Retrato de la tauromaquia
La tauromaquia es otro regalo que me hizo la fotograf¨ªa. No creo haber visto ni ser capaz de asistir a una corrida sin tener una c¨¢mara delante de los ojos. Si lo hiciera, seguir¨ªa buscando el encuadre, desesper¨¢ndome por no poder capar ese momento absolutamente m¨¢gico que todo aficionado a los toros busca volver a vivir, esta emoci¨®n que te transporta cuando surge la uni¨®n entre el toro, el torero y la plaza. Me emociona tanto la tauromaquia que recordando estos momentos con gente que siente como yo, me emociono de nuevo.
Confieso que mi pasi¨®n por la tauromaquia me lleg¨® de mi pasi¨®n por la danza, un tema que me ha gustado retratar desde mis inicios en la fotograf¨ªa. En el 92 y durante una serie de a?os, me convert¨ª en una habitual de las plazas. Lo que primero me atrajo fue la sensualidad, la belleza, el juego de seducci¨®n y baile entre torero y toro. El torero tiene una forma muy peculiar de mirar al toro. Veo en ella la mezcla de seducci¨®n, dominaci¨®n y abandono que observo en la mirada del amante. A medida que me fui metiendo, descubr¨ª que lo que suced¨ªa en el ruedo era el retrato de lo que somos los espa?oles, de c¨®mo amamos, de nuestro v¨ªnculo con la muerte, de c¨®mo nos gusta bailar a la vida.
He tenido la suerte de fotografiar dos generaciones de toreros. De la primera, no olvidar¨¦ nunca tres corridas con Jos¨¦ Mari Manzanares, Joselito y Julio Aparicio en las que pude experimentar ese ¨¦xtasis que engancha tanto. La suerte que m¨¢s me gusta es la capa y me fascinaba c¨®mo Joselito acariciaba el capote. Trabajando con la generaci¨®n joven, con toreros como el Juli, Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares hijo, Morante de la Puebla o Cayetano, mides todo lo que hemos cambiado los espa?oles en estas dos d¨¦cadas. Hoy, la tauromaquia conserva su misterio pero es m¨¢s libre, m¨¢s innovadora, m¨¢s creativa.
Un bailar¨ªn nace y muere bailar¨ªn. M¨¢s de una vez me ha pasada preguntar "?T¨² has bailado, verdad?" y comprobar mi teor¨ªa. Al torero, le pasa igual. M¨¢s all¨¢ de la planta, les delata su generosidad, su peculiar forma de pensar y ver la vida. Hace un a?o, estuve con Espl¨¢. Me encant¨® verle fuera de la plaza. Est¨¢ pr¨¢cticamente retirado y cuando estuve con ¨¦l se dedicaba a investigar la nada. Sin duda, un buen tema para un torero. El traje de luces, no se lo pueden quitar, est¨¢ siempre con ellos. O por lo menos, as¨ª lo siento.
Para m¨ª, la tauromaquia es ambigua. Te cuenta una historia u otra seg¨²n c¨®mo la mires. El toro lo veo como este minotauro m¨ªtico, digno y majestuoso. Si yo fuera toro, preferir¨ªa mil veces ser toro de lidia y morir en la plaza que en un matadero. Me parecer¨ªa un crimen que una fiesta tan propia de nuestros signos de identidad y nuestra cultura desaparezca. Hay que luchar por ella.
Isabel Mu?oz es fot¨®grafa.
Babelia
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