Cuando es la calle la que forma parte del edificio
Algunos inmuebles ceden metros al espacio p¨²blico en lugar de imponer su presencia en el tejido urbano
Clientes p¨²blicos y privados han entendido que no basta con alegrar la calle -en el mejor de los casos- sembrando los centros urbanos con edificios escult¨®ricos. Los que realmente quieren echar ra¨ªces celebran su inauguraci¨®n cedi¨¦ndole espacio a ese barrio, dej¨¢ndose atravesar por ¨¦l.
Ha sucedido, por ejemplo, en Bin¨¦far (Huesca), donde el Ayuntamiento ya viv¨ªa desdoblado por una peque?a traves¨ªa. Pero hace unos a?os ocurri¨® tambi¨¦n en Barcelona, donde el estudio Miralles-Tagliabue convenci¨® al coloso Gas Natural para que permitiera atravesar el jard¨ªn de su elegante sede junto al puerto de Barcelona por una calle peatonal. Con todo, en la trastienda de la Barceloneta, los vecinos se acercan hasta los pies de un rascacielos con brazos sin necesidad de rodear el solar de la compa?¨ªa de gas.
El club de los generosos donantes de suelo -que muchas veces lo ceden a cambio de poder ganar m¨¢s altura- no tiene una sola nacionalidad. Y no hace m¨¢s que crecer. Incluso en el barrio neoyorquino del Meatpacking, donde hace tres a?os el japon¨¦s Junya Ishigami parti¨® en dos la tienda de ladrillo rojo que le hab¨ªa encargado el modisto Yohji Yamamoto para atravesarla por una calleja peatonal y fomentar, de paso, la angulosidad de sus espacios.
La tendencia no es nueva, pero en una ¨¦poca en la que dar vuelve a estar mejor visto que coger y el vac¨ªo ha pasado a apreciarse por encima del lleno, el ejemplo de Bin¨¦far retrata a un Consistorio m¨¢s dispuesto a servir a sus ciudadanos que a llamar la atenci¨®n con su presencia. Todo un signo de los nuevos tiempos. El arquitecto Alberto Casado Calonge habla de "jugar con los vol¨²menes y adaptarse a las alineaciones" para justificar la fragmentaci¨®n del Ayuntamiento. Y lo cierto es que, dividido en dos partes -la que encierra una sala de exposiciones y el cuartel de la Polic¨ªa Local en la planta baja y la que contiene una sala de usos m¨²ltiples-, el edificio se adapta en sus dos primeras plantas a dos mundos opuestos: el del centro hist¨®rico, al que sirve de l¨ªmite, y el del ensanche de la ciudad, al que sirve de arranque.
Entre un tejido urbano denso y comprimido y una trama m¨¢s espaciada, el nuevo Consistorio se quiebra para dejar paso a la trama urbana del pueblo. Y, a la vez, aprovecha esa brecha para llevar luz a los despachos y accesos fuera de las calles m¨¢s transitadas. De este modo, Casado logra contundencia y apertura sin barroquismos ni complejidades innecesarias. La rotunda fachada de hormig¨®n blanco anuncia el Consistorio, pero es la fachada interna, de lamas de madera sobre el cristal, la que, m¨¢s all¨¢ de tamizar las vistas y el sol, habla de los matices que debe buscar, y trabajar, la arquitectura actual.
De imponer su presencia se pasa a disolverla entre la trama urbana. Que algunos edificios cedan parte de su suelo para dejarse atravesar por una calle habla de una nueva arquitectura que deber¨ªa terminar dibujando un nuevo urbanismo y, necesariamente, nuevos ciudadanos.
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