"Se vigilaba a los pa¨ªses en desarrollo y la crisis la causaron los ricos"
En la primera semana de mayo, la OCDE celebr¨® su 50? aniversario con una gran conferencia internacional en su sede, Par¨ªs, a la que asistieron jefes de Gobierno y ministros de Econom¨ªa de sus 36 pa¨ªses miembros. Parad¨®jicamente, al frente de este "club de ricos" se encuentra un economista y pol¨ªtico mexicano, ?ngel Gurr¨ªa, que no se recata al hacer autocr¨ªtica por el papel que desempe?aron las principales instituciones internacionales en la prevenci¨®n de la crisis: "Mir¨¢bamos en la direcci¨®n equivocada y no gritamos lo suficientemente alto para advertir de la magnitud de la crisis".
A ?ngel Gurr¨ªa le gusta definirse como un servidor p¨²blico. Y tiene sus razones: m¨¢s de treinta a?os en la Administraci¨®n mexicana, que culminaron con los puestos de ministro de Exteriores y de Hacienda, en Gobiernos del PRI. "Luego pas¨¦ al sector privado", bromea, "es decir, estuve privado de despacho, coche, secretaria... hasta que acced¨ª a la Secretar¨ªa General de la OCDE, compitiendo con seis candidatos de pa¨ªses ricos".
"?Reformas urgentes? Las estructurales, en educacion, salud, innovaci¨®n..."
"Recomiendo al pa¨ªs con materias primas hoy que se guarde el excedente"
"Mi gran ambici¨®n siempre: ser servidor p¨²blico. Me lo inculc¨® mi madre"
"La crisis impact¨® tanto porque nos peg¨® en la l¨ªnea de flotaci¨®n. Por eso"
La entrevista con Gurr¨ªa se realiz¨® en dos conversaciones en Par¨ªs y Madrid, dentro de su apretad¨ªsima agenda. En su despacho del Palacio de la Muette hablamos de su vida y sus proyectos al frente de este organismo internacional. En el restaurante del hotel Palace de Madrid, mientras desayun¨¢bamos, entramos en materia sobre la crisis financiera iniciada en 2007 y sus consecuencias para la econom¨ªa mundial.
La conversaci¨®n transcurre algo desordenada, con largas respuestas y muchos recuerdos de un hombre vehemente en sus convicciones, apasionado con su trabajo de servidor p¨²blico, alegre en sus expresiones y convencido de que lo que hace merece la pena. Acaba de cumplir 61 a?os y el 1 de junio har¨¢ cinco como secretario general de la OCDE, cargo para el que ha sido reelegido por otros cinco a?os. Dice que echa de menos M¨¦xico, adonde viaja dos veces al a?o, pero que su hogar est¨¢ con su mujer desde hace 38 a?os en Par¨ªs. "Tengo tres hijos ya mayores", explica, "que viven en EE UU, Inglaterra y M¨¦xico". Intenta visitarlos en alguno de los cincuenta viajes que tiene que hacer cada a?o para visitar a sus "accionistas".
"Nac¨ª en Tampico, una ciudad del Golfo de M¨¦xico que colinda con EE UU", explica. "All¨ª se produjo el boom petrolero mexicano antes de la expropiaci¨®n de 1938. Yo trabaj¨¦ de chaval, con 14 o 15 a?os, en la refiner¨ªa, porque pagaban muy bien. Estuve seis meses y con eso me compr¨¦ un Volkswagen. Me fui a la Ciudad de M¨¦xico de chiquito, con seis o siete a?os, y soy capitalino irredento. Yo dir¨ªa que con una constante, y es que en una ciudad como M¨¦xico hab¨ªa a disposici¨®n una serie de servicios que mi madre, en particular, sin ser una persona enormemente educada en lo formal, pero s¨ª con una enorme intuici¨®n y deseo de la excelencia, nos incentiv¨® mucho y yo aprend¨ª varios idiomas, taquigraf¨ªa, etc¨¦tera. Adem¨¢s ¨ªbamos a una buena escuela, incluso por encima de nuestro nivel econ¨®mico, porque mi padre era vendedor de medicinas, aunque luego fue subiendo de nivel y acab¨® siendo banquero. Mi madre ten¨ªa muy claro que hab¨ªa que ir a la mejor escuela y eso nos ayud¨® mucho despu¨¦s. Yo empec¨¦ a hacer trabajos con nueve a?os, me iba en vacaciones al hotel Hilton de paje y m¨¢s tarde hac¨ªa trabajo de oficinista en peque?as empresas para ir ganando plata y como diversi¨®n".
