Mil¨¢n hace temblar a Berlusconi
El primer ministro se prepara para un fuerte rev¨¦s electoral en el norte de Italia - El centro-izquierda prev¨¦ ganar peso en m¨¢s de una decena de municipios clave
Casi 65 millones de italianos deben decidir, entre ayer y hoy, la segunda vuelta de las elecciones municipales y administrativas que pueden determinar tanto la suerte del liderazgo del primer ministro, Silvio Berlusconi, como de la alianza de Gobierno de centro-derecha que lo apuntala. Est¨¢n en juego las 88 alcald¨ªas y seis presidencias de provincia que no se resolvieron en el primer turno, y compiten solamente las dos listas m¨¢s votadas hace 15 d¨ªas. Todas las miradas est¨¢n puestas en los Ayuntamientos de Mil¨¢n (un mill¨®n de electores censados) y N¨¢poles (800.000), y en menor medida en Cagliari, Trieste, Varese y otras 10 ciudades del norte del pa¨ªs.
Mil¨¢n y la pr¨®spera regi¨®n de Lombard¨ªa son el basti¨®n que ha sustentado desde hace casi 20 a?os el poder de Silvio Berlusconi y de su aliado Umberto Bossi. El primer turno anunci¨® que la ciudad natal del magnate y pol¨ªtico est¨¢ lista para emprender una nueva era. El candidato del centro-izquierda, Giuliano Pisapia, dio la vuelta a todos los sondeos y logr¨® el 48,5% de los votos frente al 41,5% de su rival, la alcaldesa saliente, Letizia Moratti.
Una derrota en Lombard¨ªa y en N¨¢poles dejar¨¢ al Gobierno en el aire
Pisapia, un t¨ªmido abogado penalista de 62 a?os promovido por el gobernador de Apulia, Nichi Vendola, se impuso por sorpresa en las primarias del Partido Democr¨¢tico (PD) al candidato oficial, y aunque ha sido acusado de extremista por la derecha, ha unido e ilusionado a todas las fuerzas de izquierda con una receta poco usual en Italia: principios, di¨¢logo, concreci¨®n y sensatez.
La magnitud de su anunciada victoria ser¨¢, en ese sentido, un doble mensaje pol¨ªtico de Mil¨¢n al resto del pa¨ªs: contra la propaganda de Berlusconi y Bossi, y a la vez contra la languidez sin ideolog¨ªa del centro-izquierda tradicional.
La tranquila rebeli¨®n c¨ªvica puesta en marcha por Pisapia ha colocado a la derecha en una aguda crisis de credibilidad, y el nerviosismo y la divisi¨®n se ha extendido ya desde Mil¨¢n al resto del pa¨ªs. Todo hace pensar que Pisapia podr¨ªa ampliar la ventaja del primer turno hasta m¨¢s de 10 puntos, y eso supondr¨ªa no ya una derrota sino una afrenta personal para Berlusconi y la Liga. La pesadilla del primer ministro es que el descontento de Mil¨¢n, al que no son ajenas las bases cat¨®licas, convenzan a la Liga Norte de que es posible y mejor gobernar sin Berlusconi. En ese caso Bossi podr¨ªa optar por un Gobierno t¨¦cnico con Giulio Tremonti al frente.
Tratando de convertir la primera vuelta en un plebiscito sobre su persona y el Gobierno, Berlusconi encabez¨® la lista del Pueblo de la Libertad (PDL) en Mil¨¢n y fue duramente castigado al obtener la mitad de preferencias que hace cinco a?os: 27.000 contra 53.000. Ahora ha cambiado de estrategia y ha achacado los malos resultados a unos "candidatos d¨¦biles". El viernes, durante el cierre de la campa?a en N¨¢poles, afirm¨® que incluso en caso de perder en Mil¨¢n y en la ciudad del Vesubio "el Gobierno seguir¨¢ adelante". Recibida con m¨¢s pitos que aplausos, la frase significa que da casi por descontado el castigo, algo casi ins¨®lito en la ¨²ltima d¨¦cada.
