Abuela recompensada
Es sabido que en los pa¨ªses mediterr¨¢neos como Espa?a uno de los m¨¢s importantes servicios p¨²blicos, el cuidado
de los ni?os, no lo ponen los Gobiernos, sino las muy privadas atenciones de los abuelos. Sin ellos, miles de parejas no podr¨ªan optar por dos sueldos sabiendo que sus hijos est¨¢n en buenas manos. El caso de Pilar Portero, una abuela aragonesa, es, sin embargo, triste y diferente; al tiempo, un magn¨ªfico presagio para miles de abuelos (unos 8.000 en Espa?a) que tienen en acogimiento familiar a sus nietos.
Esta aragonesa de 60 a?os y con trabajo fijo ha logrado, gracias al buen hacer de una abogada sindicalista y a la positiva disposici¨®n de su empresa, disfrutar de la baja por maternidad de 112 d¨ªas que permite la ley. Su caso tiene origen en un doble drama: la muerte de su hija en un accidente de tr¨¢fico y la incomparecencia de su pareja. El resultado es que Pilar se qued¨® con la tutela legal de su nieta Lola, de cinco a?os, de buen grado, pero con los problemas que ello conlleva para una mujer trabajadora.
No est¨¢ claro que la abogada de UGT que la ayud¨® hubiera logrado tal ¨¦xito en un juzgado, pero por la v¨ªa del acuerdo Pilar est¨¢ ya disfrutando de su nieta tras una peripecia vital tan dolorosa. Dado que no hay sentencia, su caso no sienta jurisprudencia pero refleja la sensibilidad social existente ante un caso como el suyo no recogido en el Estatuto de los Trabajadores. Esta norma solo otorga el derecho a la baja maternal en casos de adopci¨®n o acogimiento (preadoptivo, permanente o simple), pero excluye la tutela legal. La abogada ech¨® mano de un real decreto que equipara tales situaciones y ello movi¨® a la empresa a aceptar la baja.
Un letrado ha comentado que no es un precedente legal, pero s¨ª social. No es dif¨ªcil imaginar que los pleitos ya existentes a este respecto se multipliquen a partir de ahora; sobre todo en la medida que cada vez hay m¨¢s abuelas con empleo y, por tanto, candidatas a disfrutar de la baja. Las abuelas y abuelos dicen disfrutar de sus nietos, pero tambi¨¦n se quejan de ser esclavos de unos cuidados de los que los Estados a veces se desentienden. La baja no pal¨ªa la ausencia de pol¨ªticas sociales y natalistas, pero es un peque?o regalo para tanto mayor sacrificado.
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