Sus recuerdos fluyen con entusiasmo y orgullo. "En 1968, con 17 a?os, en plena crisis mundial y huelgas estudiantiles, entr¨¦ a trabajar en la Comisi¨®n Nacional de Electricidad, como mensajero, como ch¨®fer del jefe y tambi¨¦n como traductor. All¨ª me conect¨¦ con el servicio p¨²blico y las finanzas. Ese a?o estaba yo haciendo unas traducciones de documentos de ventas de bonos en unidades de cuenta europeas (Europa ya estaba intentando crear su propia moneda, ponderando 14 monedas). Desde adolescente empec¨¦ a meterme en ese mundo, gracias a los idiomas; hab¨ªa pocos que hablaran ingl¨¦s, y no digamos franc¨¦s e italiano, as¨ª que les era muy ¨²til y aprend¨ªa mucho y viajaba. Crec¨ª en ese mundo financiero internacional".
Gurr¨ªa explica con modestia que habla seis idiomas y que eso le ha ayudado mucho en su carrera profesional. Estudi¨® Econom¨ªa en M¨¦xico DF y trabaj¨® en el Banco de Fomento y la Administraci¨®n de la Ciudad de M¨¦xico. "Despu¨¦s me vine a Inglaterra a estudiar, a Leeds, a hacer mi maestr¨ªa en Finanzas y Desarrollo, y a la vuelta ingres¨¦ en el Ministerio de Hacienda, donde pas¨¦ muchos a?os; volv¨ª a Londres como delegado de M¨¦xico ante la Organizaci¨®n Mundial del Caf¨¦".
De vuelta a M¨¦xico, en 1979, fue sucesivamente subdirector, director, director general, coordinador, viceministro "y despu¨¦s sal¨ª a ser presidente del Banco de Importaci¨®n y Exportaci¨®n, pas¨¦ a ser el presidente de la Nacional Financiera y volv¨ª al Gobierno como ministro de Exteriores y despu¨¦s ministro de Hacienda", dice como si nada. Todo un carrer¨®n.
Siempre vinculado al servicio p¨²blico... S¨ª. Siempre. La cosa p¨²blica ha sido realmente mi vocaci¨®n.
?Por qu¨¦? Yo ya ten¨ªa el vicio. Mi gran ambici¨®n siempre fue ser servidor p¨²blico. Yo creo que es algo que me inculc¨® mi madre. Nosotros recibimos una educaci¨®n muy severa en civismo. Por ejemplo, cosas formales: cada vez que el himno nacional se tocaba en la radio o la televisi¨®n, nosotros nos pon¨ªamos de pie y salud¨¢bamos. Mi madre nos obligaba a escuchar el informe anual del presidente; por supuesto, a nosotros nos aburr¨ªa soberanamente cuando ¨¦ramos ni?os, pero poco a poco nos ¨ªbamos enterando. El tema de lo p¨²blico y esa cosa de la capacidad de poder influir en la vida de los dem¨¢s es muy importante.
Usted es especialmente conocido por su etapa en M¨¦xico, en la crisis de la deuda... La verdad es que yo particip¨¦ en la gesti¨®n de la deuda p¨²blica en M¨¦xico durante diez a?os. Primero, con David Ybarra. En esa ¨¦poca, el trabajo principal que hicimos fue contratar mucha deuda [risas]. Yo era el director de cr¨¦dito externo, el operador que conoc¨ªa los mercados, y era conocido en ellos; ten¨ªa cierta familiaridad con el arte de pedir prestado y ten¨ªa que hacer mi trabajo. Estamos hablando de finales de los a?os setenta, en que explot¨® el d¨¦ficit p¨²blico y se financi¨® con un fuerte endeudamiento externo. En esa ¨¦poca lo que hac¨ªamos era girar contra los futuros ingresos del petr¨®leo, es decir, la l¨®gica no era solamente de endeudarse, sino que hab¨ªa una certidumbre de que iba a haber enormes ingresos por las ventas del petr¨®leo. Pero lo que pas¨® es que baj¨® el precio del petr¨®leo y subieron los tipos de inter¨¦s de la deuda y, obviamente, se provoc¨® un crunch, sin capacidad de respuesta posible.