En N¨¢poles, el voto cat¨®lico puede resultar decisivo. Los democristianos han decidido apoyar a la izquierda y eso convierte en favorito al exjuez Luigi de Magistris, de Italia de los Valores, que part¨ªa como tercero en discordia pero logr¨® superar al candidato del PD con el 27% y jugarse el desempate con Ganni Lettieri, el aspirante del PDL, que lejos de arrasar como se pensaba se par¨® en el 38,5% hace dos semanas.
La lucha entre el exjuez y el empresario en la ciudad de la Camorra se anuncia casi m¨¢s apretada que la de Mil¨¢n. Seg¨²n De Magistris y el escritor Roberto Saviano, Lettieri cuenta con el benepl¨¢cito del crimen organizado. Polic¨ªas de paisano vigilaron ayer las mesas electorales para evitar la compraventa de votos.
El futuro inmediato ser¨¢ en todo caso complejo. Si, como parece l¨®gico, ganan Pisapia en Mil¨¢n y De Magistris en N¨¢poles, y a ellos se les suma el joven vendoliano Massimo Zedda en Cagliari, el mensaje de las urnas al Gobierno de la derecha ser¨¢ tan contundente como el recibido por el PSOE en Espa?a hace unos d¨ªas. La diferencia es que tambi¨¦n plantear¨ªa a la oposici¨®n la necesidad de girar a la izquierda. Pero el PD de Massimo D'Alema parece hoy m¨¢s dispuesto a cortejar a los centristas que a ceder poder a la izquierda real.
Il Cavaliere se queja de los jueces con Obama
Silvio Berlusconi ha aparecido muy nervioso, casi exasperado, en las ¨²ltimas semanas. El primer ministro sabe bien que si la Liga se ve arrastrada al pozo con ¨¦l y pierde poder municipal en Mil¨¢n y las 10 ciudades del norte que han llegado al desempate, la estabilidad del Ejecutivo corre serio peligro.
El voto popular ha sido el gran aglutinante de las demagogias paralelas de Bossi y Berlusconi, y la gasolina que el magnate ha utilizado para legitimar su guerra sin cuartel contra los jueces de Mil¨¢n que, seg¨²n ¨¦l, le persiguen por motivos pol¨ªticos. Una derrota electoral en casa es la peor noticia posible, y el viernes, durante la cumbre del G-8 en Deauville, Berlusconi busc¨® el apoyo de sus pares internacionales con un movimiento ins¨®lito. Poco antes del inicio de la reuni¨®n, se acerc¨® al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para decirle que "Italia est¨¢ sufriendo una dictadura de los jueces comunistas", y que es crucial "culminar la reforma de la justicia". Seg¨²n mostraron las im¨¢genes, la estupefacci¨®n de Obama, que acababa de hacer un discurso elogiando la separaci¨®n de poderes y la independencia de la magistratura, fue tan grande que ni siquiera contest¨®.
De vuelta a casa, la oposici¨®n y los jueces han censurado a Berlusconi por denigrar al pa¨ªs y a sus instituciones en un foro internacional, pero este ha replicado que hab¨ªa contado a todos los l¨ªderes del G-8 que "los jueces italianos son una patolog¨ªa".
La sensaci¨®n es que en Mil¨¢n ha comenzado la cuenta atr¨¢s del berlusconismo, y que una nueva era est¨¢ naciendo justo en el lugar donde Berlusconi levant¨® los cimientos de su enorme consenso popular. De momento, el l¨ªder mantiene, a golpe de tr¨¢nsfugas, una mayor¨ªa suficiente para seguir navegando. Pero las defecciones en el Pueblo de la Libertad han empezado, la Liga exige cada vez concesiones m¨¢s disparatadas (lo ¨²ltimo el traslado de dos ministerios a Mil¨¢n), y todo puede pasar si los milaneses y la burgues¨ªa industrial del norte repudian en las urnas a los dos partidos que les han representado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas.
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