Sinaloa declara la guerra contra el 'narcocorrido'
Este estilo se proh¨ªbe en televisi¨®n y radio, pero tambi¨¦n en bares y cantinas
Sinaloa es al corrido lo que Jerez al flamenco. Y hay letras de corridos, y no digamos de flamenco, muy poco correctas pol¨ªticamente hablando. Aunque en Espa?a todav¨ªa no se le ha ocurrido a nadie prohibir esa canci¨®n de Pata Negra que se titula Tu madre tuvo la culpa -"tu madre tuvo la culpa por dejar la puerta abierta, y yo por meterme dentro, y t¨² por quedarte quieta"-, en M¨¦xico s¨ª se est¨¢n poniendo serios con las canciones que alaban las gestas de narcotraficantes famosos. El gobernador del norte?o Estado de Sinaloa, Mario L¨®pez Vald¨¦s, ha emitido un decreto por el que proh¨ªbe los narcocorridos en bares, cantinas y cualquier otro tipo de antro, no digamos en la radio y la televisi¨®n. Y al Gobierno de Felipe Calder¨®n no solo le ha parecido bien la medida, sino que ha puesto m¨¢s carne en el asador: "Los narcocorridos encumbran a los m¨¢s perversos ejemplares de la violencia delincuencial, capaces de masacres inhumanas".
El estilo se proh¨ªbe en televisi¨®n y radio, pero tambi¨¦n en bares y cantinas
Tan rotunda frase pertenece a Alejandro Poir¨¦, que es el portavoz del Gobierno de la Rep¨²blica para los asuntos relacionados con la batalla al narcotr¨¢fico. La pol¨¦mica, justo es recordarlo, no es nueva. El Gobierno de Chihuahua (Estado al que pertenece Ciudad Ju¨¢rez) ya ensay¨® una medida parecida, en Baja California se han llegado a suspender conciertos de los h¨¦roes locales, Los Tucanes de Tijuana, y el fuego se aviva cada vez que un int¨¦rprete de ese g¨¦nero es asesinado. La decisi¨®n oficial de satanizar los narcocorridos se resume en lo expresado por Poir¨¦: "La violencia no solo se genera a balazos. La incorporaci¨®n de ese tipo de canciones en lugares que han sido asolados por los criminales representan un intento de imbuir al tejido social de valores inadmisibles. Hay que impedir que los homicidas, secuestradores, extorsionadores y traficantes se apropien de la m¨²sica norte?a".
Es un punto de vista. Pero no el ¨²nico. En conversaci¨®n con este peri¨®dico, Jos¨¦ Manuel Valenzuela, tal vez el m¨¢ximo experto en la materia, autor del libro Jefe de jefes, se muestra en total desacuerdo: "Los narcocorridos son parte de una narrativa popular que tiene muchas d¨¦cadas de historia. Lo ¨²nico que ha cambiado es la tem¨¢tica. El corrido siempre cont¨® la historia no oficial, la historia subalterna. Al principio tuvo una tradici¨®n juglaresca, pero en el siglo XX ya empez¨® a abordar los temas del contrabando, de la vida de frontera, de los bandidos sociales que se enfrentan a los gringos para saldar una afrenta".
Qu¨¦ mexicano -o visitante- no ha tarareado en una noche de juerga Camelia la Tejana -"salieron de San Isidro procedentes de Tijuana, tra¨ªan las llantas del carro repletas de yerba mala"- sin que, a la ma?ana siguiente, haya sentido la necesidad de convertirse en traficante. Valenzuela, que se sabe al dedillo la historia del corrido, no cree que la actual prohibici¨®n de los corridos se deba solo a un intento de proteger a la poblaci¨®n de los influjos del mal: "Mire, la tolerancia institucional al corrido se suele romper cuando los corridos empiezan a contar historias distintas a la versi¨®n oficial. Y empiezan a aparecer las complicidades de los militares, de los pol¨ªticos, del clero, de las figuras supuestamente honorables de la sociedad. Es cuando empiezan las prohibiciones". El PRI prohibi¨® un corrido, El circo, que hablaba de la supuesta vinculaci¨®n del presidente Salinas de Gortari con el narcotr¨¢fico. Ahora, los corridos hablan de narcotraficantes cada vez m¨¢s poderosos, de una guerra que no se acaba... Las letras de Los Tigres del Norte o de Pata Negra, le guste o no a la autoridad competente, siempre se adentrar¨¢n por fronteras pol¨ªticamente incorrectas.
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