O sea, que antes de solucionar el problema, usted contribuy¨® a crearlo... Pues en cierto modo s¨ª. Lo digo con toda humildad. Fue una ¨¦poca en las que aprendimos mucho de las crisis.
?Qu¨¦ lecciones se pueden sacar de las crisis de la deuda de M¨¦xico? Aquel fue un caso bastante cl¨¢sico de un espejismo y de empezar a gastarse el dinero antes de tenerlo. Yo recomendar¨ªa a cualquier pa¨ªs que encuentre materias primas ahora, que se guarde el excedente respecto a lo que habr¨ªa sido el ingreso normal y que lo guarde para generaciones futuras. Adem¨¢s, en esa ¨¦poca abusamos del d¨¦ficit fiscal para intentar solucionar problemas. En eso nos parecemos a la crisis actual, porque los d¨¦ficits son excesivos en todos los pa¨ªses desarrollados.
Y en la crisis actual, ?qu¨¦ ha fallado? La crisis actual ha sido muy diferente, desde el momento en que hab¨ªa mucha informaci¨®n dentro de una econom¨ªa global y abierta. Pero hubo una serie de razones que nos llevaron a la recesi¨®n. En primer lugar, se han ignorado las se?ales y las advertencias. Adem¨¢s, no solo no se quer¨ªan escuchar estas ¨²ltimas, sino que adem¨¢s hab¨ªa una actitud promocional por parte de algunas autoridades y reguladores, de un cierto orgullo por decir cu¨¢nto bienestar produce nuestra industria financiera, a un tipo de inter¨¦s bajo y unos plazos de amortizaci¨®n altos... todo muy accesible gracias a que el dinero se reproduc¨ªa a trav¨¦s de la cadena de derivados y sus c¨®mplices, a los que bendec¨ªan los reguladores en EE UU.
Nada que ver con las crisis anteriores... Efectivamente. No se trata de un problema de pol¨ªtica econ¨®mica general. Adem¨¢s, esta crisis no ha afectado casi nada a los pa¨ªses en desarrollo; es una crisis de los pa¨ªses industriales y de su sector financiero. Por eso impact¨® tanto: porque nos peg¨® en la santab¨¢rbara, como dicen los marinos; debajo de la l¨ªnea de flotaci¨®n, justo donde se guarda la p¨®lvora. Exactamente ah¨ª nos peg¨® el torpedo, provocando una explosi¨®n brutal. M¨¢s todav¨ªa, yo una vez expliqu¨¦ este contagio de la crisis como el del ?bola, que cuando uno se da cuenta de que ha adquirido la enfermedad hay que cortarle la pierna para sobrevivir.
?Fallaron los reguladores? Claramente. Un segundo problema es un esquema equivocado, estructuralmente obsoleto de gobernanza econ¨®mica y financiera, que provoc¨® un gigantesco fallo de los reguladores y de los supervisores, un deficiente gobierno corporativo de los bancos y un manejo equivocado del riesgo. Dos son responsabilidad p¨²blica, y dos, responsabilidad privada. Adem¨¢s, la globalizaci¨®n, en lugar de ayudar, acab¨® de fundir las cosas, produci¨¦ndose una negaci¨®n de la crisis de cada zona hasta que les cay¨® de lleno.
?Y las entidades financieras? La crisis nos ha hecho descubrir que ten¨ªamos un sistema financiero muy mal capitalizado y muy mal preparado para afrontar un shock de confianza. En esto s¨ª se parece a la deuda latinoamericana de los ochenta, en que hubo que dar un plazo largo a los bancos para que se capitalizasen.
