Romper la incomunicaci¨®n
El 22-M ha sido un cl¨¢sico ejemplo de lo que se califica de elecciones de desaprobaci¨®n. Se ha votado m¨¢s contra el Gobierno de la naci¨®n y contra todo lo que estuviera conectado con dicho Gobierno, que a favor de la alternativa, aunque, como es natural, la alternativa se haya beneficiado de dicho rechazo. Dado que las elecciones se han celebrado en clave nacional y no en clave auton¨®mica o municipal, parece claro que los ciudadanos no han dado su aval a un futuro programa de gobierno, sino que han rechazado el programa que se ha puesto en pr¨¢ctica en esta segunda legislatura del Gobierno socialista. Entre el presidente del Gobierno y el cuerpo electoral parece haberse interpuesto un muro, invisible pero real, que impide que llegue a los ciudadanos cualquier mensaje que se les quiera transmitir. Lo peor que le puede pasar a un partido pol¨ªtico es lo que le ha ocurrido al PSOE en estas elecciones. Sus candidatos hablaban, pero los ciudadanos no prestaban atenci¨®n a lo que dec¨ªan.
Saltar ese muro invisible pero real y conseguir hacerse o¨ªr por los ciudadanos es la tarea que tiene por delante el PSOE en general y su candidato a la presidencia del Gobierno, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, en particular, dada la deriva presidencialista tan acentuada en nuestro sistema pol¨ªtico. El candidato tiene que conseguir el tono en el discurso que haga posible que los ciudadanos est¨¦n dispuestos a escuchar. Y para ello tiene que arrastrar al partido en la elaboraci¨®n de un programa que resulte cre¨ªble en las propuestas de soluci¨®n para los problemas con los que tiene que enfrentarse la sociedad espa?ola.
Alfredo P¨¦rez Rubalcaba demostr¨® el mi¨¦rcoles, en su intervenci¨®n en Sevilla, que es plenamente consciente de que eso es lo primero que tiene que hacer y que si no es capaz de restablecer la comunicaci¨®n con el cuerpo electoral, no hay nada que hacer. Y tambi¨¦n demostr¨® que, para ello, tiene que restablecer la comunicaci¨®n en el interior del propio partido, que tambi¨¦n se ha resentido much¨ªsimo en estos dos ¨²ltimos a?os. La incomunicaci¨®n con los ciudadanos penetra en el partido y se convierte en incomunicaci¨®n interna. De ambas hay que salir si se quiere competir y no simplemente concurrir a unas elecciones.
El formato del acto fue el mejor ejemplo de que se ha entendido la naturaleza del problema. Hubo reflexi¨®n pol¨ªtica, en algunos momentos de mucha calidad, tanto hacia dentro, hacia la necesaria recuperaci¨®n de la autoestima por parte de los militantes socialistas, como hacia fuera, identific¨¢ndose con bastante precisi¨®n algunos de los problemas con los que se est¨¢ enfrentando la sociedad espa?ola y avanzando l¨ªneas de posibles respuestas a los mismos, que tendr¨¢n que ser trabajadas y elaboradas como programa en una pr¨®xima conferencia pol¨ªtica.
No s¨¦ si el acto est¨¢ grabado, pero si lo est¨¢, ser¨ªa bueno que se hiciera uso del mismo de manera pedag¨®gica en las agrupaciones, con la finalidad de hacerle llegar a los militantes como tienen que hacer pol¨ªtica en este momento. Los militantes socialistas tienen que interiorizar lo que el partido tiene que proponer y la forma en que deben hacerlo llegar a la sociedad. Tienen que interiorizar que hay que hacer pol¨ªtica en positivo, explicando lo que se propone y solicitando la confianza de los ciudadanos para esa pol¨ªtica. Si se es capaz de conseguir esto, no es f¨¢cil conseguir ganar las elecciones, porque las circunstancias en las que se van a celebrar son muy adversas, pero no es imposible que se ganen. Y en todo caso, es la mejor manera de perder. Porque perder no es nunca bueno, pero es muy distinto perder librando la batalla para ganar que no haci¨¦ndolo. La vida sigue.
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