Un franc¨¦s, un mexicano y un espa?ol
?Saben aquel de un franc¨¦s, un mexicano y un espa?ol que lidiaron una preciosa novillada de cinco pelajes diferentes -negros primero y ¨²ltimo; colorado el segundo, jabonero el tercero, casta?o el cuarto y negro chorreado el quinto- y juego desigual, y que, sin cortar orejas, salieron de la plaza pero con la dignidad de haber estado a la altura de la exigente tarde?
No es un chiste; es la historia de tres valientes j¨®venes de diferentes nacionalidades -multiculturalidad taurina- que se presentaron muy serios ellos, con m¨¢s o menos t¨¦cnica, pero con la ilusi¨®n que se les supone a quien comienzan en esta nada f¨¢cil profesi¨®n.
Duffau, que, como saben los que estudiaron franc¨¦s en el bachiller, es oriundo de Francia, tiene un valor seco, conoce la t¨¦cnica, y tuvo mala suerte con sus novillos. Flores naci¨® en la ciudad mexicana de Talxcala, y no hay que verle la cara para concluir que es de ese pueblo; le acompa?an unas maneras excelentes, am¨¦n de un valor sin cuento. Luci¨® m¨¢s con el capote que con la muleta y realiz¨® la suerte suprema como mandan los cl¨¢sicos: con la izquierda; es decir, echando la muleta a la cara de los novillos y hundiendo el estoque hasta la empu?adura. Y el espa?ol, L¨®pez Sim¨®n, naci¨® en Barajas, pero parece extreme?o. Y no porque los de Extremadura luzcan unas facciones especiales, sino porque es el vivo retrato de Talavante, que vio la luz en Badajoz. Es un torero ceremonioso, con personalidad y suave torer¨ªa.
MONTEALTO / DUFFAU, FLORES, SIM?N
Novillos de Montealto, muy bien presentados, de bella estampa, que cumplieron en los caballos, nobles
y sosos; muy manso el primero y bravo el segundo.
Thomas Duffau: pinchazo, estocada -aviso- (ovaci¨®n); estocada (ovaci¨®n).
Sergio Flores: estocada (petici¨®n
y ovaci¨®n); pinchazo y estocada (palmas).
L¨®pez Sim¨®n: pinchazo y estocada (ovaci¨®n); pinchazo y estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas, 23 de mayo. Decimocuarto festejo de feria.
Casi lleno.
Salieron sin cortar orejas, pero con la dignidad de haber estado a la altura
Los novillos eran preciosos, pero ninguno rompi¨® en el tercio final
Y la novillada de Montealto lleg¨® con una presentaci¨®n de lujo: preciosos los novillos, y no solo por sus pelos distintos, sino por su trap¨ªo y cuajo. En general, se emplearon en los caballos, especialmente el bravo segundo, que permiti¨® el lucimiento del picador Pl¨¢cido Sandoval Tito, y con la excepci¨®n del primero, que fue un manso de libro. Ninguno rompi¨® en el tercio final, en el que se apagaron pronto.
Thomas Duffau se presentaba en Las Ventas y seguro que hab¨ªa so?ado con mejores oponentes. El manso primero de la tarde hizo pasar las de Ca¨ªn a la cuadrilla, huidizo y distra¨ªdo, al que el torero recibi¨® con dos pases cambiados por la espalda y muy decidido. El animal no quer¨ªa embestir ni a la de tres, pero Duffau insisti¨® tanto, con depurada t¨¦cnica siempre, que le rob¨® muletazos por ambas manos muy estimables. Tampoco se lo puso f¨¢cil el cuarto, soso y descastado, al que le aguant¨® derrotes al aire que sorte¨® con voluntad.
Sorprendi¨® el mexicano con unas hondas ver¨®nicas a su primero, ganando terreno en cada una de ellas, y afianz¨® la buena impresi¨®n con unas ce?idas chicuelinas; confirm¨® su buen gusto en los inicios de la faena de muleta con muletazos muy bien trazados. Pero lo bueno dur¨® poco, por la r¨¢pida caducidad del novillo y todo perdi¨® la necesaria intensidad. Tobillero result¨® el quinto, que se revolv¨ªa en un palmo de terreno y lanzaba ga?afones de miedo. No se asust¨® aparentemente el muchacho y lo mat¨® de una buena estocada.
Y el tercero de la historia, L¨®pez Sim¨®n, maneja el capote con suavidad, y comenz¨® sus dos faenas de muleta de rodillas en el centro del ruedo; y, como suele ocurrir, gust¨® m¨¢s genuflexo que enhiesto, aunque es verdad que lo intent¨® con toda su alma y supli¨® con decisi¨®n el poco fuelle de sus toros.
He aqu¨ª la historia, no un chiste, de un franc¨¦s, un mexicano y un espa?ol que merecen mejor suerte que la que encontraron ayer.
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