?Qu¨¦ lecciones deben sacar de la crisis la OCDE, el FMI, el Banco Mundial y otras organizaciones multilaterales? Claramente no podemos seguir manej¨¢ndonos con un esquema en el que una organizaci¨®n tiene toda la responsabilidad de manejar un tema econ¨®mico fundamental de manera exclusiva en nombre del mundo entero. Porque si alguien falla y no hay alternativas, el mundo entero est¨¢ inerme esperando que alguien m¨¢s se ocupe. ?Qu¨¦ habr¨ªa pasado si cinco organismos internacionales hubieran compartido esas responsabilidades? O que hubi¨¦ramos colaborado m¨¢s unos con otros. Y digo esto porque me habr¨ªa gustado que la OCDE hubiera tenido m¨¢s influencia y m¨¢s presencia en la resoluci¨®n de la crisis. Pero hab¨ªa una especie de divisi¨®n del trabajo, en la que incluso la OCDE hab¨ªa abandonado hace diez a?os el trabajo en el tema del an¨¢lisis de la deuda de los pa¨ªses miembros. Cada organizaci¨®n ten¨ªa unas funciones, que no comentaba mucho con las dem¨¢s y, lo m¨¢s importante, no se reforzaban mutuamente, sino que todos quer¨ªamos competir por ser los mejores, sin colaborar con los dem¨¢s. Y eso sin olvidar que todos tenemos los mismos accionistas principales. Por ¨²ltimo, todos hemos sufrido una leg¨ªtima sorpresa por la transmisi¨®n del virus y por el grado de globalizaci¨®n de los mercados financieros, que no hab¨ªa sido suficientemente claro hasta que la crisis lo hizo brutalmente evidente. Ah¨ª se vio que hoy el dinero y la informaci¨®n viajan a la velocidad de la luz. Esa parte nos tom¨® a todos por sorpresa, no solo por la virulencia, sino, sobre todo, por la velocidad de transmisi¨®n.
?Han hecho autocr¨ªtica de por qu¨¦ los grandes organismos internacionales no previeron la crisis? Todos los mecanismos de alerta estaban referidos a los pa¨ªses en desarrollo, no a los pa¨ªses ricos, que son los que causaron la crisis. Ellos no estaban sujetos al mismo grado de rigor por los organismos internacionales. Adem¨¢s, sus propios organismos reguladores y supervisores, en lugar de tomar la posici¨®n contraria al riesgo que se estaba tomando, lo estimulaban, lo animaban y actuaban como promotores. Cuando los reguladores se convierten en promotores, en hinchas del sistema financiero en lugar de estar pendientes de los riesgos, hay una confusi¨®n del papel que tienen que desempe?ar.
?Se pod¨ªa haber hecho m¨¢s? Los organismos internacionales algo levantamos, pero est¨¢bamos menos estrechamente vinculados a lo que estaba sucediendo en los mercados, por raz¨®n de nuestro propio estatus. Pero claramente no levantamos la voz lo suficientemente alto como para denunciar y preocupar sobre lo que estaba sucediendo, sin que la red de supervisi¨®n bancaria de EE UU hiciera nada por evitarlo.
?Qu¨¦ tiene que cambiar en la OCDE, a la vista de esta crisis, para poder realizar mejor su trabajo? Yo voy a presentar un documento llamado Orientaciones estrat¨¦gicas, que lo hago cada a?o, pero que esta vez tendr¨¢ otra importancia porque cumplimos 50 a?os. Lo principal es preguntarse: ?ahora qu¨¦?, ?para d¨®nde?, ?para qu¨¦?, ?con qui¨¦n? Y las respuestas son complicadas. En primer lugar, a¨²n no hemos salido de la crisis, con un 10% de paro, o un 20% en Espa?a. Es verdad que algunos pa¨ªses ya est¨¢n en la poscrisis, pero muchos otros no. Estamos hablando del legado de la crisis, sus manifestaciones y, por tanto, de la crisis misma, con otra cara... otro disfraz. El coletazo, con la cara humana: el paro de los j¨®venes. La cara humana dentro de la tragedia, que amenaza con que una generaci¨®n entera se nos frustre.
Pero no parece que haya recetas para solucionar ese problema... Nosotros hemos hecho muchos documentos buscando respuestas a la crisis, y los problemas son muy variados. Ahora el debate es lograr el equilibrio entre la consolidaci¨®n fiscal y el crecimiento econ¨®mico. Algo nada f¨¢cil. ?Qu¨¦ hemos aprendido sobre la teor¨ªa y la pr¨¢ctica econ¨®mica? ?Qu¨¦ hemos aprendido sobre c¨®mo crear trabajo? Se acab¨® el espacio de la pol¨ªtica monetaria y tambi¨¦n el de la pol¨ªtica fiscal. En el primero ya se toc¨® suelo, y en el segundo no se puede seguir echando dinero y billetes a la recuperaci¨®n, porque tienes un d¨¦ficit enorme.
