Pisos ilegales y fantasmas en la playa de Fisterra
Los bloques declarados irregulares por el Tribunal Superior est¨¢n vac¨ªos, igual que muchos del entorno que se construyeron durante la burbuja inmobiliaria
El sol de primavera y el paisaje que ilumina explican bastante gr¨¢ficamente el atractivo de un apartamento en primera l¨ªnea de playa en Fisterra. Eso pensaron algunas promotoras a mediados de la d¨¦cada pasada para comenzar a sembrar A Langosteira de edificios destinados a veraneantes for¨¢neos. Tambi¨¦n lo hizo el Ayuntamiento, que dio licencias a diestro y siniestro antes incluso de que el suelo donde se alzaban los inmuebles fuese edificable. A?os despu¨¦s, con la burbuja inmobiliaria hecha a?icos, lo que queda son pisos que permanecen vac¨ªos todo el a?o; algunos con sentencias firmes que los declaran ilegales.
A pie de playa conviven edificaciones con todos los papeles en regla con otras que tienen una orden de derribo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Manuel Ortiz es uno de los dos vecinos que reside en un bloque legal. Todos los apartamentos de ese inmueble est¨¢n vendidos, seg¨²n dice, pero casi nadie los habita. "Uno de Alicante compr¨® 14", asegura en el aparcamiento desierto de una urbanizaci¨®n en la que podr¨ªan vivir m¨¢s de un centenar de personas si estuviera llena.
La especulaci¨®n llen¨® la recta da Anchoa de pisos, pero no de gente
Un promotor dice confiar en que los bloques ser¨¢n regularizados
La especulaci¨®n inmobiliaria llen¨® la recta da Anchoa de pisos, pero no de gente. "En este de enfrente", se?ala Ortiz uno de los pisos recientemente ilegalizados por el TSXG, "vienen de vez en cuando tres propietarios, uno de Madrid, uno de Santiago y el otro no estoy seguro". El resto, casi 80 viviendas a pie de playa permanece vac¨ªo, sea invierno o verano.
Son edificios relativamente discretos, de tres alturas como m¨¢ximo, nada que ver con otras aberraciones urban¨ªsticas que proliferan por el sur de la Pen¨ªnsula. El problema de las viviendas es que se construyeron sobre suelos urbanos no consolidados que carec¨ªan de servicios b¨¢sicos. Seis sentencias del TSXG contra las que no caben recursos ratifican fallos anteriores contra 168 viviendas de cuatro promotoras distintas. El argumento jur¨ªdico com¨²n es que el Ayuntamiento de Fisterra, gobernado por Jos¨¦ Manuel Traba, del PP, debi¨® considerar las fincas en las que despu¨¦s se edific¨® como suelo urbano no consolidado, por lo que no se deber¨ªan haber levantado inmuebles.
Luis Lema, propietario de Ele-Tres, una de las promotoras con sentencias en contra, asegura que en cuanto se pongan las infraestructuras, los pisos volver¨¢n a ser legales y que por eso ¨¦l no tendr¨ªa reparos en venderlos si pudiera. "Pero con la campa?a que est¨¢n haciendo en contra es dif¨ªcil, aunque haya una sentencia del Superior que diga que mis pisos son legales", asegura.
Los jueces firmantes de las seis sentencias repiten en sus escritos que aunque el Ayuntamiento proyect¨® despu¨¦s de las obras una depuradora de aguas residuales, esto no les da legalidad a los pisos. Seg¨²n reza en los fallos, esa circunstancia "es irrelevante a efectos de enjuiciar la conformidad a derecho de la licencia litigiosa, pues su aprobaci¨®n no tuvo lugar, seg¨²n reconoce la parte apelante, hasta el a?o 2006, y por lo tanto con posterioridad a la concesi¨®n de la licencia".
Corresponder¨ªa a la Xunta pedir la ejecuci¨®n de la sentencia que abocar¨ªa al derribo de las construcciones. Pero seg¨²n anunci¨® poco despu¨¦s de conocerse el propio presidente, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, su Ejecutivo no tiene intenci¨®n de hacerlo e interpreta que ser¨ªa suficiente con dotar de servicios a las urbanizaciones para legalizarlas, tal y como ha hecho el Gobierno aut¨®nomo con un caso similar en Barreiros.
La tesis del promotor de Ele-Tres estar¨ªa justificada con esta explicaci¨®n. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la seguridad jur¨ªdica que puedan tener los compradores de las viviendas, el problema de las inmobiliarias de la zona va m¨¢s all¨¢. Un trabajador de una de ellas -que tuvo que dejar el empleo por falta de actividad- explica que para saber hasta qu¨¦ punto les afectan las sentencias, tendr¨ªa que pasar la crisis. "El problema ahora es que no hay compradores. Pero ni en Fisterra ni en Cee ni en Mazaricos, donde tambi¨¦n ten¨ªamos pisos por los que nadie se interesa desde hace m¨¢s de un a?o", relata.
Quienes ya tienen en propiedad viviendas con sentencia en contra est¨¢n "preocupados", seg¨²n se?ala la administradora de uno de los bloques antes de decidir que prefiere no conceder entrevistas. Algunos de los compradores son "gente mayor que decidi¨® invertir ah¨ª sus ahorros para tener una residencia donde pasar su jubilaci¨®n", explica Felipe Est¨¦vez, gerente del hotel Playa Langosteira, un negocio que est¨¢ justo enfrente de algunas de las viviendas ilegalizadas. Cuenta que algunos de los clientes que habitualmente pasaban los veranos en su establecimiento decidieron adquirir un apartamento y gastar alrededor de 120.000 euros, que eran los precios que se sol¨ªan manejar por la zona.
La venta de estos pisos, sobre todo como segunda vivienda a residentes fuera de Galicia, encareci¨® el suelo de todo el municipio y muchos de los j¨®venes que quer¨ªan emanciparse vieron c¨®mo las cosas se les pon¨ªan m¨¢s dif¨ªciles en una zona donde no ten¨ªan este problema.
Ram¨®n Inso, un hombre que lleva a?os viviendo junto a la playa en una casita legal, explica c¨®mo los bloques "surgieron de un momento a otro", pero que nunca llegaron acompa?ados de residentes que los ocupasen. "Apenas viene gente", relata junto a un edificio a medio hacer en primera l¨ªnea de playa que puede quedarse a?os como una estructura fantasma en mitad de un paisaje id¨ªlico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.