"Odio mucho y adoro la venganza"
Ang¨¦lica Liddel disecciona los resortes de la desconfianza en su ¨²ltimo montaje
La frase es del libro de Jerem¨ªas: "Maldito sea el hombre que conf¨ªa en el hombre". Con un peque?o a?adido (Un proyecto de alfabetizaci¨®n), le ha servido a Ang¨¦lica Liddell, iconoclasta de la vanguardia teatral espa?ola, para titular su ¨²ltimo espect¨¢culo, coproducido por dos festivales: el de Oto?o en Primavera (donde se ha estrenado en las Naves del Matadero y estar¨¢ hasta ma?ana) y el de Avi?¨®n. Se trata, antes que nada, de "una venganza contra el fraude de la vida y contra sus putadas", dice. Y acompa?a la palmaria explicaci¨®n de una de sus andanadas: "Adoro la venganza y tengo una capacidad de odiar infinita".
Liddel (Figueras, 1966) trabaja desde 1993 con su compa?¨ªa Atra Bilis. Con 16 creaciones cinceladas en la m¨¢s rabiosa y comprometida creatividad, se ha ido cimentando una reputaci¨®n al filo del barranco de la vanguardia. Con dos de ellas, El a?o de Ricardo y La casa de la fuerza (obra en la que se autolesionaba con cortes en el cuerpo) acudi¨® por primera vez el pasado a?o al Festival de Avi?¨®n, donde fue recibida, con el p¨²blico en pie, como una forajida llegada de alg¨²n lugar llamado El futuro del teatro. "Mi nueva obra", explica, "habla de la inocencia masacrada, cuya consecuencia es la desconfianza en el pr¨®jimo. Hablo de sentir c¨®mo se desprende de nosotros la idea de pertenencia a cualquier cosa que tenga que ver con lo humano".
El espect¨¢culo naci¨® de un cuaderno de notas, tomadas durante un encierro voluntario de dos meses en su casa. Tras mucha reflexi¨®n lleg¨® a la conclusi¨®n de que a lo mejor los malos no son los otros: "Seguramente soy yo la que no tiene ni puta idea de vivir, de c¨®mo hay que hacer las cosas bien para estar bien; he aprendido a crecer aqu¨ª dentro, en el teatro, si salgo estoy perdida, no s¨¦ manejar mis sentimientos, ni la alegr¨ªa, ni el dolor. Solo s¨¦ relacionarme con la vida a trav¨¦s del teatro".
?Y qu¨¦ hacer ante la desaz¨®n aislada? "Es un c¨®ctel molotov esto del ¨¦xito profesional y fracaso personal; sobrevivo a trav¨¦s de la palabra, que sirve para comprender mejor el mundo, me gustar¨ªa que sirviera lo m¨ªo, como a m¨ª me ayud¨® Fassbinder a vivir y a comprender mejor este desprop¨®sito de levantarse por las ma?anas y llegar hasta el final del d¨ªa sin saber muy bien por qu¨¦".
Entre tanto descarnado psicoan¨¢lisis, queda lugar en el universo Liddel para la iron¨ªa. "Cuando te desenvuelves en el exceso, para no caer en lo pat¨¦tico, tienes que trabajar con ella; pero lo que hay en mi teatro es mala hostia y cabreo, trabajo con lo que odio y desprecio; y detesto much¨ªsimas cosas. El escenario es donde puedo vengarme de la vida, de los hijos de puta que me he ido cruzando, donde puedo defenderme de mi propia naturaleza, trabajo con nuestros peores sentimientos".
Deben de ser los que no pudo, o no quiso, reprimir durante la representaci¨®n del estreno; arremeti¨® con brutales insultos contra un t¨¦cnico cuando este tuvo un fallo. El t¨¦cnico maltratado se neg¨® a trabajar anoche con ella. D¨ªas antes Liddel hab¨ªa afirmado: "Ya est¨¢ bien de pactos sociales, todo funciona gracias a la represi¨®n y la hipocres¨ªa, pero el escenario no es el lugar ni de la represi¨®n ni de la hipocres¨ªa".
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