?C¨®mo se deben conjugar las pol¨ªticas de ajuste fiscal con las de fomento del crecimiento econ¨®mico en la poscrisis? Es muy dif¨ªcil. Es como un funambulista que cruza las cataratas del Ni¨¢gara andando sobre una cuerda y haciendo equilibrios con una barra. Est¨¢ claro que hay que hacer consolidaci¨®n fiscal. Ya ning¨²n pa¨ªs tiene la opci¨®n del gasto p¨²blico para estimular la econom¨ªa como hace dos o tres a?os. Esa opci¨®n ya no existe, porque se ha agotado. Al principio de la crisis hubo que destinar much¨ªsimos recursos a la estabilidad del sistema financiero. Hab¨ªa que rescatar el sistema, porque la desestabilizaci¨®n era muy severa.
Y entonces lleg¨® la recesi¨®n... Efectivamente. La crisis financiera provoc¨® una par¨¢lisis econ¨®mica, los bancos pr¨¢cticamente dejaron de prestar y se vio que el virus se hab¨ªa contagiado ya por todas partes. Y hubo una segunda concertaci¨®n, despu¨¦s del rescate financiero, que tiene que ver con el est¨ªmulo fiscal. Cada uno ten¨ªa sus posibilidades y necesidades, pero todos llevaron a cabo pol¨ªticas de est¨ªmulo fiscal, que tuvieron ¨¦xito, porque se ha salido de la recesi¨®n. Pero ello ha causado enormes d¨¦ficits p¨²blicos y deuda p¨²blica muy alta que ahora hay que corregir.
?Qu¨¦ papel desempe?an los mercados en estas pol¨ªticas de ajuste? Los mercados se han enfocado ya en el tema de lo insostenible de la deuda, han empezado a reaccionar con mucha fuerza. Son como esos proyectiles que buscan el calor: los heat seeking missiles. Los mercados son como weakness seeking missiles, proyectiles que buscan la debilidad, la vulnerabilidad, y all¨ª atacan, se ceban.
?C¨®mo afrontar esta tercera fase? Todos los pa¨ªses han quedado exhaustos en sus cuentas p¨²blicas y entramos en esta tercera fase en la que hay una convocatoria mucho menos coordinada y orquestada, donde cada cual est¨¢ haciendo lo que tiene que hacer, o no; cada uno a su velocidad... respecto de c¨®mo aterrizar el asunto del d¨¦ficit. El problema es que en Europa el crecimiento est¨¢ por debajo del 2% de promedio; en Espa?a, por debajo del 1%, y en EE UU se ha vuelto a frenar en el ¨²ltimo trimestre. Sigue fr¨¢gil la recuperaci¨®n mundial y es vulnerable y, al mismo tiempo, los mercados est¨¢n al acecho por el endeudamiento. Esto quiere decir que el asunto de escoger si uno sigue en el est¨ªmulo fiscal o no ya no es opci¨®n. Se tiene que dar una se?al muy clara de qu¨¦ es lo que uno va a hacer, no solo en materia fiscal, sino tambi¨¦n estructural. Ahora resulta que la pregunta no es solo c¨®mo va cada pa¨ªs a ajustar sus presupuestos, sino tambi¨¦n c¨®mo va a crecer.
?Qu¨¦ hacer? Hoy, los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica tienen un reto de una complejidad, unas dimensiones y unas variables como nunca, en donde ya se agot¨® el margen de maniobra monetario, ya se agot¨® el margen de maniobra fiscal, y ?qu¨¦ queda...? Pues lo estructural. Tendremos que volver a lo de siempre, lo que ya sab¨ªamos que funciona, pero que lamentablemente no da resultados de un d¨ªa para otro.
?Cu¨¢les son las reformas m¨¢s urgentes? Esa pregunta es la m¨¢s importante que nos debemos hacer. Y las respuestas hay que buscarlas en las reformas estructurales en educaci¨®n, salud, innovaci¨®n y desarrollo, crecimiento verde, competencia, mercados de trabajo, mercados de productos, estructura de los impuestos (que muerdan menos en la creaci¨®n de empleo y en la inversi¨®n y m¨¢s en consumo y propiedad)... todo ello combinado con las rigideces de la macroeconom¨ªa.
