Rajoy hace un gesto
El plan de austeridad del PP es una iniciativa laudable, pero cuya eficacia suscita dudas
El presidente del PP, Mariano Rajoy, dej¨® entrever el mi¨¦rcoles algunos de los que pueden ser sus criterios de pol¨ªtica econ¨®mica si llega a gobernar. El documento que present¨® a los medios de comunicaci¨®n no puede ser interpretado estrictamente como un programa econ¨®mico, pero al menos permite a la opini¨®n p¨²blica hacerse una idea de c¨®mo se orientar¨ªa la acci¨®n pol¨ªtica en un eventual Gobierno del PP. Despu¨¦s de meses de silencio, durante los cuales se le ha reclamado insistentemente al presidente del PP que d¨¦ a conocer sus planes econ¨®micos, las propuestas de Rajoy constituyen un notable avance, incluso si se acepta la interpretaci¨®n de que quiere utilizar su base de poder auton¨®mico para estrechar el margen de acci¨®n del Gobierno, objetivo leg¨ªtimo siempre y cuando no derive en t¨¢cticas obstruccionistas en las instituciones.
El gesto de Rajoy tiene adem¨¢s otras lecturas. Hacia afuera, constituye un mensaje a los ciudadanos de que el PP ha comenzado a trabajar en el dise?o de su pol¨ªtica econ¨®mica para el caso de llegar a La Moncloa. Hacia adentro, lo que expuso el presidente del PP el mi¨¦rcoles supone tambi¨¦n un toque de atenci¨®n a los barones que, de forma palmaria, han gobernado ignorando ampliamente esos principios y que, aunque finjan no sentirse interpelados, saben que a partir de ahora ese es el rasero por el que deber¨¢n ser juzgados.
Ahora bien, el conjunto de medidas expuestas en el documento, un plan de austeridad auton¨®mica, apenas rebasan la condici¨®n de las buenas intenciones, sobre todo tras conocer la dram¨¢tica situaci¨®n en la que se encuentran las arcas auton¨®micas y municipales, algo que Rajoy tuvo oportunidad de escuchar de boca de sus barones. Por ello, imponer normas de austeridad en el gasto auton¨®mico es una iniciativa laudable; pero el problema de la deuda y el d¨¦ficit en las autonom¨ªas no se resuelve reduciendo el n¨²mero de consejer¨ªas, a no ser que, adem¨¢s se proceda al despido de quienes trabajan en ellas, algo que no puede hacerse porque son funcionarios. La opini¨®n p¨²blica recibir¨¢ con simpat¨ªa la limitaci¨®n del gasto en los tel¨¦fonos m¨®viles y en los coches oficiales (no est¨¢n de m¨¢s, en cualquier caso), pero su impacto econ¨®mico es irrelevante.
La costa mediterr¨¢nea, controlada por Gobiernos del PP, da una pista de lo que podr¨ªan ser medidas eficaces de austeridad. Bastar¨ªa con haber evitado inversiones fara¨®nicas en aeropuertos sin aviones, en jardines ex¨®ticos, en ciudades tem¨¢ticas o en bibliotecas sin libros para conseguir ahorros importantes. La pregunta obligada es cu¨¢nto rigor aplicar¨¢ el presidente del PP en imponer estos criterios de austeridad a los barones manirrotos.
Las explicaciones de Rajoy del mi¨¦rcoles son efectivamente un avance frente al mutismo anterior. Pero tiene mucha tarea pendiente si quiere convencer a los espa?oles y a los agentes econ¨®micos internacionales de que dispone de un plan s¨®lido contra la crisis. Lo que no tiene es mucho tiempo para hacerlo.
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