?El narcocorrido genera violencia?
Por decreto, el gobernador de Sinaloa, Mario L¨®pez Valdez, ha decidido que en su tierra no se pueden interpretar ni difundir narcocorridos en bares, cantinas, ni ning¨²n otro tipo de establecimientos p¨²blicos. F¨¦rreamente apoyado por Alejandro Poir¨¦, portavoz del Gobierno de Felipe Calder¨®n en materia de seguridad, el gobernador sinaloense argumenta que este tipo de canciones ensalza a los criminales y eso influye en la poblaci¨®n; sobre todo, afirma, en los j¨®venes, incit¨¢ndolos a seguir los pasos de tan loados caballeros.
La pol¨¦mica no se ha hecho esperar. Voces indignadas claman por lo que consideran una evidente violaci¨®n a la libertad de expresi¨®n, otros aseguran que el gobierno est¨¢ obligado a prohibir los narcocorridos porque representan una apolog¨ªa del delito. En el centro muchos simplemente opinan que se trata de una medida absurda porque no hay un comportamiento inducido si una persona est¨¢ expuesta a im¨¢genes, letras musicales o contenidos que reflejen agresiones, asesinatos, robos, secuestros o impunidad que los trastorne hasta llegar a convertirse en criminales.
Canciones mexicanas con contenido violento sobran, desde la de Rosita Alv¨ªrez a la que le dieron tres tiros y solo uno era de muerte, pasando por La Martina, adolescente asesinada por traidora, o el corrido de Don Baldomero, el que persigui¨® a tiros al osado que pretendi¨® bailar con su hija. Bueno, ya si nos ponemos escrupulosos, hasta el M¨¦xico lindo y querido deber¨ªa prohibirse porque, hasta donde entiendo, decir que un muerto solo est¨¢ dormido para traerlo a enterrar aqu¨ª, pues tambi¨¦n es un delito ?o no?
Al margen de las ganas de L¨®pez Valdez de ocupar espacios en los medios de comunicaci¨®n nacionales, dados los niveles de violencia que se registran en su Estado, habr¨ªa que coincidir con ocho de cada diez personas que entrevistamos para la encuesta de esta semana, las cuales opinan que el gobierno de Sinaloa simplemente no tiene la capacidad para andar revisando qu¨¦ canciones se tocan o se dejan de tocar en los establecimientos p¨²blicos. Nada despreciable tampoco la opini¨®n del 75% de entrevistados en el sentido de que los j¨®venes no se vuelven criminales por escuchar corridos, sino que acaso influyan las condiciones de pobreza y falta de oportunidades con las que se enfrentan.
Un 73% nos dijo que la violencia que genera el narco no tiene nada que ver con las preferencias musicales de la sociedad, aunque el 58% est¨¢ de acuerdo con que este tipo de canciones hablan de valores que no deben admitirse.
Resumiendo: un 35% de los mexicanos estar¨ªan a favor de que se prohibieran los narcocorridos en todo el pa¨ªs, el resto dice que por ah¨ª no va la cosa.
Sinceramente creo que si el gobernador de Sinaloa y en el Gobierno de Felipe Calder¨®n est¨¢n tan convencidos de que la m¨²sica que escuchamos condiciona de tal manera nuestro comportamiento social, pues en vez de andar haciendo prohibiciones absurdas, lo que deber¨ªan hacer es gastar su tiempo y su dinero en contratar compositores que se dediquen a hacer apolog¨ªa de los defensores de la ley, digo, a ver si alguien se las compran.
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