?Los organismos internacionales est¨¢n en condiciones de dar respuestas a la crisis? Deber¨ªan poder. Es lo que yo llamo un observatorio para la coherencia de las pol¨ªticas p¨²blicas: que el Banco Mundial, el FMI, la OIT, la OMC y la OCDE nos pongamos de acuerdo en una red de intercambio, de polinizaci¨®n mutua, de fertilizaci¨®n de ideas, para que no nos vuelva a pasar esto y para que nosotros como organizaciones cumplamos mejor nuestra obligaci¨®n. Si seguimos con la especializaci¨®n de cada organizaci¨®n, cada uno sigue encerrado en su torre de marfil publicando sus informes y recomendaciones... y al final seguiremos sin ver que ven¨ªa un cami¨®n sin frenos y que nos arroll¨® a todos. Es un problema de dise?o de la arquitectura de la gobernanza internacional, cuyo mando le toca, por supuesto, a los l¨ªderes pol¨ªticos a trav¨¦s de organizaciones internacionales (G-20, G-8...), pero exige m¨¢s cooperaci¨®n entre todos.
?Qu¨¦ pedir¨ªa de regalo de 50? cumplea?os de la OCDE? Yo lo que le pido al mundo entero es que nos sigan pidiendo que sigamos esforz¨¢ndonos en nuestro trabajo de an¨¢lisis y acci¨®n, que nos conozcan m¨¢s y que nos admitan en su casa. Y tambi¨¦n que nos apoyen en nuestro trabajo de servicios. Nosotros somos un instrumento para los pa¨ªses.
?Ya no son un club de ricos? Michelle Bachelet dijo cuando Chile entr¨® en la OCDE: "Se dec¨ªa que la OCDE es un club de los pa¨ªses ricos, pero no lo es; es un club de las mejores pr¨¢cticas". Eso es lo que queremos ser. Se dice que somos un think tank, pero queremos ser un do tank. Porque nosotros no hacemos solo el diagn¨®stico y se lo entregamos a los pa¨ªses, sino que tenemos un di¨¢logo vivo con los responsables de las diferentes pol¨ªticas, para pedir acci¨®n. Estamos constantemente en contacto con los pa¨ªses.
?C¨®mo definir¨ªa el papel que debe desempe?ar la OCDE? Est¨¢ reflejado en nuestra misi¨®n: generar mejores pol¨ªticas p¨²blicas para una vida mejor. As¨ª de f¨¢cil. ?A trav¨¦s de qu¨¦? A trav¨¦s de promover una econom¨ªa mundial m¨¢s fuerte, m¨¢s limpia (ambiental y de justicia) y m¨¢s justa (combatir la desigualdad). Eso es lo que hacemos nosotros. Y todo ello, para la acci¨®n. Somos una organizaci¨®n intergubernamental que da servicio a los 36 miembros y a una cantidad creciente de no miembros. Ahora ya trabajamos con Am¨¦rica Latina, el sureste asi¨¢tico y ?frica. Dentro de veinte a?os, el 60% del PIB ser¨¢ de los pa¨ªses emergentes, y eso no hay que olvidarlo.
Entrevista | L¨ªderes globales | 3
Nueva entrega de los encuentros con grandes l¨ªderes de un mundo globalizado para conocer de primera mano su trabajo, retos y preocupaciones. Hoy se trata del secretario general de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE).
Funcionario de largo recorrido
?ngel Gurr¨ªa, de 61 a?os, adem¨¢s de autocr¨ªtico, es un entusiasta de la OCDE, organismo que dirige desde hace un lustro con el impulso de convertirla en centro global de discusi¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas. Fundada en 1961, agrupa a 34 pa¨ªses miembros comprometidos con la democracia y la econom¨ªa de mercado. Es una de las grandes fuentes de informaci¨®n de datos econ¨®micos y sociales.
Carrera mete¨®rica. Siempre al lado del PRI, ascendi¨®, en una carrera mete¨®rica, desde funcionario entregado durante tres d¨¦cadas y presidente de banco hasta ministro (tambi¨¦n de Hacienda). Casado con Lul¨² Quintana, oftalm¨®loga, tiene tres hijos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.