El fr¨ªo rostro de la limpieza ¨¦tnica
El general que orden¨® los mayores cr¨ªmenes de guerra cometidos en Europa tras la II Guerra Mundial cont¨® con la protecci¨®n de Serbia y de sus leales
En la cumbre de su carrera como militar en la guerra de los Balcanes, el general serbobosnio Ratko Mladic cometi¨® presuntamente genocidio. Fue en 1995, y sus v¨ªctimas, unos 8.000 hombres musulmanes refugiados en la localidad bosnia de Srebrenica, cayeron tiroteados por la espalda.
En su segunda vida como fugitivo de la justicia internacional, Estados Unidos lleg¨® a ofrecer cinco millones de d¨®lares (3,5 millones de euros) en 2002 por la pista que llevara hasta su escondite. Una trayectoria tortuosa para el hijo de un l¨ªder militar de los serbios de Bosnia, asesinado en 1945. Pero si la vocaci¨®n de Mladic estaba en cierto modo marcada por el destino paterno, su tr¨¢gica huella tardar¨¢ en borrarse de la memoria colectiva de Bosnia-Herzegovina. All¨ª, las viudas a¨²n no han enterrado a todos sus muertos.
El cerco de Sarajevo se prolong¨® 43 meses y caus¨® 12.000 muertos
8.000 musulmanes bosnios refugiados en Srebrenica cayeron tiroteados
Mladic naci¨® en Bosnia en 1942, en la ciudad de Bozinovici, y se cri¨® en la Yugoslavia del mariscal Tito. A los 20 a?os entr¨® en la academia militar de Belgrado, donde se gradu¨® con el n¨²mero uno de su promoci¨®n. Licenciado con el grado de segundo teniente, fue el oficial m¨¢s joven de su ¨¦poca. Dotado para el mando, y muy despierto, en 1989 obtuvo la jefatura del Departamento de Educaci¨®n del Tercer Distrito Militar, en Skopje, capital de Macedonia. Para 1991, al principio de las guerras de los Balcanes, era ya subcomandante del Ej¨¦rcito yugoslavo. Como tal, comand¨® las tropas que lucharon contra las fuerzas croatas en la ciudad de Knin. Situada al oeste de Croacia, la mayor¨ªa de su poblaci¨®n era serbia y fue la capital de la autoproclamada Rep¨²blica Serbia de Krajina.
A punto de ser ascendido a general, en mayo de 1992, orden¨® el sitio de Sarajevo. Tan antiguo como la guerra misma, la estrategia del cerco se prolong¨® 43 meses, caus¨® 12.000 muertos y 50.000 heridos (civiles, en un 85%). Fue el m¨¢s sangriento en Europa desde la II Guerra Mundial. Las balas de los francotiradores, los atentados en mercados callejeros, las bombas lanzadas al recinto urbano -y las que quedaron desperdigadas mutilando a los ni?os que jugaban en la calle- se sucedieron sin tregua en la capital bosnia. Con las estrellas de general reci¨¦n ganadas, Mladic ser¨ªa nombrado en 1992 jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito serbio de Bosnia.
Casado con Bosa Mladic, ten¨ªa dos hijos, Darko y Ana, y dos nietos. Ana Mladic se suicid¨® en 1994 con la pistola favorita de su padre, ganada en la academia militar. Aunque los informes sobre su muerte no est¨¢n claros, se presume que no pudo soportar la presi¨®n de la trayectoria de su progenitor, considerado un criminal de guerra por la justicia internacional.
Un a?o despu¨¦s de perder a su hija, Mladic cometer¨ªa, presuntamente, la peor matanza registrada en Europa desde 1945. Experto en debilitar al rival, sus hombres bombardearon durante cinco d¨ªas Srebrenica, localidad custodiada por cascos azules holandeses. Repleta de refugiados civiles, una vez dentro de la ciudad intimid¨® y chantaje¨® a los soldados holandeses (varios de los cuales hab¨ªan sido capturados como rehenes). Lo que sigui¨® luego compone una de las im¨¢genes m¨¢s turbadoras de la guerra balc¨¢nica. Un sonriente Mladic separ¨® a los varones de entre 12 y 77 a?os como "sospechosos de cr¨ªmenes de guerra". Dos d¨ªas despu¨¦s fueron asesinados a tiros. Varios v¨ªdeos de la matanza, que fue negada por Belgrado durante a?os, aparecieron en 2005 y llegaron al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY).
Mladic llevaba entonces casi una d¨¦cada licenciado del Ej¨¦rcito y vivi¨® en Serbia sin esconderse hasta 2001. La ca¨ªda en desgracia del expresidente Slobodan Milosevic, su principal valedor, le oblig¨® a refugiarse en Montenegro.
A partir de entonces, le protegieron sus leales. Hasta 2002 cobr¨® su pensi¨®n de exmilitar, y seg¨²n Carla del Ponte, antigua fiscal jefe del Tribunal para Yugoslavia, el Gobierno serbio a¨²n proteg¨ªa su escondite en 2004.
En 2009, Belgrado dio un giro y ofreci¨® un mill¨®n de d¨®lares por su arresto. Parad¨®jicamente, de ese a?o son unas cintas de v¨ªdeo donde aparece bailando y bebiendo en familia. Tambi¨¦n se le ve en unas vacaciones invernales. La filmaci¨®n hizo sonrojar al Gobierno serbio, pero confirmaba el talante retador del viejo militar.
Hace 10 a?os, cuando a¨²n no tem¨ªa a nadie, Mladic acudi¨® en Belgrado al estadio de f¨²tbol y presenci¨® un partido entre Yugoslavia y China. Protegido por ocho guardaespaldas, en su tierra todav¨ªa le animaban como a un h¨¦roe. En mayo del a?o pasado, el TPIY recibi¨® sus diarios de guerra. Sin ser una confesi¨®n en regla, porque se cuid¨® mucho de autoinculparse, componen una prueba esencial para varios procesos abiertos. Incluido el de su jefe pol¨ªtico, el serbobosnio Radovan Karadzic. En junio, los Mladic quisieron declararlo muerto para cobrar la pensi¨®n de viudedad. Ayer apareci¨® por fin. Segu¨ªa vivo en Serbia.
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