A los pies (descalzos) de la princesa
Shakira Isabel Mebarak es due?a de funcionalidades corporales que solo en muy raros casos se manifiestan en la especie humana. Lo sab¨ªamos de otras veces, pero la colombiana volvi¨® a demostrarlo anoche en el Vicente Calder¨®n cuando en el cuarto tema, Suerte, invit¨® a cinco mocetonas a subir al escenario para "calentar caderas". Las escogidas eran guapas, j¨®venes y estilosas, pero ninguna fue capaz de emular, ni lejanamente, ese zigzagueo de pelvis con el que la cantante hechiza a sus cong¨¦neres. Esta muchacha debi¨® llegar al mundo con una configuraci¨®n ¨®sea diferente, vive Dios.
Se hizo de rogar la de Barranquilla, que no irrumpi¨® en escena hasta las 22.27 para dar tiempo a que los 40.000 espectadores encontraran acomodo en el monumental caos organizativo del estadio. Nadie pareci¨® inquietarse, entretenido como estaba el personal con la merendola y el arsenal de lucecitas azules que proporcionaban los patrocinadores. Pero en cuanto son¨® el primer ¨¦xito, Te dejo Madrid, las butacas se tornaron in¨²tiles: Shakira y las localidades de sentado son conceptos incompatibles.
A m¨¢s de un madridista se le planteaba ayer un trance delicado: sucumbir a los encantos de la diva del guapo cul¨¦ en pleno santuario atl¨¦tico. Menos mal que en temporada estival decrece la militancia balomp¨¦dica y que la agitaci¨®n masiva (de cinturas) propicia hermanamientos universales, sin distingos de credos. Pero, por si acaso, la rubicunda artista se encarg¨® de lanzar un mensaje conciliador la primera vez que hizo uso de la palabra. "Esta noche, Madrid, soy toda tuya", anunci¨®, tal vez recordando que tiene al mozo concentrado en Providence, al otro lado del oc¨¦ano.
La barranquillera ha optado por un concepto relativamente austero para esta gira mundial de Sale el sol. No hay grandes efectos especiales. Pero a Shakira le bastan sus avasalladores encantos felinos y el poder¨ªo de diez o doce ¨¦xitos incontestables para mantener la tensi¨®n en las gradas. La segunda mitad del espect¨¢culo, a partir de Ciega sordomuda, es un frenes¨ª de adrenalina del que solo descansamos un poco mientras nuestra protagonista ejecutaba las danzas orientales de Ojos as¨ª. Y que no se deje de notar esa sangre libanesa.
Antes hubo alg¨²n otro momento curioso, como esa versi¨®n entre andina y camer¨ªstica de Nothing else matters, el cl¨¢sico de Metallica; o el preludio de flamenco-para-guiris de Gitana, en el que Shakira Isabel aprovech¨® para marcarse un t¨®rrido sobeteo con su percusionista morenazo. No todo van a ser rubios de ojos azules, en efecto. Pero hasta los madridistas envidiaron ayer a ese defensa central que, como ellos ayer, tambi¨¦n cay¨® rendido a los pies (descalzos) de su princesa. Al filo de la medianoche, tras las inevitables y anheladas sacudidas de Hips don't lie y Waka Waka, lleg¨® el momento de la recogida. Sin Shakira del brazo. L¨¢stima.
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