S¨ª al valenci¨¤
El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, pasar¨¢ a la historia de la Comunidad Valenciana por muchas razones, pero seguro que por ninguna de las que le gustar¨ªa ser recordado. Una ser¨¢ la renuncia a una de sus m¨¢s queridas banderas, la que enarbol¨® con m¨¢s energ¨ªa cuando en junio de 2003 lleg¨® a la presidencia del Consell: la defensa del valenciano. Esta es la historia de una deserci¨®n.
Un valencianista con freno y marcha atr¨¢s. Meses antes de que diera comienzo la campa?a de las elecciones auton¨®micas de 2003, Camps, en una mesa del desaparecido Chacalay de Valencia y muy cerca del escritor Ferran Torrent, se defin¨ªa pol¨ªticamente como "m¨¢s que un autonomista radical". Sus declaraciones en la campa?a asegurando que su modelo de televisi¨®n p¨²blica valenciana era Punt 2 frente al castellanizado Canal 9 y su discurso de investidura (el primero que un candidato a la presidencia de la Generalitat pronunciaba ¨ªntegramente en valenciano) hicieron concebir no pocas esperanzas a quienes desde posiciones ideol¨®gicas contrarias se identificaban con el valencianismo. La Declaraci¨® d'Ares del Maestre, realizada el 1 de octubre de 2003 por el entonces consejero de Educaci¨®n y Cultura, Esteban Gonz¨¢lez Pons, en la localidad desde donde Jaume I inici¨® la conquista del Reino de Valencia, aliment¨® a¨²n m¨¢s esas esperanzas. En ella se establec¨ªa el valenciano como lengua prioritaria de la Administraci¨®n. Pero una semana despu¨¦s todas aquellas ilusiones se convirtieron en humo. El 8 de octubre, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, un nacionalista espa?ol, recuerda a Camps y a Pons que no se hab¨ªan ganado unas elecciones para que Valencia se convirtiera en una comunidad nacionalista y les exige que retiren la Declaraci¨® d'Ares o ¨¦l mismo se desplazar¨¢ hasta la Comunidad Valenciana para anunciar su eliminaci¨®n. No hizo falta m¨¢s. Camps tuvo que elegir entre la dimisi¨®n o su regreso a la ortodoxia del PP para ofrendar nuevas glorias a Espa?a. Y, obviamente, escogi¨® lo segundo.
Camps tuvo que elegir entre la dimisi¨®n o la ortodoxia del PP para ofrendar nuevas glorias a Espa?a
Una vuelta de tuerca. No hizo falta mucho tiempo para comprobar hasta qu¨¦ punto las amenazas de Aznar hab¨ªan surtido efecto. Apenas un a?o despu¨¦s ya eran perceptibles la supresi¨®n de las l¨ªneas de ense?anza en valenciano y las dificultades para continuar los estudios en este idioma. A Alejandro Font de Mora, que hab¨ªa sustituido a Gonz¨¢lez Pons en la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, le falt¨® tiempo para revelar su autoritarismo. El 22 de diciembre de 2004 irrumpi¨® en el pleno de la Acad¨¨mia Valencia de la Llengua (AVL), donde se iba a debatir un dictamen sobre la unidad ling¨¹¨ªstica entre el valenciano y el catal¨¢n, amenazando a los acad¨¦micos con todo tipo de acciones legales si segu¨ªan adelante con su propuesta. La presidenta de la Acad¨¨mia, que no en vano anteriormente hab¨ªa sido diputada por el PP, levant¨® el punto del orden del d¨ªa y suprimi¨® el debate. La ley de creaci¨®n de la AVL recoge que valenciano y catal¨¢n pertenecen al mismo sistema ling¨¹¨ªstico, pero eso nunca ha frenado al PP a la hora de predicar el secesionismo. La situaci¨®n del valenciano en la ense?anza p¨²blica fue degrad¨¢ndose m¨¢s y m¨¢s. A primeros de este a?o, la oferta de la ense?anza del idioma propio en educaci¨®n infantil y primaria no llegaba al 45% en la red p¨²blica. La consejer¨ªa obvia que la demanda de ense?anza en valenciano es superior a la oferta, llegando a mandar profesores que desconocen el idioma a dar clases en castellano en las l¨ªneas en valenciano.
La trampa del triling¨¹ismo. Con el ingl¨¦s como bandera de la modernidad, Camps y Font de Mora han cometido todo tipo de ocurrencias, la m¨¢s notable de las cuales fue la de dar la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa en el idioma de Shakespeare. No solo fueron el rid¨ªculo en toda Espa?a sino que, adem¨¢s, qued¨® claro que la Comunidad Valenciana no ten¨ªa docentes suficientes para ense?ar en ingl¨¦s. Este hecho incontestable no les ha detenido a la hora de proponer una modelo de ense?anza triling¨¹e plagado de trampas y mentiras, iniciando la casa por el tejado. Un modelo que sigue sin tener profesores con los suficientes conocimientos de ingl¨¦s para desarrollarse, un proyecto, palabras del consejero, que costar¨¢ 10 a?os de implantar porque hasta entonces no habr¨¢ suficientes docentes capacitados para dar un tercio de las asignaturas en ese idioma. Una propuesta que liquida las l¨ªneas de ense?anza del valenciano y va a dejar herido de muerte a uno de los idiomas cooficiales de la Comunidad.
El fin de un idioma. El PP va a liquidar por la v¨ªa de los hechos la Llei d'?s i Ensenyament del Valenci¨¤. Una ley consensuada que, aun con timidez, viene aplic¨¢ndose con una amplia aceptaci¨®n social y sin apenas rechazo. Una ley que pretende conseguir la equidad entre el valenciano y el castellano y a la que a¨²n le quedaba un largo camino que recorrer; pero que Camps y Font de Mora suprimir¨¢n con la excusa del ingl¨¦s y con el ¨²nico objetivo de la castellanizaci¨®n de la ense?anza porque son incapaces de formar docentes en ingl¨¦s. Y aniquilada la Llei d'?s y las l¨ªneas de ense?anza en el idioma propio de la Comunidad, el heredero de los botiflers del siglo XVIII de Vila-real liquidar¨¢ el valenciano.
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