Respuestas que no aplacan el miedo

Vecinos que reclaman la retirada de torretas de telefon¨ªa m¨®vil, historias sobre impotencias causadas por llevar el tel¨¦fono en el bolsillo o de arritmias por llevarlo en el de la chaqueta... La postura cient¨ªfica m¨¢s generalizada, que ha descartado hasta ahora que las radiaciones de esos aparatos tengan consecuencias negativas para la salud, no ha conseguido zanjar una pol¨¦mica permanente desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, muchas veces salpicada de leyendas urbanas y teor¨ªas de la conspiraci¨®n.

Y probablemente no lo han logrado porque, de momento, la ciencia no ha dado con una respuesta tan rotunda como reclamar¨ªa la completa tranquilidad de la poblaci¨®n. El ejemplo perfecto es el mayor estudio hecho sobre el tema, el Interphone, realizado desde 2000 en 13 pa¨ªses. Este trabajo concluy¨® el a?o pasado que no es posible vincular el uso del m¨®vil con el riesgo de sufrir c¨¢ncer, pero tampoco se puede descartar.

"El estudio no evidencia un mayor riesgo de c¨¢ncer, pero no podemos concluir que no hay ning¨²n riesgo porque hay suficientes resultados que sugieren un riesgo posible", explic¨® la doctora Elisabeth Cardis.

As¨ª, distintas voces reclaman la aplicaci¨®n inmediata del principio de precauci¨®n. Es el que invoc¨® el mes pasado la Comisi¨®n de Medio Ambiente del Consejo de Europa, que propuso "la prohibici¨®n de todos los tel¨¦fonos m¨®viles o sistemas wifi de las clases y colegios", aunque luego solo reclam¨® que se redujera su uso. El redactor del informe, el socialista luxemburgu¨¦s Jean Huss, record¨® cu¨¢nto tiempo pas¨® hasta tomar conciencia del peligro "del amianto, la gasolina con plomo y el tabaco".