Mladic: "Me hacen acusaciones repugnantes"
El general serbobosnio declara en el banquillo de La Haya que solo "defendi¨® a su pa¨ªs" - Alega estar "gravemente enfermo" - El proceso se reanudar¨¢ el 4 de julio
"Soy el general Ratko Mladic", dijo ayer con voz ronca el antiguo comandante en jefe del Ej¨¦rcito serbobosnio, cuando los jueces le pidieron que se identificara. Fue un momento hist¨®rico, esperado durante los ¨²ltimos 16 a?os por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), que le acusa de genocidio, cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad. Lo fue igualmente para las Madres de Srebrenica, que vieron de nuevo al hombre que califican de "carnicero" de sus maridos e hijos, asesinados en Bosnia en 1995. Solo que esta vez, Mladic iba de paisano y estaba envejecido. Una gorra gris que debi¨® quitarse era el ¨²nico recuerdo de su pasado militar. Eso, y el saludo marcial que hizo al sentarse.
Dio las ¨®rdenes para ejecutar la limpieza ¨¦tnica contra los no serbios, seg¨²n el fiscal
"Quiero vivir para verme libre", dijo en la sala, donde la tensi¨®n era palpable
Durante la siguiente hora y media, rechaz¨® desafiante los 11 cargos que se le imputan. "No he podido leer los 3.000 documentos que me han hecho llegar. Tampoco he firmado nada", puntualiz¨®. Luego apel¨® a su mala salud para acogerse al periodo de gracia legal de un mes. "Estoy muy enfermo y necesito tiempo para ver las monstruosas y repugnantes acusaciones que se me hacen. No quiero escuchar una sola palabra. He defendido a mi pa¨ªs y a mi pueblo y ahora me defiendo yo. Quiero vivir para verme libre", dijo.
Alphons Orie, el magistrado holand¨¦s que presid¨ªa la sesi¨®n, no se inmut¨®. El TPIY abri¨® en 1993. Desde entonces, muchos inculpados han intentado convertirlo en una tribuna para sus discursos pol¨ªticos. El m¨¢s notorio fue el fallecido expresidente serbio Slobodan Milosevic, que era interrumpido a menudo por sus encendidas soflamas en nombre "de la maltratada patria serbia". As¨ª que Orie le aconsej¨® a Mladic que hablara con su abogado, y enumer¨® sin m¨¢s dilaci¨®n las acusaciones. Durante la lectura, la tensi¨®n volvi¨® a palparse en la sala. El exgeneral mantuvo la boca cerrada y un gesto adusto. Si, como asegura, sufri¨® un derrame cerebral, los labios torcidos que exhib¨ªa pueden ser la secuela. Un par de veces, salud¨® con la mano a los seguidores venidos desde Serbia para animarle.
Las Madres de Srebrenica tambi¨¦n le observaban, y sus miradas se cruzaron en algunos momentos cruciales. Como cuando el juez lleg¨® al pasaje de los 8.000 varones musulmanes abatidos en Srebrenica. Para ellas, en su mayor¨ªa rostros an¨®nimos, fue especialmente duro escuchar al acusado presumiendo de su fama. "El mundo entero sabe qui¨¦n soy", afirm¨®. Una madre se pas¨® la mano por el cuello, como queriendo decir que, ahora, ¨¦l era el muerto. Mladic devolvi¨® un amago de sonrisa.
El Tribunal no permiti¨® que las mujeres bosnias desplazadas a La Haya desplegaran, dentro del recinto, una pancarta mostrada fuera y que rezaba: "Mladic, asesino en serie". Pero la tensi¨®n era evidente y casi estall¨® en la zona reservada al p¨²blico. El servicio de seguridad del TPIY tuvo que intervenir para evitar roces entre ambos bandos, los leales al reo y las v¨ªctimas.
