Coraz¨®n de hierro, final de oro
El Bizkaia elimina al Madrid y se jugar¨¢ el t¨ªtulo contra el Barcelona
El Bizkaia Bilbao Basket dio ayer un vuelco a la Liga ACB. El esperado cl¨¢sico dio origen en Bilbao a una revoluci¨®n interna. Esta vez no eran los indignados, sino los felices convertidos en satisfechos. El triunfo del coraz¨®n sin perder la cabeza. El triunfo del Bizkaia sobre un Madrid aguerrido le planta en la final, ante el Barcelona, que comenzar¨¢ la semana que viene.
Necesariamente, ten¨ªa que ser otro partido. Ni el Bizkaia pod¨ªa mantener el nivel de acierto del tercero ni el Madrid pod¨ªa resultar tan r¨¢cano en su juego. Se impon¨ªan la prudencia y los promedios. El equipo que mejor promediase sus cualidades se llevar¨ªa un partido necesariamente guiado por la ansiedad de los de negro y los nervios de los de blanco. Lo dej¨® claro el Madrid con una salida en tromba que trataba de intimidar al equipo bilba¨ªno, anunciando otro partido. En ello influ¨ªa la presencia real de Tomic, en todas partes en esa recuperaci¨®n de la autoestima madridista tras la debacle en las dos ¨²ltimas citas. En su af¨¢n de fortalecer la defensa, el equipo de Katsikaris se carg¨® de faltas en un par de minutos (cuatro) y, sin embargo, Tomic le bombardeaba el aro con una facilidad excesiva. Era otro Madrid, definitivamente.
BIZKAIA BILBAO 80 - REAL MADRID 72
Bizkaia Bilbao Basket: Jackson (17), Blums (5), Mumbr¨² (15), Mavroeidis (8), Hervelle (6) -equipo inicial-; Warren (6), Fisher (4), Marko Banic (12) y Vasileiadis (7).
Real Madrid: Prigioni (8), Llull (13), Su¨¢rez (7), Felipe Reyes (6), Tomic (17) -equipo inicial-; Mirotic (0), Sergio Rodr¨ªguez (6), Velickovic (0), Begic (0), Fischer (12) y Tucker (3).
?rbitros: Mart¨ªn Bertr¨¢n, Daniel Hierrezuelo y Antonio Conde.
Bilbao Arena: 8.682 espectadores.
El equipo vasco ha hecho del estilo Nadal, de su fuerza, su mejor arma
Pero era el mismo Bizkaia, el que ha hecho de la fortaleza mental su mejor arma, ese estilo Nadal que le hace parecer indestructible. Ayer no le entraban los triples de los que disfrut¨® el martes, aunque, a cambio, festejaba su alto porcentaje de tiros libres, lo que no era moco de pavo en un partido tan f¨ªsico. Su reacci¨®n tuvo que ver en el tiempo y en la situaci¨®n con el descanso de Llull y Tomic, coincidente con la entrada de Banic. Las casualidades no existen. El croata tiene el baloncesto en la cabeza y en el coraz¨®n. Sobre ¨¦l consigui¨® romper la impronta del Madrid e igualar un partido que amenaz¨® con pegar a ambos equipos como a un chicle. Fue un debate de estados de ¨¢nimo y en eso los de negro, m¨¢s sueltos, ten¨ªan menos que perder que los blancos, m¨¢s atenazados, agarrados a Llull y a la regularidad de Fisher o la presencia permanente de Reyes.
Curioso estado de ¨¢nimos. El Madrid hab¨ªa frenado la depresi¨®n de su derrota en casa, y el Bizkaia, la del arranque soberbio del Madrid. Quiz¨¢s por eso llegaron al descanso con tres puntos casuales de ventaja blanca.
Asunto equilibrado, pero quedaba medio partido, otro ejercicio de templanza. Al Bizkaia le faltaba un argumento propio, los triples, con los que mat¨® al Madrid en el anterior. Esta vez la mu?eca no funcionaba, lo que dificultaba su reacci¨®n ante la presi¨®n defensiva de otro Madrid, que s¨ª encontraba alternativas: ahora Llull, ahora Su¨¢rez, el tipo que aparec¨ªa en los momentos defensivos, o en la discontinuidad de Tucker.
Katsikaris iba dosificando a Vasileiadis, el griego m¨¢gico, en busca de que ajustara su mu?eca. Es el jugador que utiliza para alterar los partidos, pero ayer parec¨ªa muy previsible, con lanzamientos poco seleccionados y acciones un tanto desesperadas. Sin ¨¦l y sin Blums, los artilleros, todo se coc¨ªa bajo el tablero, donde Banic y Mumbr¨², poco ayudados en labores anotadoras por Hervelle, ve¨ªan penosas las remontadas de los hombres de negro, obligados a un esfuerzo f¨ªsico supremo.
Se acab¨® la gasolina en Miribilla. Los dos equipos echaban el bofe por la boca y tiraban de coraz¨®n para sostener el partido. Cualquier pron¨®stico era arriesgado. Todo pod¨ªa ser. La agon¨ªa del Madrid pod¨ªa llevarle a la muerte. El ansia del Bizkaia, al agotamiento definitivo. S¨ªstole y di¨¢stole. Y, en plena taquicardia, Hervelle anot¨® una canasta casi imposible cuando se le escurr¨ªa el tiempo entre los dedos. Y ya hab¨ªa aparecido el mejor Jackson. Y estall¨® Miribilla, se frot¨® los ojos y lo vio claro. La ACB daba un vuelco.
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