"Tuve que matar mi parte m¨¢s humana para hacer carrera"
Es dif¨ªcil identificar la sensaci¨®n que a uno le queda al terminar de leer el curr¨ªculo de esta ma?a (Zaragoza, 1953). Seguramente la espa?ola que m¨¢s alto ha llegado en las dif¨ªciles pir¨¢mides jer¨¢rquicas de las grandes multinacionales. Es la ¨²nica mujer que forma parte de la alta direcci¨®n (Top20) de Airbus/EADS, un conglomerado de decenas de empresas que entre otras cosas fabrica aviones comerciales como el gigante A380 o sat¨¦lites espaciales. Es vicepresidenta y responsable de las ¨¢reas de Calidad y Lean Corporativo, algo complicado de explicar y que, a grandes rasgos, supone "darle la vuelta a la empresa".
La firma roza los 200.000 trabajadores, cifra relativamente importante para Albiac; General Motors ten¨ªa 915.000 cuando ella se incorpor¨® a la compa?¨ªa en 1981 en Zaragoza. Una d¨¦cada despu¨¦s, se convirti¨® en la primera mujer que dirig¨ªa una f¨¢brica de autom¨®viles en EE UU (Saginaw, Michigan). "Incluso all¨ª [pese a la ventaja que llevan los norteamericanos en la incorporaci¨®n de la mujer en la gesti¨®n de las empresas] era un bicho raro", recuerda. Fue, dice, una experiencia impactante la primera vez que pis¨® la planta y cruz¨® el pasillo central. Hab¨ªa ingenieros, representantes sindicales... a ambos lados y ve¨ªa en sus caras lo que pensaban: "Esta mujer lo tiene todo equivocado, el sexo, la nacionalidad... Nadie apostaba un chavo por m¨ª. A los nueve meses, cuando le hab¨ªa dado la vuelta al negocio y anunciaron que me iba a otro punto caliente me despidieron llorando y con los sindicatos protestando por dejarlos ahora que los hab¨ªa sacado del agujero".
Ejecutiva de Airbus, fue la primera jefa de una f¨¢brica de coches en EE UU
La cita es en la cafeter¨ªa del hotel en que se aloja, el AC de Getafe, junto a la factor¨ªa de su compa?¨ªa. Un desayuno a primera hora en una agenda que echa chispas cada vez que se desplaza a Espa?a o cualquiera de los pa¨ªses en los que, entre otras cosas, trata de cambiar y mejorar los sistemas de producci¨®n. Lleva m¨¢s de 20 a?os gestionando y dirigiendo desde grandes despachos, pero donde se siente m¨¢s a gusto es "en la f¨¢brica, charlando con la gente, tratando de ayudarles".
Recuerda la dureza de sus primeras responsabilidades de direcci¨®n al tener que comportarse como un hombre, ya que ten¨ªa que "matar su parte m¨¢s humana, la emocional. Si a mediados de los ochenta cuando me nombraron directora de recursos humanos en la planta de General Motors en C¨¢diz no me hubiera comportado como los hombres, mi carrera habr¨ªa terminado all¨ª".
Est¨¢ convencida de que las mujeres, por ADN, tienen m¨¢s sensibilidad respecto al comportamiento humano y eso hab¨ªa que "esconderlo, no mencionarlo".
Ha sido una constante en su carrera tener que "demostrar que vales tres veces m¨¢s que un hombre para tener la misma consideraci¨®n. A igualdad de rendimiento siempre se nos ha valorado menos". Sin embargo, no ha sido nunca feminista y se niega a que a las mujeres se les ponga en cargos directivos por cumplir un porcentaje. "Valemos mucho m¨¢s que eso por capacidad, formaci¨®n... En EE UU tambi¨¦n pas¨® al principio con las cuotas de minor¨ªas y mujeres: pon¨ªan a cualquiera y eso serv¨ªa para dar argumentos a los que est¨¢n en contra de la igualdad. El movimiento feminista ha hecho mucho da?o a la lucha de la mujer".
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