Ayrton Senna, el piloto de Dios

Resulta problem¨¢tico y discutible afirmar que haya vidas tocadas por la gracia, pero Senna, documental casi hagiogr¨¢fico construido a mayor honra y gloria del piloto brasile?o Ayrton Senna, tres veces campe¨®n de f¨®rmula 1, parece demostrar que hay vidas dotadas de esa impecable construcci¨®n narrativa que exigir¨ªa el m¨¢s dogm¨¢tico e inflexible manual de escritura de guion.

Todo est¨¢ ah¨ª: el h¨¦roe individualista, carism¨¢tico y tozudamente enfrentado con los estamentos de poder; una figura casi mesi¨¢nica que se cree protegida por la divinidad, pero cuya convicci¨®n puede poner en peligro a quienes le rodean. Un antagonista de por vida que acabar¨¢ alcanzando su redenci¨®n en los cr¨¦ditos finales: Alain Prost, con quien Senna manten¨ªa una rivalidad comparable a la que enfrentaba a Ricky Bobby (Will Ferrell) con Jean Girard (Sacha Baron Cohen) en la desaforada Pasado de vueltas (2006) de Adam McKay.

Tampoco falta la figura del villano capaz de acu?ar r¨¦plicas que hubiese envidiado Sydney Greenstreet: Jean-Marie Balestre, azote de la insumisi¨®n de Senna, que punt¨²a una reuni¨®n de pilotos con un contundente: "La mejor decisi¨®n es siempre mi decisi¨®n". Tan buena arquitectura tiene, por supuesto, su lado amargo: el tr¨¢gico final que remata esta cr¨®nica de la ¨¦pica del individuo enfrentado al sistema que lo ha castigado reiteradamente -lo que el piloto denominaba "la pol¨ªtica de la f¨®rmula 1"- y que la pel¨ªcula sirve con el contundente, perturbador recurso de la visi¨®n subjetiva desde la cabina del veh¨ªculo.

El documental construye su relato sirvi¨¦ndose ¨²nicamente de material de archivo -en ocasiones, in¨¦dito-, integrando los testimonios verbales recogidos en presente sobre las viejas im¨¢genes. Lejos del esteticismo de El guerrero (2000), Asif Kapadia ha encontrado aqu¨ª otro registro para el cantar de gesta.