Reforma o reacci¨®n
La ca¨ªda de Strauss-Kahn no debe ser utilizada para devolver al FMI a posiciones ultraliberales
Hay una cuesti¨®n m¨¢s decisiva que el origen, europeo o no, del pr¨®ximo director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), tras la inevitable renuncia del franc¨¦s Dominique Strauss-Kahn, en arresto domiciliario, que afronta ya una larga traves¨ªa judicial en EE UU y cuya posici¨®n se hab¨ªa hecho insostenible desde el mismo momento en que fue desembarcado de su vuelo hacia Par¨ªs acusado de agresi¨®n sexual. Estriba en si la persona que le suceda imprimir¨¢ a su mandato una l¨ªnea de continuidad en la reforma que estaba en marcha o bien pretender¨¢ darle un giro hacia atr¨¢s y volver a los viejos tiempos en que la instituci¨®n qued¨® secuestrada por el pensamiento ultraliberal propio de los neoconservadores, que aprovechan el humillante final de Strauss-Kahn para llevar agua a su molino.
El perfil personal de quien encabeza una instituci¨®n muy consolidada y a?eja suele importar menos que en una entidad adolescente. Pero eso no opera con el FMI, puesto que pese a su dilatada historia de hecho ha sido refundado en los tres ¨²ltimos a?os de crisis mundial, recuperando algunas de las vocaciones estabilizadoras y de intervenci¨®n que para ¨¦l pretendieron en 1944 sus fundadores. Ahora, pues, importa, y mucho, el sesgo de pol¨ªtica econ¨®mica que adorne a su nuevo responsable.
La inyecci¨®n masiva de fondos para suturar crisis nacionales imprevistas; la consideraci¨®n de la pol¨ªtica de empleo como asunto relevante; la combinaci¨®n del est¨ªmulo al crecimiento con la estabilidad presupuestaria; y la insistencia en la necesidad de una estricta regulaci¨®n financiera y en el control de los abusos de la banca y de otros agentes econ¨®micos han sido algunas de las se?as de identidad del FMI dirigido competentemente por Strauss-Kahn, cualesquiera que sean sus borrones personales. Esta estrategia debe continuar, acelerarse y profundizarse, so pena de volver a sentar las bases para una reca¨ªda en la recesi¨®n.
Para una tarea as¨ª, la UE cuenta con muy buenos candidatos (especialmente Christine Lagarde), as¨ª como otros p¨¦simos, por contradictorios con la misi¨®n (Axel Weber). Pero los dirigentes europeos deben enarbolar m¨¢s la calidad de los aspirantes que sus derechos hist¨®ricos o el hecho de ser los principales financiadores de la instituci¨®n. Porque hay otros muy buenos perfiles exteriores. Y siempre es mejor convencer que vencer.
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