"Soy un creador que quiere cambiar el mundo con el cine"
Mohsen Makhmalbaf (Ir¨¢n, 1957) aterriz¨® ayer en Espa?a imbuido del esp¨ªritu del 15-M. El escritor y director de cine iran¨ª, autor de pel¨ªculas como Gabbeh o Kandahar, llega para charlar esta tarde en la Casa Encendida de Madrid sobre Cine y el cambio social en Ir¨¢n. Pero antes no pudo contenerse y se pase¨® por la Puerta del Sol.
"Los j¨®venes que est¨¢n en la plaza tienen que ser los ojos de la democracia", dec¨ªa antes de interesarse personalmente en la acampada por las motivaciones del movimiento. A esa audiencia indignada, interesar¨¢ sin duda la peripecia de este activista por los derechos humanos, hecho a s¨ª mismo en la lucha partisana contra el shah (en cuyas c¨¢rceles pas¨® varios a?os), y que, a trav¨¦s del cine, sobrevive al exilio forzado desde hace seis a?os. El jueves viajar¨¢ a Barcelona y continuar¨¢ departiendo sobre "la c¨¢rcel gigante" en la que dice se ha convertido su pa¨ªs, en el Espai Cultural de Caja Madrid.
"Los j¨®venes tienen que ser los ojos de la democracia", dice el cineasta
Pregunta. "Mis ideas est¨¢n en mi pel¨ªcula. Las interpretaciones que las hagan los dem¨¢s", dice su hija Hana, tambi¨¦n cineasta. ?Lo suscribe?
Respuesta. Cuando rod¨¦ Gabbeh sobre tribus que tejen alfombras, hice cine como un poeta que recita sobre la naturaleza. Pero cuando matan a personas delante de ti, no te puedes limitar a hacer poes¨ªa. Preferir¨ªa rescatar a una persona a punto de ahogarse con mi mejor cuadro antes de dejarla morir. Hay dos tipos de cineastas, los que quieren mostrarle al mundo su cine, y los que quieren cambiar el mundo con su cine.
P. Para hacer ese cine tuvo que dejar Ir¨¢n hace seis a?os.
R. He vivido en Francia, Afganist¨¢n, India y, ahora, en Tayikist¨¢n. Lo importante no es el lugar. Lo que hay que preguntarse constantemente es d¨®nde se es m¨¢s ¨²til. Si me hubiera exiliado a Europa o a Estados Unidos los propios Gobiernos me hubieran echado por las relaciones diplom¨¢ticas que mantienen con Ir¨¢n.
P. Cannes ha homenajeado a Jafar Panahi y Mohammad Rasoulof. ?Conoce su situaci¨®n?
R. He vivido sus condiciones con tal dureza que tuve que dejar mi pa¨ªs. El cine en Ir¨¢n est¨¢ dividido. Por una parte, los directores que viven all¨ª no pueden rodar porque acabar¨ªan en la c¨¢rcel. Por otra, los exiliados a los que el Gobierno amenaza de muerte. Ahmadineyad tiene terror a este segundo grupo porque conoce su repercusi¨®n medi¨¢tica internacional.
P. ?C¨®mo se trabaja bajo la amenaza?
R. Hace tres a?os, en mitad de un rodaje en Afganist¨¢n explot¨® una bomba y mataron a varias personas del equipo. En mi ¨²ltima visita a Francia, la polic¨ªa me alert¨® de que ten¨ªa que salir del pa¨ªs por una amenaza de bomba. El Gobierno iran¨ª ha sufrido a manos de los artistas y quiere vengarse. Mi hija Hana iba a presentar Los d¨ªas verdes en un festival de L¨ªbano coincidiendo con una visita de Ahmadineyad. Su pel¨ªcula no se proyect¨® por orden de los Gobiernos de ambos pa¨ªses. La paradoja que Hana expresaba en las entrevistas posteriores al veto de la pel¨ªcula era la falsa valent¨ªa de Ahmadineyad. Teme a una pel¨ªcula, pero se enorgullece de viajar a otros pa¨ªses para denunciar a Israel.
P. ?C¨®mo convive una familia de cine?
R. Tengo una relaci¨®n muy compleja con mis tres hijos y mi mujer. Soy padre, marido y, en su momento, el profesor de cine de Hana y Samira. Ahora me he convertido tambi¨¦n en su compa?ero de trabajo y exilio. Todos juntos luchamos por superar el d¨ªa a d¨ªa.
P. ?Contin¨²a con la Makhmalbaf Film House?
R. No, desde que me fui de Ir¨¢n ya no he vuelto a dar clase. Solo espor¨¢dicamente imparto alg¨²n taller de cine en algunos pa¨ªses. Lo que s¨ª mantengo es el contacto por e-mail con algunos directores j¨®venes iran¨ªes, y de otros lugares como Tayikist¨¢n.
P. ?Cu¨¢l es el panorama del cine iran¨ª actual?
R. Ha provocado un cambio en la sociedad porque, a trav¨¦s de la cobertura que hacen los medios de comunicaci¨®n en los pa¨ªses vecinos, ha ayudado a que se conozcan los problemas de Ir¨¢n. Puede que la primera vez nuestras pel¨ªculas no provoquen la misma acogida que el cine de Hollywood, pero a la larga encuentra un p¨²blico fiel.
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