El Ej¨¦rcito recorta la conciliaci¨®n de las mujeres militares
Una orden permite obligar a madres con jornada reducida a hacer guardias
Al menos cuatro militares -dos cabos y dos cabos primero- de la unidad de servicios de la base Cid Campeador, en Castrillo del Val (Burgos), las ¨²nicas que disfrutan de reducci¨®n de jornada para el cuidado de sus hijos, han perdido el derecho a la exoneraci¨®n de guardias asociado a la anterior. La p¨¦rdida de este derecho es consecuencia de la publicaci¨®n, el pasado 23 de febrero, de una orden de la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, por la que se "adapta a las nuevas circunstancias" la regulaci¨®n de 2006 sobre horario de trabajo, permisos y licencias de los militares, lo que incluye la conciliaci¨®n de la vida personal y familiar con las obligaciones del servicio.
El objetivo de la reforma era reforzar la protecci¨®n de las familias monoparentales e incorporar a las Fuerzas Armadas el permiso por paternidad de cuatro semanas, pero sus consecuencias parecen haber sido muy distintas. Pocos d¨ªas despu¨¦s de su entrada en vigor, mandos militares ordenaron revisar de oficio las reducciones de jornada concedidas a militares para el cuidado de hijos menores de 12 a?os y resolvieron retirar derechos ya adquiridos.
Cuatro cabos recurrir¨¢n ante los tribunales la p¨¦rdida de derechos
Un portavoz del ministerio justifica la reforma por los abusos cometidos
Las cuatro militares de Burgos mantienen la reducci¨®n de jornada, de entre una y dos horas diarias, que conlleva una reducci¨®n proporcional del sueldo (entre 150 y 200 euros para una retribuci¨®n total de 1.200 al mes), pero no la exenci¨®n de guardias que lleva aparejada. Fuentes conocedoras del caso explican que la obligaci¨®n de hacer guardias (de 48 horas de permanencia en el cuartel cada dos meses y medio y fines de semana cada cinco) vac¨ªa de contenido la reducci¨®n de jornada y convierte en in¨²til el sacrificio econ¨®mico que supone. Se trata, adem¨¢s, en tres de los casos, de mujeres cuyas parejas tambi¨¦n son militares y salen de maniobras o participan en misiones en el extranjero. Aunque Defensa ha puesto en marcha un programa de guarder¨ªas en las bases, en Castrillo del Val, con unos 2.500 efectivos, no hay ninguna y los militares tampoco reciben ayuda con este fin.
Para recortarles este derecho, el coronel se ha basado en que la orden de Defensa le permite reconsiderar la exoneraci¨®n de guardias previamente concedida, "si las necesidades del servicio se vieran afectadas por circunstancias sobrevenidas" y siempre de manera motivada, lo que le otorga un amplio margen de discrecionalidad.
Las cuatro militares han presentado un recurso en el que alegan que los datos aportados por el jefe de la unidad son inexactos. Tanto que saltaba a la vista, pues argument¨® que de los 25 cabos o cabos primero solo 16 estaban disponibles al tener cuatro reducci¨®n de jornada y estar tres de baja m¨¦dica. El jefe de la subinspecci¨®n del Ej¨¦rcito de Valladolid rechaz¨® sus argumentos alegando que el evidente error en las cuentas del coronel carec¨ªa de relevancia, por lo que las militares presentar¨¢n un recurso ante los tribunales.
Lo que no se ha aclarado es qu¨¦ "circunstancias sobrevenidas" se produjeron entre el 3 de febrero de 2011, cuando se le concedi¨® la reducci¨®n de jornada y la exoneraci¨®n de guardias a una de las militares, y el 14 de marzo, cuando se inici¨® el procedimiento para retirarle la segunda. Si las circunstancias del servicio no lo permit¨ªan, el coronel debi¨® denegar la exoneraci¨®n de las guardias en febrero, pues as¨ª lo contemplaba la normativa anterior. Pero prefiri¨® aprovechar la "circunstancia sobrevenida" que supon¨ªa la orden de Chac¨®n.
Un portavoz de Defensa asegur¨® que el objetivo de la reforma era acabar con algunos abusos, entre las que no incluy¨® a las militares de Burgos. Agreg¨® que el coronel obr¨® con arreglo a la ley, seg¨²n un informe jur¨ªdico elaborado, parad¨®jicamente, por una mujer militar.
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