encargados de asistirle al t¨¦rmino de su existencia.
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