"Seg¨²n el fiscal, junto con Radovan Karadzic, l¨ªder pol¨ªtico serbobosnio, Ratko Mladic form¨® una asociaci¨®n de malhechores. Dise?aron un plan de limpieza ¨¦tnica para expulsar a los no serbios de Bosnia. Como comandante en jefe de las tropas serbobosnias, usted dio las ¨®rdenes", concluy¨® el juez. Acabada la lectura, Mladic pidi¨® tiempo libre para explicar sus dolencias. Lo hizo juntando las manos como se hace en el baloncesto. Antes se hab¨ªa quejado de que le trataran "como a un inv¨¢lido". "Estoy enfermo, no ciego, y puedo moverme solo. Si necesito ayuda la pedir¨¦", explic¨®. Aleksandar Aleksic, el letrado nombrado para esta comparecencia, le acompa?¨® en todo momento.
Entre los problemas m¨¦dicos que aduce, Mladic se?ala una depresi¨®n. En el pasado, ya tuvo algo parecido y le trat¨® Karadzic, su jefe pol¨ªtico y psiquiatra de formaci¨®n. Por cierto que este ha dejado clara su opini¨®n sobre el arresto de Mladic. Le parece "lamentable", y espera "poder trabajar juntos para demostrar la falsedad de las acusaciones que nos hacen". Karadzic est¨¢ siendo juzgado desde 2008 por el mismo Tribunal, e iguales cr¨ªmenes, como ide¨®logo de la depuraci¨®n ¨¦tnica.
La pr¨®xima cita de Mladic con los jueces ser¨¢ el 4 de julio. De no declararse inocente o culpable, los jueces rese?ar¨¢n en su nombre la inocencia para arrancar el caso. Si declina elegir un abogado profesional, o bien defenderse solo, pueden asignarle uno de oficio. Si est¨¢ enfermo, le tratar¨¢n. Aunque no quiera, el proceso seguir¨¢ adelante.
Las Madres de Srebrenica piden justicia
Las Madres de Srebrenica son f¨¢ciles de reconocer porque llevan la tragedia en el rostro. Viajan juntas desde hace casi dos d¨¦cadas en las que piden sin tregua justicia para sus muertos. Algunas, como Munira Subasic, admiten con notable entereza que confiaron en su momento en Ratko Mladic, el exjefe supremo de las tropas serbias de Bosnia. "En 1995, le supliqu¨¦ que dejara en libertad a mi esposo y a mi hijo, de 18 a?os. Me escuch¨® y prometi¨® que lo har¨ªa. Le cre¨ª y a¨²n busco sus huesos", dijo ayer. "He venido a mirarle a los ojos y ver si segu¨ªan siendo sanguinarios", a?adi¨® la mujer, s¨ªmbolo con otras miles del genocidio de Srebrenica. El horror que ha marcado la historia europea posterior a la II Guerra Mundial.
No es la primera vez que Subasic y sus compa?eras acuden a La Haya. La ciudad holandesa alberga los dos ¨®rganos judiciales que se han ocupado de Srebrenica: el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), y Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ). Ambos califican la matanza de Srebrenica de genocidio, y ahora las madres esperan que se juzgue al que se?alan como responsable directo de los cr¨ªmenes.
"Mladic se presenta como un h¨¦roe de guerra enfermo. Es una estrategia previsible, pero est¨¢ en perfecto estado mental y puede acabar d¨¢ndole un sesgo pol¨ªtico al proceso", dijo ayer Axel Hagedorn, abogado holand¨¦s que representa a 6.000 madres de Srebrenica.
Para Holanda, el juicio supone revivir el drama que le hizo perder la inocencia. Sus cascos azules proteg¨ªan a los civiles de Srebrenica, pero no contuvieron a las tropas de Mladic. La falta de un mandato claro de Naciones Unidas y de apoyo militar por tierra y aire, ambos demostrados, fue utilizada para justificar el humillante abandono de la poblaci¨®n. La pesadilla, de todos modos, contin¨²a en la memoria colectiva. "Las madres no entienden que el presidente de la sala sea un holand¨¦s. Suponen que lo cambiar¨¢n", dijo el abogado. Es lo m¨¢s probable. La audiencia de ayer era preliminar. El TPIY debe nombrar a¨²n a los jueces de la sala que ver¨¢n el juicio m¨¢s dif¨ªcil de su historia.
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